Mons. Viganò: “En el Vaticano, el golpe de la Iglesia Profunda ha llevado al poder a la anti-iglesia masónica de la Sinagoga de Satán”

La verdad se vuelve cada vez más urgente. Sólo a través de información crítica se puede contrarrestar el flujo uniforme de propaganda y devolver valor al debate público. Hablamos de ello con Mons. Carlo Maria Viganò en esta entrevista exclusiva especialmente en referencia a la Iglesia del ‘Papa Francisco’ .

Por Andrea Caldart, Quotidianoweb.it

En el mundo actual, ser etiquetado como manifestante requiere poco: simplemente no alinearse con el sistema, con el pensamiento dominante o con la aparente calma del «de todos modos, nada cambia». Pero lo que realmente requiere valentía es defender la verdad.

En un contexto en el que muchos optan por no profundizar más, apoyándose pasivamente en la narrativa propuesta por los principales medios de comunicación, la necesidad de una búsqueda independiente de la verdad se vuelve cada vez más urgente. Sólo a través de información crítica se puede contrarrestar el flujo uniforme de propaganda y devolver valor al debate público.

Hablamos de ello con Mons. Carlo Maria Viganò en esta entrevista exclusiva, especialmente en referencia a la Iglesia del Papa Francisco.

  • La Iglesia de Bergoglio parece estar en crisis: muchos fieles siguen viendo que este Papa excomulga a sacerdotes y a otras personas, porque presentan pruebas de que el Papa Benedicto XVI nunca ha renunciado al «munus» petrino. Monseñor Viganò, ¿en qué Iglesia vivimos?

La «iglesia» de Bergoglio no sólo está alborotada: está en pleno delirio. Si esto puede suceder, es precisamente porque ya no es la Iglesia católica, sino su escandalosa falsificación, y porque en lugar del Papa, en el Trono de Pedro, se sienta un tirano herético y usurpador. La ruptura entre  munus  y  ministerium  es un artificio producido por el pensamiento hegeliano de Joseph Ratzinger – Benedicto XVI: lo expliqué ampliamente en mi discurso sobre el tema, hablando del «papado descompuesto». Quisiera aprovechar esta oportunidad para reiterar aquí un concepto que considero fundamental: cualquier ataque a la institución divina del Papado (y, con él, a la Iglesia) tiene como objetivo último la transformación del poder sagrado del poder romano del Pontífice, que es Vicario y lugarteniente de la Autoridad única, la de Cristo Pontífice, en un poder de origen humano, según el modelo de las modernas democracias liberales con sistema parlamentario. Esto es, además, lo que pretende la doctrina herética sobre  la sinodalidad : socava la constitución divina y el carácter monárquico de la Iglesia, deseado por su divino Fundador, Nuestro Señor Jesucristo, que es Rey no sólo de las sociedades temporales, sino también – y sobre todo – de la sociedad religiosa, es decir, de la Iglesia católica, Cuerpo Místico del que Él es Cabeza.

Si Bergoglio fuera Papa, la promesa de asistencia especial hecha por el Señor al Príncipe de los Apóstoles y a sus Sucesores sería infundada y falsa, lo cual es completamente inconcebible, además de contrario a la Fe. Por tanto, si Bergoglio puede ejercer su acción destructiva sobre la Iglesia y difundir sus errores, es porque su autoridad ha sido usurpada con premeditación y fraude, y como tal es nula. Quien piense que la crisis comenzó con este «pontificado» se equivoca: el deseo de alterar el papado romano se remonta al Concilio Vaticano II, continuó con la encíclica  Ut unum sint  de Juan Pablo II y fue confirmado por la anomalía de la Renuncia de Benedicto XVI y está refrendada – en plena coherencia con los Predecesores – por Bergoglio con el Documento de Estudio  El Obispo de Roma  del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de Cristianos. Redefinir el Papado «en clave ecuménica y sinodal» es el  modus operandi  típico de los herejes para ocultar tras fórmulas vagas una acción deliberadamente subversiva, contraria a la fe y a la práctica constante de la Iglesia católica romana.

