Nuestro Escudo es nuestra Fe, nuestra arma es el Patriotismo y ¡Sólo Jesucristo es nuestro Rey!

Estamos llamados, a dar testimonio de nuestro amor a Dios y a defender la verdad de la fe, por la que nuestra patria España y las Españas, es decir, toda Hispanoamérica, así como Filipinas, Guinea Ecuatorial, etc.), tanto han luchado a lo largo de la historia.

Son muchos los demonios que acechan nuestra vida, el demonio de la desesperanza, el demonio de la apatía, el demonio del miedo, el demonio de la ira, el demonio de la falta de confianza, el demonio de la falta de caridad, el demonio del materialismo, el demonio de la envidia, el demonio del odio…

Son tantos y tantos demonios, que, a veces, parece tan difícil combatirlos, que ni siquiera lo intentamos y nos dejamos arrastrar por las voces de las mayorías que, normalmente, están a favor de todos estos demonios o los sustentan de algún modo. De forma que a todos ellos se suma un demonio mayor, el de la inercia que supone seguir lo que dice la mayoría, o lo considerado como correcto por todos, y, así, discurre nuestra vida como si no hubiera otra vida después de esta, olvidando lo que nuestra conciencia nos dicta y la intuición de lo que nuestro corazón señala como correcto, para hacer lo que resulta más fácil: seguir los dictados de las mayorías, lo “políticamente correcto”,….

A veces esa fuerza de las mayorías, se ha arraigado de tal forma en nuestra sociedad y en nuestra mente, sustentada de forma especial por los medios de manipulación masiva (los llamados medios de comunicación), que incluso es difícil ver ya qué es lo correcto.

Hoy estamos llamados a olvidar lo que dicen los demás, y, especialmente, lo que dice la mayoría. Estamos llamados a olvidar todo aquello que se anuncia como válido o correcto por una mayoría que ha olvidado a Dios, para volver nuestro corazón y nuestro actuar al lado correcto, a lo único importante, a Dios.

Se han trasformado los valores cristianos, sustituyéndolos por otros “de dudosa procedencia”, que ponen el acento no en la vida, sino en la muerte, no en el amor, sino en el odio, no en la espiritualidad, sino en el materialismo, no en la verdad sino en el consenso, …y así un largo etcétera. Se pretende que la sociedad entera y cada individuo en particular vuelva su espalda a Dios, y se vacíe interiormente de todo atisbo de bondad y de fe, para ser así más manipulable, más abierto a las nuevas tendencias, más abierto a la “modernidad”. Como si la “modernidad” fuese un valor en sí mismo, al que debamos supeditar toda nuestra cultura y todos nuestros valores.

En estas líneas queremos dar testimonio de todo lo contrario. Testimonio de que la verdad y la vida deben ser nuestros ideales en nuestro día a día. Testimonio de que nuestra obediencia se debe solo a Dios, cuando los valores que se propugnan por parte de individuos, entidades, estados o instituciones, no responden a verdaderos valores cristianos. Estamos llamados, en definitiva, a dar testimonio de nuestro amor a Dios y a defender la verdad de la fe, por la que nuestra patria España y las Españas, es decir, toda Hispanoamérica, así como otros lugares (como Filipinas, Guinea Ecuatorial, etc.), tanto han luchado a lo largo de la historia.

Admiramos el ejemplo y valor de otro país que, al igual que España e Hispanoamérica, tiene al catolicismo como sello de identidad: Polonia.

Como ocurre con nuestro pueblo, la historia del pueblo polaco está íntimamente ligada a la religión católica. Tanto Polonia como España y muchos países de Hispanoamérica (como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay, Venezuela, etc.) profesan profunda devoción a la Santísima Inmaculada Concepción, y, también, se profesa profunda devoción tanto en nuestros pueblos como en Polonia, a Santiago Apóstol (con numerosas iglesias dedicadas al Santo y numerosos peregrinos polacos que hacen el Camino de Santiago ya desde el siglo XIV).

