
El número no hace la verdad. Pero el número puede resultar muy valioso para cambiar ciertas prácticas inicuas. La lección nos la han dado este fin de semana en Bruselas y debería ser válida para Francia y para el resto de Europa sometida a la histeria covidiana.
Con el buen tiempo, todos los espacios verdes de Bruselas, y en particular el Parque del Cincuentenario y el Bosque de la Cambre, estuvieron muy concurridos el domingo. Y una gran parte de los caminantes se bajaron la máscara en un movimiento espontáneo de liberación, sin respetar las famosas distancias sociales.
Ante la magnitud del fenómeno, la policía se ha abstenido de multar a las numerosas personas que no cumplían con las restricciones sanitarias.
“Observación: mucha gente sin máscaras. La policía vigila pero no puede estar en todas partes a pesar del despliegue de patrullas adicionales”, dijo Ilse Van de Keere, portavoz de la policía de Bruselas-Capital/Ixelles. Y para confesar: “Fue imposible multar a todos los que no respetaron las medidas”.
Mira la máscara recomendada por el Foro de Davos.
El círculo de las élites globales dice que esta máscara tiene un sistema que advierte al usuario “si los niveles de CO2 están aumentando demasiado”, por lo que Davos admite inequívocamente que usar una máscara hace que uno respire dióxido de carbono. La inhalación de dióxido de carbono puede causar tanto daño respiratorio como daño cerebral. ¿Qué sugiere Davos en este caso? Simplemente sugiere quitársela. Primero hacen que las máscaras sean obligatorias y luego admiten que son dañinas. La verdad está frente a todos, pero las masas llevarán las máscaras hasta ahogarse. Las masas se destruirán a sí mismas porque el régimen les ha ordenado hacerlo.
Juan 16

32 Se acerca la hora, y ya ha llegado, en que ustedes se dispersarán cada uno por su lado, y me dejarán solo. Pero no, no estoy solo, porque el Padre está conmigo.
33 Les digo esto para que encuentren la paz en mí. En el mundo tendrán que sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo».