Hoy Domingo Ganemos la Indulgencia Plenaria -Podría ser nuestra última oportunidad

El Domingo es la Fiesta de la Divina Misericordia. Juan Pablo II decretó indulgencia plenaria de pena y culpa, lo que se conoce como un volver a empezar. Un segundo bautismo. Yo lo aprovecharía, podría ser nuestra última oportunidad.


Faustina Kowalska revolucionó el mundo moderno elevando la misericordia divina a piedra angular de la vida sobrenatural: “Jesús en Vos confío”


El próximo domingo se celebra la Fiesta de la Divina Misericordia, dedicada a Santa Faustina Kowalska que se pasó décadas en el Índice de libros prohibidos (su famoso Diario), porque, en pocas palabras, a la gente le costaba aceptar, en el muy racionalista siglo XX (por racionalista, el siglo más homicida de la historia), que una semianalfabeta se convierte en confidente de Dios y en un nivel de conocimiento de la naturaleza y la psicología humana como la que exhibe Faustina.

Como afirmara su defensor San Juan Pablo II, que una persona de escasísima formación teórica, se convirtiera en un ejemplo de sabiduría, capaz de escribir el Diario de la Divina Misericordia, obra cumbre de la mística del Siglo XX es una demostración de que no se trata de un fraude sino de que es Dios quien lo dicta. Y si se trata de una mujer muerta por tuberculosis a los 33 años de edad… pues con más razón.

En cualquier caso, en 1978, meses antes de que su compatriota Wojtyla fuera elegido Papa, Faustina Kowalska -significa hija de herrero, aunque era hija de campesino- sale del Índice y en el año 2000 es canonizada.

La Divina Misericordia es otro fruto de la Revolución Wojtyla. Kowalska pasó de condenada a santa y, sobre todo, se convirtió en la mística del siglo XX 

¿Podemos resumir la doctrina de la Divina Misericordia, insisto, la mística del Siglo XX, en cuatro palabras? Sí, lo hizo la propia Kowalska: “Jesús, en Vos confío”. Santa Faustina es del siglo XX pero recoge la tradición cristiana de la infancia espiritual, el Sagrado Corazón y, en general, el abandono en las manos de Dios, dicho así en las propias revelaciones de Cristo a la polaca: el pecado que más me ofende es que el hombre no confíe en mi, en mi misericordia.  

Además, San Juan Pablo II crea la Fiesta de la Divina Misericordia, el domingo después del de Resurrección, a petición del Señor a Sor Faustina.

Este año es el día 24 de abril. Ojo, además de la indulgencia plenaria de pena y culpa, la mayor de todas las indulgencias posibles, a la que ahora me referiré, Kowalska es una de las muchas profetas que durante el siglo XX abonan la idea de que vivimos una etapa fin de ciclo. En palabras cuasi textuales de Kowalska -muerta en 1938-: a la época de la misericordia de Dios sucederá la época de la justicia de Dios.

Y Juan Pablo II decretó indulgencia plenaria de pena y culpa, lo que se conoce como un volver a empezar. Un segundo bautismo, dicen los más osados. Para este domingo, con las condiciones habituales: confesar, comulgar, reafirmarse en la fe con el rezo del Credo renunciar a cualquier apego a los pecados, incluso veniales y rezar por el Papa (Benedicto) . Yo lo aprovecharía. Podría ser -¿por qué no?- su última oportunidad.

Hay un refugio más que Dios ha provisto para su pueblo: el Domingo de la Divina Misericordia, que es hoy (el segundo domingo después de Pascua):

Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio para todas las almas, y especialmente para los pobres pecadores. En ese día se abren las profundidades de Mi tierna misericordia. Derramo todo un océano de gracias sobre aquellas almas que se acercan a la fuente de Mi misericordia. El alma que vaya a la Confesión y reciba la Sagrada Comunión obtendrá el perdón completo de los pecados y el castigo. —Jesús a Santa Faustina, Divina Misericordia en mi alma Diario de Santa Faustina, n. 699

Aquí están las condiciones normales para recibir esto a través de la Iglesia, ya que la autoridad de “perdonar” y “retener” los pecados fue otorgada a la Iglesia por el mismo Nuestro Señor (cf. Juan 20: 22-23):

