«España, transformada en un “campo de exterminio»»

Lo he dicho en varias ocasiones. Esta es la hora en la que vuelven los “bárbaros” que, embriagados de poder, no saben sostener la casa común, el hogar familiar que ha significado y significa España.

José Antonio Reig Pla *

«La eutanasia acaba con todos los derechos. Ya no quedan los bienes indisponibles. Lo que viene después son las leyes que propicien el “transhumanismo”. Esta es la hora en la que vuelven los “bárbaros” que, embriagados de poder, no saben sostener la casa común, el hogar familiar que ha significado y significa España. Son tiempos en los que la Iglesia católica no puede mirar hacia otra parte: España necesita a Cristo, en quien refulge el esplendor de la verdad de la persona». Tras la aprobación de la ley de la eutanasia, la Brújula publica la contundente declaración de mons. Juan Antonio Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares.

Protesta frente al Congreso el 20 de marzo

Le tenían ganas. La España tradicionalmente católica y que expandió la fe allende los mares, era un enemigo a batir por sí misma y por su repercusión en los pueblos hermanos de Hispanoamérica, Filipinas, el mismo contexto europeo y la influencia en todo el mundo de nuestros misioneros, activos colaboradores con la transmisión de la fe.

Avanzada la llamada transición política, y con una Constitución española llena de ambigüedades, las fuerzas laicistas unidas a las fuerzas políticas partidarias de la relativización cultural, moral y religiosa de nuestro pueblo, han conseguido, – con la aprobación de leyes que permiten destruir la vida por nacer, tanto en el seno materno como en los laboratorios, y ahora con la aprobación de la Ley de la eutanasia, – convertir a España en un “campo de exterminio.

El “tsunami” de leyes que desregulariza el patrimonio cultural y espiritual de España, enarbolando siempre la bandera de la “libertad”, comenzó con la ley del divorcio (1981), a la que siguieron la despenalización del aborto (1985), la ley sobre técnicas de reproducción asistida (1988), la ley que permite el así llamado matrimonio civil entre personas del mismo sexo (2005), la ley del divorcio “exprés” y el repudio (2005), la introducción de la asignatura “Educación para la ciudadanía” que hacía presente la “ideología de género” en la escuela (2006), la ley sobre técnicas de reproducción asistida (2006), la ley Aido sobre la interrupción del embarazo y la salud sexual y reproductiva (2010), la ley de investigación biomédica (2011), hasta llegar a las leyes autonómicas sobre “Identidad y expresión de género e Igualdad social y no discriminación” presentes en varias comunidades autónomas de la nación española.

Además de otras propuestas leyes permisivas anunciadas por distintos ministerios, la puntilla final a la libertad de conciencia y a la dignidad de toda vida humana, la han puesto la nueva ley de educación (2020) y la ley de la eutanasia (2021). Con ello las fuerzas globalistas, los lobbies financieros, sus terminales eutanásicas y el laicismo militante pueden darse por vencedores ante un pueblo anestesiado por los medios de comunicación, la fuerte ingeniería social desarrollada con la perversión del lenguaje, un Tribunal constitucional atrapado por el positivismo jurídico y que deja en desamparo lo que naturalmente constituye lo “específicamente humano”: la dignidad y el carácter sagrado de la vida, la diferenciación varón -mujer como riqueza de patrimonio de la humanidad, el bien del matrimonio abierto a la vida y la función social de la familia como pilares que sostienen una sociedad estable y con un horizonte de fraternidad. Con esta ley se consuma el proceso de transformación de la “ley natural” y de los llamados “derechos humanos”, en derechos subjetivos, según los propios deseos de cada uno. Ya no quedan los bienes indisponibles. Lo que viene después son las leyes que propicien el “transhumanismo”.

Hay que repetirlo una vez más. No existe el derecho a la muerte. La eutanasia acaba con todos los derechos. La vida humana es siempre un don que nos precede y que merece ser cuidado personal, familiar y socialmente desde la perspectiva del bien común hasta la muerte natural. Es el don más alto de la creación. De manera particular le corresponde al Estado garantizar este cuidado y protección. No hacerlo lo convierte en un Estado que no cumple su misión y queda ilegitimado en el ejercicio de este poder. Ahora los médicos y el personal sanitario adquieren una nueva responsabilidad de resistencia ante el mal. Las clínicas, los hospitales y los hogares no pueden convertirse en lugares donde no se respete con seguridad y cuidado la vida humana. Rezo por ellos.

