Llevando un crucifijo o medalla mantendrás la presencia de Dios

Las cruces o medallas que se llevan en la ropa o colgadas del cuello pueden ser recordatorios útiles para llevar una vida virtuosa, es una forma muy sencilla de mantener nuestra alma centrada en Jesús a lo largo del día. 

Esta es una práctica adoptada por muchos cristianos, y una forma de reforzar su propósito es ofrecer breves oraciones cada vez que la veamos o la toquemos.

Se trata de una tradición muy apreciada, que se remonta al menos al siglo XIX, como se explica en las Glorias de la Iglesia Católica:

«No se puede expresar cuánto perdemos cada día… por olvidar a nuestro Señor y Salvador Jesucristo; el remedio para ello, y el medio más fácil de repararlo, es tener alguna señal o marca visible que señale nuestra negligencia, y nos haga hacer oraciones cortas y frecuentes cada día: la cruz, de todas las demás, es la más venerable y augusta, y la más capaz de animarnos, por ser el instrumento de nuestra redención, y la insignia de un cristiano. Por esta razón, muchos llevan en sus mangas una cruz de seda o de algún otro hilo, o de dos alfileres cruzados, en memoria de nuestro Señor crucificado».

No hay un tipo de oración «fija» que deba decirse al ver su cruz, sino que puede ser cualquier cosa que conmueva su corazón. A veces, puede que ni siquiera digas una palabra, sino que mires con cariño la cruz.

Di aquello que se te presente primero, o en lo que encuentres mayor gusto, como: «¡Oh, Jesús mío! ¡Oh, mi amor! Oh, mi queridísimo Salvador! ¡Mi Dios y mi todo!». O, sin decir nada, mira amorosamente tu cruz o crucifijo, o bésalo, o inclina tu cabeza y tu corazón dulcemente hacia él.

Los demás lo verán, lo cual es otra loable devoción.

Así pues, al mirar o besar esta señal, te propones practicar los actos más excelentes de todas las virtudes, de la fe, de la esperanza y del amor, y rezar por los vivos, los moribundos y los muertos, y particularmente por aquellos por los que estás más obligado a rezar. Algunas personas besan su señal treinta y tres veces al día, en honor a los años de la vida de nuestro Señor.

Esta es una de las devociones más sencillas y adaptables que cualquiera puede hacer, independientemente de su estado de vida.

Si quieres mantenerte cerca de Jesús a lo largo del día, considera llevar una cruz en la forma que mejor te convenga. (Y no te olvides de hacer que un sacerdote te la bendiga)

(NT: Esta práctica se puede extender a la costumbre de tener estampas, cuadros de la Virgen, un crucifijo… en casa, lugar de trabajo…)

Philip Kosloski

https://religionlavozlibre.blogspot.com/2021/02/llevando-un-crucifijo-o-medalla.html?m=1

Medalla de la Salvación
Medallón Sello del Dios Vivo

Nunca se avergüencen de las cruces que usan

Mensaje del Libro de la Verdad 

21 noviembre 2010

Nunca se sientan insultados cuando los no creyentes ríen y se burlan de ustedes cuando rezan. Nunca se avergüencen de las cruces que usan para su protección. No escondan estos símbolos del amor que tienen por Mí, su Divino Salvador, por Mi Padre Eterno o por el Espíritu Santo. Al usar orgullosamente estas insignias de santo honor, guiarán a otros hacia Mí. A pesar del desprecio exterior que puedan experimentar de esta gente, ellos interiormente los envidian por su fe. Muchos de estos observadores sienten un vacío hueco por dentro, debido a su falta de fe. La oración, hijos Míos, puede ayudarme a recobrar sus almas. Digan esta oración por ellos:

“Mi querido Señor, yo te extiendo mis brazos para pedirte que acojas a mi amado hermano/a en Tus amorosos brazos. Bendícelos con tu Sagrada Sangre y concédeles la gracia necesarias para permitirles recibir el espíritu de Tu amor para guiarlos a la salvación eterna.”

Cuando ustedes, Mis creyentes, sean desafiados abiertamente por otros acerca de su fe, primero digan esto.

 “Soy un seguidor de Cristo, Quien sufrió la muerte a manos de no creyentes. Debido a eso, como seguidor de Cristo, sufriré siempre a causa de mi amor por Él, la humillación de otros. Esta es la cruz que llevo y estoy orgulloso de este hecho. Él, mi Salvador, murió no solo por mis pecados sino también por los vuestros .”

Cuando ellos se jacten orgullosamente de ser agnósticos o ateos díganles esto. Pregúntenles ¿se sentirán diferentes cuando su vida en esta tierra se acerque a su fin? Entonces denles este consejo. En su lecho de muerte recuerden esta oración de la Divina Misericordia, incluso si todavía están inseguros. Abran ustedes sus corazones y pidan a Mi Padre Eterno que a ellos los perdone. Recuerden Mi promesa. Como juez, al igual que como su Salvador, Yo perdonaré – hasta el último aliento de cada uno de Mis hijos en esta tierra. Díganles que recen mucho, para que puedan abrir sus corazones por esta vez.

La oración conduce a todos Mis hijos más cerca a Mi Reino en la tierra cuando el Cielo y la Tierra se fundirán como uno. El poder de la oración solo será entendido verdaderamente cuando Mis hijos abran sus corazones y llamen. Pidan, y si es la voluntad de Dios, sus plegarias serán contestadas. (….)

Su Divino Salvador y Juez

Jesucristo, Hijo del Padre Eterno

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