Hay que tomar nota del golpe de Estado tramado por la  Iglesia profunda  y que llevó al poder, hasta la cima de la jerarquía católica, a las quintas columnas del enemigo, es decir, la antiiglesia masónica, la Sinagoga de Satán.

  • A lo largo de los años usted ha planteado diversas críticas sobre el tema de la transparencia y la gestión de los problemas internos de la Iglesia. ¿Qué pasos cree que son esenciales para restablecer la confianza de los fieles?

Lo que llamáis en lenguaje burocrático «transparencia» encuentra su corresponsal religioso en saber que estamos siempre bajo la mirada de Dios. Nada se le escapa a Nuestro Señor: ni lo que hacemos, ni lo que vamos a hacer, ni las intenciones que nos mueven. Si quienes apoyan a Bergoglio y ratifican su fraude actuaran con esta conciencia, ni siquiera lo habrían admitido en el Cónclave. Para que el golpe tuviera éxito era necesario poder contar con una Jerarquía corrupta y chantajeable: la corrupción de la voluntad en la violación de los principios morales iba acompañada de la corrupción del intelecto en la progresiva adulteración de la Fe católica y , incluso antes, en la demolición de la filosofía aristotélico-tomista, que como único sistema filosófico sólidamente anclado a la realidad y compatible con la Revelación divina debía necesariamente ser eliminado.

La Revolución, en su  matriz ontológicamente  anticristiana y anticrística, negó el origen divino de la autoridad terrenal, liberando a los gobernantes de su obligación de ejercer el poder dentro de los confines del Bien como expresión del Señorío supremo de Cristo. Esto hizo que la autoridad –civil y eclesiástica– fuera autorreferencial  y esencialmente tiránica, pervirtiendo la obediencia cristiana en una complicidad servil. Los ciudadanos y los creyentes se encontraron obedeciendo al poder temporal y espiritual incluso cuando éste traicionaba su propio propósito; y desobedecer al verdadero y único titular de la Autoridad, Nuestro Señor, confinado por el secularismo liberal y conciliar a la esfera privada de los individuos. Sin romper el vínculo entre Cristo Rey, Pontífice y Sus representantes en la tierra, nada de lo que hemos visto suceder hubiera sido posible.

A quienes sostienen que la acción subversiva de la jerarquía modernista goza, no obstante, del apoyo y reconocimiento pacífico y universal del pueblo cristiano, se les debe recordar que sesenta años de adoctrinamiento modernista por parte del clero conciliar -y cincuenta años de anarquía herética y sacrílega en el campo litúrgico, poco a poco se han ido normalizando los errores filosóficos, doctrinales y morales que la Santa Iglesia siempre había condenado y combatido. Los pocos que quieran permanecer fieles a la Tradición deben comprender que estamos en tiempos de persecución y apostasía, y deben organizarse para resistir a los lobos vestidos de ovejas y a los falsos pastores. En una espléndida parábola, el Señor nos habla de los falsos pastores y mercenarios, que no se preocupan por las ovejas, y nos recuerda que las ovejas reconocen la voz del Pastor (Jn 10): este es el  sensus Ecclesiæ que permite a la Iglesia sobrevivir incluso en un escondite temporal y en la traición de la Jerarquía.

  • ¿Cómo evalúa el estado actual de la Iglesia católica con respecto a los valores tradicionales y la modernidad?

La Iglesia católica no tiene nada que ver con la Iglesia bergogliana, que es conciliar, sinodal y ecuménica, pero ciertamente no católica. Se hace pasar por tal sólo para obtener la obediencia de sus fieles, sabiendo muy bien que es precisamente sobre esta mentira que su jerarquía puede ejercer su poder. Por otro lado, la ficción de una autoridad subversiva que trabaja contra la institución que preside también es replicada por gobernantes civiles, tanto traidores como usurpadores. Lo desconcertante es ver el nivel de nubosidad de conciencias que ha alcanzado la sociedad, por no saber reaccionar ante la violación de los principios más sagrados y de hecho cooperar pasivamente en su propio exterminio físico y moral.