No contentos con estas leyes, los nuevos amos han provocado desde las instancias del poder un debilitamiento moral de nuestro pueblo, especialmente entre los niños, adolescentes y jóvenes con una educación sexual al margen del amor y de la capacidad de autogobierno para el bien personal y la relación con las demás personas. Muchos de ellos están atrapados por la pornografía, las adicciones de toda clase y se les ha inoculado un concepto negativo de la libertad. Esta se propone simplemente como autonomía radical del individuo sin otro horizonte que el placer y la utilidad, sin referencia a los bienes indisponibles de la persona que se cultivan por la virtud. Se trata de la destrucción de la libertad en nombre de una libertad sin más contenido que ella misma. Una libertad perversa fuente de numerosos sufrimientos humanos: la destrucción de la vida humana, rupturas familiares, abandono de los niños, desorientación en el sentido de la vida e incluso aumento de la soledad, enfermedades psíquicas y suicidios.

El camino es conocido: manipular el lenguaje, debilitar a la familia como educadora de sus hijos, cambiar las costumbres con ingeniería social y crear una nueva opinión de masas propiciada por la invasión masiva de los medios de comunicación social que han conseguido atravesar el alma y la mente de muchos españoles.

Para todo ello era necesario un punto de partida perseguido desde el principio: favorecer la secularización de la sociedad española para prescindir de Dios y de la tradición católica que sustenta una antropología adecuada que responde a los bienes y a los fines de la persona humana, la familia, la religión y la sociedad. Sin Dios, sin la humanidad de Jesucristo, el hombre va a la deriva y pierde su fundamento estable y un horizonte de eternidad. Por eso prescindir de la tradición católica y debilitar la cultura y las leyes que la puedan sustentar, propicia un multiculturalismo de corte nihilista que acaba siendo un despropósito que deja sin defensas a nuestra sociedad española.

Lo he dicho en varias ocasiones. Esta es la hora en la que vuelven los “bárbaros” que, embriagados de poder, no saben sostener la casa común, el hogar familiar que ha significado y significa España.

Han vuelto los Bárbaros. No podemos callar Mons. Reig Pla

Son tiempos en los que la Iglesia católica no puede mirar hacia otra parte. Son los tiempos de una “nueva evangelización” como nos piden los últimos Pontífices. Lo que está en juego es el bien de las personas y el bien de nuestro pueblo. Es necesario movilizar las conciencias de los católicos y de los hombres de buena voluntad para lograr una gran estrategia a favor de la vida humana. Lo que está enfrente, como decía San Juan Pablo II, es una auténtica “estructura de pecado …  una conjura contra la vida … una guerra de los poderosos contra los débiles” (Evangelium vitae, 12)  Resulta una ironía amarga que en este tiempo de “pandemia”, en vez de cuidar exquisitamente de las necesidades sanitarias y laborales, desde el gobierno de la nación se produzca este asalto a la dignidad de la vida humana y se sea indiferente ante el sufrimiento de tantas personas que reclaman cuidado y protección.

Aunque lo desconozcan los no creyentes, España necesita a Cristo, en quien refulge el esplendor de la verdad de la persona. En estos momentos no podemos renunciar ni al libro de la Creación, Dios creador que ordena con su sabiduría todas las cosas y al mismo hombre, ni a la obra de la Redención expresada en la Cruz de Cristo donde todos hemos sido amados hasta el extremo. Sin ese amor y sin el perdón no podemos vivir. Así lo han testimoniado todos los Santos que pueblan  con la Virgen María toda nuestra geografía española.

Como no puede ser de otra manera nuestra palabra como Iglesia pasa siempre por la reconciliación y el perdón. Esto se hace posible porque antes hemos sido perdonados por Dios y, en Cristo, ha sido vencido el pecado y la muerte. Estamos en Cuaresma y nos encaminamos a la Pascua: el triunfo de la resurrección y la Vida. Por eso estamos llamados a la esperanza. Todas las fuerzas del mal son insignificantes ante el poder y la misericordia de Dios: “Deus est semper maior”.

Concluyo invocando a San José, custodio de la Sagrada Familia, protector de la Iglesia y abogado de la buena muerte. Que, bajo su protección, España camine por caminos de justicia y de paz rumbo al cielo, nuestra patria definitiva.