… se otorgará una indulgencia plenaria bajo las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice) a los fieles que, en el Segundo domingo de Pascua o el Domingo de la Divina Misericordia, en cualquier iglesia o capilla, en un espíritu que está completamente separado del afecto por el pecado, incluso venial, participa en las oraciones y devociones celebradas en honor de la Divina Misericordia, o quien, en presencia del Santísimo Sacramento expuesto o reservado en el tabernáculo, recite el Padre Nuestro y el Credo, agregando una oración devota al misericordioso Señor Jesús (por ejemplo, “¡Jesús Misericordioso, confío en ti!”) –Decreto Penitenciario Apostólico, Indulgencias vinculadas a devociones en honor de la Divina Misericordia; Arzobispo Luigi De Magistris, Tit. Arzobispo de Nova Major Pro-Penitenciario

Además, Jesús promete más: “Todo un océano de gracias”. Ya que solo una gota de la Sangre y el Agua que brotó del Corazón de Jesús es suficiente para salvar al mundo… ¿quién puede calcular o medir lo que un océano entero de gracias otorgaría al alma? En otras palabras, sería una tontería no aprovechar las bendiciones de este día. Todo lo que se requiere es cumplir con las condiciones necesarias con un corazón de fe. 

Las gracias de Mi misericordia se obtienen por medio de un solo recipiente, y eso es: confianza. Cuanto más confíe un alma, más recibirá. Las almas que confían sin límites son un gran consuelo para Mí, porque derramo todos los tesoros de Mis gracias en ellas. Me alegro de que pidan mucho, porque es mi deseo dar mucho, mucho. Por otro lado, estoy triste cuando las almas piden poco, cuando estrechan sus corazones.  —Jesús a Santa Faustina, Divina Misericordia en mi alma, Diario, n. 1578

El perdón de los pecados no llega por las indulgencias sino por el confesionario… y con el arrepentimiento correspondiente

La imagen de la Divina Misericordia representa a Jesús en el momento en que se aparece a los discípulos en el Cenáculo –tras su resurrección–, cuando se les da el poder de perdonar o retener los pecados.

Este momento está registrado en Juan 20:19-31, que es la lectura del Evangelio del domingo.

Ese pasaje se lee ese día porque incluye la aparición de Jesús al apóstol Tomás, en la que lo invita a tocar sus llagas. Este evento ocurrió en el octavo día después de la Resurrección (Juan 20:26) y por ello se utiliza en la liturgia ocho días después de la Pascua.

Los sacerdotes tienen una facultad especial para administrar la Divina Misericordia

En Juan 20, 21-23 dice: “Jesús les dijo otra vez: ‘La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío’. Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: ‘Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos’”.

La confesión es la acción de la Divina Misericordia hasta el fin de los tiempos

Jesús capacitó a los apóstoles (y sus sucesores en el ministerio) con el Espíritu Santo para perdonar o retener (no perdonar) los pecados.

Debido a que están facultados con el Espíritu de Dios para hacer esto, su administración del perdón es eficaz: realmente elimina el pecado en lugar de ser solo un símbolo de perdón.

Una aclaración que creo necesaria después de que la corresponsal en Roma de RTVE, Begoña Alegría, mostrara su ignorancia en la materia. La indulgencia no significa perdón de los pecados. Para entendernos; el que muera en pecado mortal se va al infierno de cabeza. Lo que perdonan las indulgencias es la pena de purgatorio, total o parcialmente. Por eso, las indulgencias, por ejemplo la de la Divina Misericordia, tienen poco sentido sin pasar por el confesionario.

Cuando oigan a un guía turístico, o a una corresponsal de RTVE, hablar, por lo general con una mueca de desprecio, de la ‘compra’ de indulgencias para perdonar los pecados, explíquenle lo que en la Edad Media sabían hasta los analfabetos: el perdón de los pecados no viene por las indulgencias -eso es para el Purgatorio- sino por el confesionario… y con el arrepentimiento correspondiente.

En las revelaciones privadas Jesús le da suma importancia a su Segunda Venida

Jesús promete regresar en gloria a juzgar al mundo en el amor, como claramente lo dice en su discurso del Reino en los capítulos 13 y 25 de San Mateo.