  • ¿A qué debemos atribuir esta actitud derrotista, incluso de olvido total de las posiciones ideológicas del mundo moderno, por parte de la Iglesia de Bergoglio? 

El deseo de complacer la mentalidad del mundo comenzó cuando la Jerarquía, en su cúspide, dejó de ser un obstáculo para convertirse en cómplice y corresponsable de la difusión de los principios liberales y seculares. Esto sucedió en la Iglesia Católica a través de la revolución permanente inaugurada por el Concilio Vaticano II, que subvirtió completamente toda la «jerarquía de valores» al desplazar arbitraria e ilegítimamente el centro de gravedad del cuerpo eclesial de Dios al mundo, de Cristo al hombre. Esta revolución, que pretende restaurar la centralidad del hombre, de sus derechos y de su «dignidad infinita», niega en consecuencia la centralidad de Dios y lo confina a la esfera privada de la conciencia individual, despojando así a Nuestro Señor de su Señorío universal y privando efectivamente incluso a la Iglesia docente de su propia autoridad. En el momento en que el ejercicio de la autoridad del Papa y de los Obispos encuentra su legitimación en el  consentimiento de los fieles, éstos ya no actúan como vicarios de Cristo (que desde arriba les inviste el poder sagrado de alimentar a su rebaño) sino convertirse en meros representantes de un mandato «colegial» o «sinodal» (y por tanto procedente de abajo). Es evidente que esta autoridad se vuelve autorreferencial y sin límites, por lo tanto esencialmente tiránica.

La afirmación de que la Iglesia debe ser democrática y de que los laicos pueden o deben participar en su gobierno es evidentemente una mentira colosal: no sólo porque contradice la estructura monárquica que Nuestro Señor le dio al fundarla sobre Pedro, sino también porque detrás de la política subversiva La acción de sus partidarios esconde la indescriptible determinación de destruirla, golpeándola en el corazón, es decir, en el Papado.

En la loca ilusión de poder destruir la Iglesia católica, sus enemigos saben bien que la forma más eficaz no es confiar a una multitud lo que una sola persona sabe hacer mejor, sino, por el contrario, poder contar con una corrupta autoridad pervertida, que abusa del poder que disfruta ilegítimamente para imponer a sus súbditos órdenes que son en sí mismas destructivas.

El primer paso hacia esta autodestrucción de la Iglesia se dio precisamente al inculcar en los fieles un sentimiento de inferioridad hacia quienes no profesan la fe, y al convencerlos de que la fe se opone y contradice  a la ciencia, como si el Señor no fue el autor de ambos. El creyente sería, por tanto, un crédulo, un soñador, un engañado que cree en los milagros, en la caída del maná en el desierto, en la curación de los ciegos o cojos de nacimiento, en la multiplicación de los panes y de los peces, en la Resurrección de Cristo y en todos aquellos dogmas que la Iglesia Católica enseña pero que una mente moderna no oscurecida por la «superstición papista» sabe bien que no son más que metáforas y elaboraciones de la «comunidad primitiva». Una comunidad de impostores, en la que la necesidad de dar vida a una institución organizada que pudiera competir con otras religiones inventó desde cero una serie de mitos, el primero de los cuales fue la divinidad de Nuestro Señor. Este es, en definitiva, el pensamiento del modernismo surgido en el siglo XIX, condenado a principios del XX y que fue penetrando progresivamente en la Iglesia hasta imponerse con el Concilio Vaticano II. La visión cientificista  -y no  científica-  de la religión ha convencido al clero y a los fieles a considerarse inferiores y merecedores, en el mejor de los casos, de una tolerancia mal disimulada, pero ciertamente no autorizados a apoyar una Verdad considerada relativa y no universal. En esencia, el diablo logró primero dar el derecho de ciudadanía al error, y luego negar ese derecho a la Verdad reservándolo sólo para el error. La coartada inicial de la libertad para todas las religiones se ha mostrado tal como es: una guerra total contra la única Verdad de Dios para el triunfo de las múltiples mentiras de Satán, príncipe de la mentira.