*Obispo Complutense de Alcalá de Henares

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Brújula Cotidiana

Los Diez Mandamientos, dados al mundo por Mi Padre a través del profeta Moisés, están siendo reescritos por el hombre

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹

8 de julio de 2013

Mi amadísima hija, cuando quiera que sientas que hay poca esperanza para los pecadores, por favor recuerda que Mi Gran Misericordia es incesante. No hay ni una sola alma en el mundo que no desee acoger y traerles el Don de Salvación. Amo a todos vosotros. Yo perdono a todos los que me suplicáis, por el Don de la Redención, pero esto no significa que no castigue a aquellos que cometen pecado grave.

Los Diez Mandamientos, dados al mundo por Mi Padre a través del profeta Moisés, están siendo reescritos por el hombre. Han sido despedazados, torcidos y dado nuevo significado, para que el hombre pueda aprobar el pecado.

Idolatráis dioses falsos y justificáis esto. Estáis viviendo una mentira terrible cuando insultáis a Mi Padre de esta manera y sin embargo, cuando la Verdad sea mostrada a los paganos, ellos se arrepentirán y Yo estaré esperando para abrazarlos.

Os matáis unos a otros y decís que estáis simplemente mostrando misericordia cuando hacéis esto. Legalizáis el asesinato, la ejecución, la eutanasia y el aborto y decís que estas son cosas buenas. Esto es el mal en su peor momento, cuando desafíáis al Autor de toda vida – el Creador del Cielo y la Tierra – al alterar las Leyes Divinas de Dios. Sin embargo, cuando mostréis verdadero remordimiento, Yo también estaré esperando para acogeros en Mis Brazos.

Saqueáis lo que no os pertenece y robáis de los indigentes, con el fin de satisfacer vuestra lujuria por más. Cometéis terribles pecados de la carne, los que están por debajo de la dignidad del hombre y os comportáis como animales salvajes sueltos en un foso. Vuestra miseria es aborrecible a los Ojos de Dios, pero sin embargo, si acudís a Mí y me rogáis por Misericordia, allí estaré esperando pacientemente. Cuando profanáis a Dios al negaros a aceptar que Él existe y luego tratáis de llevar a Sus hijos con vosotros dentro del abismo con la bestia, Yo todavía estaré esperando cuando volváis y me pidáis que Yo mismo me dé a conocer a vosotros.

Aquellos de vosotros, que aceptáis la Verdad, ya no os tomáis el tiempo para honrarme en el Día de Reposo, porque ponéis vuestras propias necesidades antes que a Mí. Me herís tanto, porque ya sabéis que sois hijos de Dios. Habéis dejado la Casa de vuestro Padre y solo regresaréis cuando no tengáis un techo sobre vuestra cabeza. Y Yo estaré esperando para daros la bienvenida de nuevo.

Vuestro amor por Dios ha disminuido, igual que vuestro amor y respeto por vuestros padres. Vuestros corazones se han endurecido tanto que ya no les mostráis amor ni los cuidáis de la manera que se supone debéis hacerlo.

Maldecís a Dios y juráis, usando Mi Nombre de la manera más irrespetuosa, diariamente, pero no habláis Conmigo de la manera en que Yo deseo. Cuando calumniáis a otros, a Mí me calumniáis. Cuando dañáis la reputación de otra persona, destruís Mi Amor. Y, sin embargo, os perdonaré, cuando mostréis remordimiento.

Mostráis falta de respeto por la institución del matrimonio y no le dáis importancia al abuso de este Santísimo Sacramento. Insultáis a Dios aún más cuando continuáis buscando Sus bendiciones en matrimonios, cuando Él no los reconoce, ni puede reconocerlos. Sin embargo, continuáis insultándolo.

Tan obsesionados estáis con la búsqueda de bienes mundanos y tan infestados estáis con ambiciones malsanas, que destruís a aquellas personas que se ponen en vuestro camino. A pesar de esto, os mostraré Misericordia, si regresáis a Mí.

Ningún pecado, con la excepción de blasfemia contra el Espíritu Santo, es tan malo que no pueda ser perdonado. Imploro a todos vosotros que examinéis vuestra conciencia y os reconciliéis Conmigo, una vez más.

Yo Soy Paciente. Yo Soy Amor. Yo Soy vuestra Salvación. Yo estoy esperando. Por favor, venid a Mí pronto, ya que os amo con una pasión insondable. No descansaré hasta que os haya salvado a todos vosotros.

Vuestro Jesús

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