Solo en el contexto de una revelación pública como es enseñado por el Magisterio de la Iglesia se puede situar las palabras de la revelación privada dada a Sor Faustina:

“Prepararás al mundo para Mí última venida”. (Diario 429)

“Habla al mundo de mi Misericordia….Es señal de los últimos tiempos después de ella vendrá el día de la justicia. Todavía queda tiempo que recurran, pues, a la Fuente de Mi Misericordia”. (Diario 848)

“Habla a las almas de esta gran misericordia Mía, porque está cercano el día terrible, el día de Mi justicia”. (Diario 965)

“Estoy prolongándoles el tiempo de la misericordia, pero ay de ellos si no reconocen este tiempo de Mi visita”. (Diario 1160)

“Antes del Día de la justicia envío el día de la misericordia”. (Diario 1588)

“Quien no quiera pasar por la puerta de Mi misericordia, tiene que pasar por la puerta de Mi justicia”. (Diario 1146)

Religión, La Voz Libre

Qué fácil es pecar

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹

24 de enero de 2011

Hoy, Mi amada hija, has entendido finalmente los peligros que plantea el engañador cuando bajas la guardia. La oración a Mi Padre Eterno, a través de la Coronilla de la Divina Misericordia, es importante para santificar tu alma.

El pecado, Mi amada hija, es difícil de evitar. Es más difícil alcanzar Mis gracias especiales de lo que es evitar el pecado en cualquier forma. Al haber sido llamada para este sagrado trabajo, siempre serás un objetivo del maligno, quien se propone, en cada oportunidad, crear negatividad en tu vida. El utilizará a aquellos alrededor tuyo como un medio para atacar, que es por lo que debes siempre estar en guardia contra él. Nunca lo dejes ganar, porque cuando lo hace, consigue infestar almas y causa terrible dolor, angustia y sufrimiento. Él ocasiona que las amistades se desintegren, confusión, desesperanza e instila pensamientos falsos en la mente de sus objetivos. Entonces, cuando Mis hijos sienten culpa por su propia debilidad al sucumbir a la tentación, experimentan una forma de desgracia que trae desesperación, miseria y distracción a sus vidas.

Hijos Míos, ustedes siempre serán tentados al pecado. La perfección de sus almas es extremadamente difícil de obtener y requiere una tremenda disciplina y determinación de su parte. Si y cuando caigan presas de la seducción del maligno y cometan pecado, deben inmediatamente rezar de corazón y buscar el perdón.

La confesión regular es un sacramento muy incomprendido. Es solo con la asistencia semanal al confesionario que el alma de ustedes puede permanecer en estado de gracia. Cuando su alma es santificada de esta manera, y a través de la oración diaria, solo entonces pueden mantener al engañador a raya.

La culpa del pecado

Si sufren culpa como resultado de una acción pecaminosa, independientemente de lo grave que sea la ofensa a los ojos de Mi Padre, no se inquieten. Den marcha atrás, abran su corazón y pidan perdón. La culpa es un sentimiento negativo. Y aunque sirve como una forma de guiar su conciencia, no es sano permanecer en este estado. Pidan por las gracias, a través de la oración, para alcanzar la pureza de alma requerida para servirme. La paciencia es importante. Nunca dejen que el pecado los aparte de Mí. La culpa nunca debe interponerse en el camino de la búsqueda de redención.

Recuerden hijos, que debido al pecado original ustedes siempre caerán víctimas a la tentación del maligno. Es a través de la oración, el ayuno y la dedicación a la Sagrada Eucaristía, que se acercarán más a Mí. Esto sí requiere tiempo, que se debe apartar.

Vayan ahora, hijos Míos y recuerden una cosa – nunca teman volver a Mí cuando hayan pecado. Nunca se avergüencen de pedir perdón cuando sientan verdadero remordimiento. Pero recuerden también que cuando no lo hagan, atraerán al engañador una y otra vez y el alma de ustedes se sumirá en la oscuridad. La oscuridad atrae lo oscuro. La Luz atrae a la luz. Yo soy la Luz.

Vuélvanse a Mí ahora y dejen que Mi amor brille a través de sus pobres almas perdidas. Los amo tanto, hijos Míos, que cuando vuelvan sus corazones hacia Mí, no importa cuánto aislamiento sientan, nunca serán rechazados.

Vayan en Paz y Amor.

Su Divino Salvador

Jesucristo

Leer más: http://m.elgranaviso-mensajes.com/news/a24-ene-2011/

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