Jorge Bergoglio, en continuidad con sus inmediatos predecesores -aunque ciertamente de forma más desordenada y agresiva- usurpó la autoridad papal para usarla en contra de sus propios fines, porque sólo haciéndose pasar por Papa podía obtener obediencia inmediata del clero y los laicos. en su plan subversivo. Y son precisamente quienes hoy reconocen a Bergoglio como el Papa legítimo, pero se reservan el derecho de resistirlo y desobedecerlo en lo que consideran contrario al Papado y a la Doctrina católica, quienes hacen que esta situación sea humanamente irreversible, en la que quien debería ser Vicario de Cristo es el principal artífice de la acción disolvente del Papado y de la Iglesia Católica. Pienso en mis hermanos Burke, Sarah, Mueller, Schneider… quienes están haciendo un flaco favor a la Verdad.

  • Surge espontáneamente una pregunta: ¿dónde «existe» hoy la Iglesia católica? ¿Cómo puede existir la Iglesia católica sin una cabeza visible?

La Iglesia católica ciertamente no existe en la Iglesia bergogliana: ciertamente no en el conventículo de cardenales y obispos que apoyan al tirano por miedo, temor, interés, chantaje o aquiescencia. Esto sería suficiente para comprender, desde la perspectiva escatológica del fin de los tiempos y de la persecución final anunciada por las Sagradas Escrituras, la singularidad y el carácter extraordinario de lo que está sucediendo en la Iglesia de Cristo. Por este motivo no es posible evaluar esta crisis según aquellas categorías y normas que la Iglesia se ha dado para tiempos de relativa normalidad. Así, si no podemos separar físicamente la cizaña del buen trigo, al menos podemos distinguir la mala cizaña mientras esperamos que vengan los segadores y la arrojen al fuego.

  • Muchas personas en todo el mundo han dicho que se han salvado de las vacunas forzadas gracias a sus numerosas intervenciones y denuncias del mal y del mal que los gobiernos han hecho y continúan haciendo para implementar el Gran Reinicio y el Nuevo Orden Mundial, y recurriendo a usted. ¿Qué pueden hacer hoy ?

La farsa pandémica, cuyos   crímenes y horrores están apareciendo lentamente incluso en los principales medios de comunicación, ha abierto los ojos a muchas personas intelectualmente honestas, entre ellas también hay ateos y no católicos. Este despertar de conciencias ciertamente constituye una oportunidad para acercarse al Señor, en el momento en que comprenden la unidad del plan satánico y antihumano del Gran Reinicio y reconocen en él la acción de una mente diabólica que en la destrucción del hombre busca anular la Creación de Dios y la Redención obrada por Nuestro Señor.

Lo que podemos hacer es seguir la advertencia de San Pedro: Resistid fuertes en la fesabiendo que vuestros hermanos en todo el mundo sufren el mismo sufrimiento que vosotros (1P 5, 9).

No debemos perder la paz del corazón ni la amistad con Dios ante los acontecimientos que presenciamos. Cuanto más poderoso y cercano al triunfo parece el enemigo, más cerca está su inexorable derrota a manos del Arcángel Miguel. Se nos pide permanecer fieles, y hacerlo con los medios materiales y espirituales que el Señor nos asegura en tiempos de prueba. Organicémonos en pequeñas comunidades, en las que la  Misa habitual sea el corazón palpitante de nuestra acción personal, familiar y social. Preservemos a los niños y a los jóvenes educándolos ante todo en el amor de Dios y de la Virgen Santísima. Demos valor a quienes se sienten solos y abandonados, porque la soledad es una de las armas que utiliza el adversario para postrarnos y hacernos caer. Recemos asiduamente el Santo Rosario. Vivimos en la caridad fraterna, bajo la mirada de Dios.

  • De cara al futuro, ¿cuáles son las prioridades de vuestra misión pastoral y qué mensaje creeis imprescindible transmitir a los fieles en este momento histórico?