Unidos en la oración con nuestros hermanos polacos y con todos los hijos de Dios, pedimos que el Espíritu Santo se derrame sobre nosotros y la Preciosísima Sangre de Cristo nos limpie y libere de todos los demonios que nos acechan y tratan de impedir que ayudemos a que el Reino de Dios se haga realidad.


Venga a nosotros Tu Reino Señor,
Nuestro escudo es nuestra fe,
Nuestra arma el patriotismo,
Y ¡¡solo tu Señor, eres Nuestro Rey!!

🛡️Ejército Remanente

Muchos de vosotros que decís ahora que me amáis, me traicionaréis como lo hizo Judas

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹

22 de febrero de 2014

Del dolor vendrá la alegría, de la desesperación vendrá la esperanza y de la persecución vendrá la libertad, si todo me lo entregáis a Mí en plena confianza y para la Gloria de Dios.

Todas las criaturas del Cielo, sobre la Tierra y debajo de la Tierra se arrodillarán ante el Señor – todos, sin excepción.  Pero el hombre,  débil y caído, no le da Gloria a Dios – incluso los más devotos y santos – cuando fracasan en rendirse completamente ante Mi Padre, a través de Mí, Su único Hijo, Jesucristo. Mientras el espíritu del mal exista en el mundo, el hombre no será digno de permanecer de pie ante Mí. No podréis arrodillaros ante Mí, cuando estéis llenos de vuestra auto-suficiencia. Yo no os puedo oír, cuando me excluís, como los tiranos que seréis, cuando Satanás os llene vuestras mentes con pecados de los sentidos. Solo aquellos que vengáis ante Mí limpios, habiéndoos reconciliado Conmigo, podréis estar ciertamente unidos Conmigo.

Cuando camináis como reyes y mandáis a otros, cuando os sentáis sobre tronos terrenales, nunca podréis ser sirvientes Míos. Cuando me servís de verdad, sin importar cual sea vuestra labor, siempre hablaréis la Verdad. Siempre sabréis que cuando proclamáis Mi Santa Palabra, ella siempre os acarreará muchas críticas. Pronto, la Verdadera Palabra ya no será más mencionada por aquellos que infiltran Mi Iglesia en las altas esferas, pretendiendo amarme pero que, en realidad, me detestan. Entonces, a fin de que vosotros, los creyentes, permanezcáis Conmigo y en Mí, necesitaréis mucho valor.

¿Cuántos de vosotros tenéis este valor? ¿Cuántos de vosotros seréis capaces de sufrir la persecución, la cual llegará cuando proclaméis la Verdad? Así que es así, con pesar de corazón, que os debo informar de que muchos de vosotros, que decís ahora que me amáis, me traicionaréis como lo hizo Judas. Por eso, cuando Mi Santa Palabra sea cambiada, para así convertirse en un recipiente vacío y estéril, muchos de vosotros aceptaréis esta falsa doctrina. Muchísimos de vosotros rechazaréis esta Misión y le daréis la espalda a Mi Cáliz de Salvación.

Debéis recitar esta Cruzada de Oración, para que os ayude a permanecer fieles a Mi Palabra.

Cruzada de Oración (136) Para mantener Tu Palabra

Queridísimo Jesus, ayúdame a escuchar Tu Palabra. Vivir Tu Palabra. Hablar

Tu Palabra. Impartir Tu Palabra.

Dame las fuerzas para defender la Verdad, incluso cuando sea perseguido por ello. Ayúdame a mantener Tu Palabra viva, cuando ella sea ahogada por Tus enemigos.

Déjame sentir Tu Coraje cuando esté decaído

Lléname de Tu Fuerza cuando esté débil.

Dame la Gracia de permanecer digno, cuando las puertas del Infierno crezcan y aumenten contra Mí, por permanecer leal a Tu Santísima Voluntad. Amén.

Todos los demonios del Infierno, maldicen esta Misión, Mi última en la Tierra. Requerirá gran resistencia, tremendo valor y un profundo amor a Mí, vuestro Jesús, para que permanezcáis leales a Mí. Los débiles caerán primero. Los tibios serán los siguientes y luego solo aquellos que permanezcan puros de corazón y sin miedo se quedarán aguantando de pie.

Vuestro Jesús

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