La tarea de un Obispo, es decir, de un Sucesor de los Apóstoles, la resume san Pablo (2Tim 4, 1-5):  Te conjuro, delante de Dios y de Cristo Jesús, que debe juzgar a vivos y muertos, por su apariencia y su reino: predicar la palabra, insistir en toda ocasión favorable y desfavorable, convencer, reprender, exhortar con todo tipo de enseñanza y paciencia. De hecho, llegará el tiempo en que ya no tolerarán la sana doctrina, sino que, deseosos de oír, buscarán en gran número maestros según sus propios deseos, y apartarán el oído de la verdad y se volverán a las fábulas. Pero sé vigilante en todo, soporta el sufrimiento, cumple la tarea de evangelista, cumple fielmente tu ministerio . Esto es lo que intento hacer. Esto es lo que haré hasta mi último aliento. Y oro fervientemente para que otros obispos y sacerdotes hagan lo mismo,  delante de Dios y de Cristo Jesús que debe juzgar a vivos y muertos, por su aparición y su reino.

En esta batalla espiritual es fundamental pensar también en el futuro de nuestra sociedad y de la Iglesia. Así, así como en las cosas del mundo muchos se organizan en comunidades para satisfacer necesidades materiales -por ejemplo, obtener alimentos sanos o dar una educación no ideologizada a sus hijos-, también en las cosas espirituales es necesario organizar una resistencia que asegure buenos y santos sacerdotes que continúen celebrando la Misa y los Sacramentos en fidelidad a la Tradición.

La Fundación Exsurge Domine aquí ) tiene como objetivo principal promover y apoyar la formación de nuevas vocaciones sacerdotales, en fidelidad a la Tradición y Liturgia de todos los tiempos, en el amor a la Iglesia Católica Romana y al Papado.

Por Andrea Caldart, Quotidianoweb.it

Fuente: https://www.quotidianoweb.it/inchieste/mons-carlo-maria-vigano-la-chiesa-di-oggi-e-in-pieno-delirio/

Título original: Monseñor Carlo Maria Viganò: “La Iglesia de hoy está en pleno delirio”

Los que traten de defender la Palabra, dentro de Mis Iglesias, serán silenciados con la expulsión

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹

7 de abril de 2014

Las semillas se han sembrado y todos los detalles del plan, para preparar al mundo para el anticristo, se han concluido. Todos los cambios, de los que ustedes serán testigos en el mundo de la política y de Mi Iglesia en la Tierra, están vinculados – así como lo está cada gesto hecho entre las naciones – así como lo está cada ley que desafíe las Leyes de Dios. No es coincidencia que tales leyes estén siendo introducidas en todo el mundo, a tal velocidad como lo están siendo ahora, porque ellas han sido cuidadosamente orquestadas.

Nuevos y repentinos anuncios, respecto a la creación de vínculos entre el Estado y la Iglesia, donde sus leyes llegarán a estar entrelazadas, serán lanzadas sobre ustedes. Los que traten de defender la Palabra, dentro de Mis Iglesias, serán silenciados con la expulsión. Ninguna piedad se mostrará a los que traten de defender Mi Iglesia, porque Mis enemigos declararán que lo contrario es lo cierto. Ustedes, Mis seguidores, serán declarados herejes por desobedecer las nuevas normas, las que dentro de poco serán establecidas por Mi Iglesia. Se les dirá que Mi Iglesia no puede equivocarse y por eso, incluso cuando ustedes defiendan la Verdad, se les aislará. Mi Iglesia nunca errará. Mis líderes elegidos nunca errarán, sino cuando un impostor toma el poder, ustedes no deben seguirlo si declara que la Verdad es una mentira.

Ustedes sabrán, a través del Poder del Espíritu Santo, cuando ese día llegue. Y, en ese día, deben seguirme, a Mí, su Jesús. Rueguen para que obtengan Mi Coraje, y de ese modo pueda Yo sostenerlos, porque necesitarán nervios de acero para seguir siendo fieles a Mí, cuando el mundo vaya a ser forzado a caer de bruces, en total abandono del libre albedrío, ante el anticristo.

Su Jesús

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