¿Es Lícito para un Católico defenderse ante la Injusticia y la Iniquidad?


¿Es lícito para un Católico defenderse ante la Injusticia y la Iniquidad?…
…¿es el pacifismo, en sí mismo, en todo momento, …justo?
…¿hemos de ofrecer, siempre, en cualquier circunstancia, …la otra mejilla?
…¿Es lícito pelear por Cristo, por la verdad y por la justicia?

El Evangelio nos indica cómo Jesucristo predicó ofrecer, ante una bofetada, nuestra otra mejilla, o dar al que nos roba lo que esté en nuestra mano, pero también el Evangelio relata pasajes en los que el mismo Jesucristo empuño el látigo contra los mercaderes del templo, o cuando era injustamente abofeteado en su juicio ante el Sanedrín, replicó a su maltratador.

La actual tendencia a encumbrar ciertos valores como si, en sí mismos, fueran siempre, en todo caso, en todo momento y situación, valores absolutos a seguir, es, en sí misma, la mayor injusticia, que vulnera tanto la fe y doctrina católica, como los más elementales dictados de la equidad y la justicia humana, natural y divina.

Jesucristo nos instó a ser justos, a amar la verdad y la paz, pero no todo pacifismo ni toda paz es justa, por lo que no siempre es el pacifismo o el “ofrecer la otra mejilla” lo que puede considerarse como la opción más católica o cristiana, ni la opción más justa y mejor.

Cuando presenciamos una injusticia, sobre todo si se ataca a alguien indefenso, es nuestro deber como católicos y como gente de bien, no mirar a otro lado, ni decirle a la víctima “bueno…ofrezca Ud. la otra mejilla”, porque en tal caso seriamos igualmente responsables de su daño y de la injusticia o crimen cometido contra ella.

Nos convertiríamos en el cooperador necesario o el encubridor del crimen, que no hace nada por evitarlo y con su inactividad coopera en la realización y la efectividad de la injusticia, del crimen o del daño causado por el autor material de la iniquidad.

Las generaciones pasadas tenían claro que luchar por la verdad, contra la injusticia y en defensa de su fe, era no solo licito, sino su deber primero. La defensa de la patria, de la familia y de la fe católica ha dado episodios a la historia de verdadero orgullo, que honran a las generaciones que fueron capaces de anteponer estos valores a cualquier beneficio propio, ofreciendo su sangre para que reinase en su nación la paz verdadera, la paz justa, la paz de Cristo.

Los ejemplos son muchos, las llamadas Cruzadas es solo uno de ellos, pero existen otros muchos más recientes como los cristeros de México o el bando nacional de la guerra civil española, los miles y miles de mártires que murieron al grito de “¡Viva Cristo Rey!”.

Pareciera que, desde aquellos tiempos, sobre todo gracias a los actuales medios de manipulación masiva y las instituciones globalistas a los que éstos sirven, se promulga una nueva ideología “cuasi-religiosa”, que, manipulando incluso las enseñanzas contenidas en los Evangelios, trata de imponer a toda costa, en toda situación, un pacifismo, encumbrado como un bien en sí mismo, ante cualquier circunstancia.

Es hora de aclarar que la paz en sí misma no es un valor absoluto, sino que puede ser buena, si está sustentada sobre pilares de justicia y equidad, pero puede ser también mala, si se utiliza para imponer un sistema que oprime o mata a inocentes, que asesina a los más débiles, que corrompe a los menores, que impide la verdadera libertad del ser humano, que roba y parasita a sus ciudadanos imponiendo cargas económicas que les ahoguen para que nunca puedan disfrutar de la vida, sino que vivan para trabajar y para pagar prebendas e impuestos, empleados en perpetuar el sistema y la cultura de muerte.

El mismo Catecismo de la Iglesia Católica determina que bajo ciertas circunstancias la guerra puede ser justa, es preciso que sea inevitable, que no exista otra opción, que haya una injusticia manifiesta gravísima que la justifique, que sea en definitiva el mal menor.

En nuestros días asistimos a una guerra armada que posiblemente, si no hacemos nada, puede extenderse a nuestros países. Sin embargo, este artículo no se refiere solo a este tipo de guerras, sino también y fundamentalmente, a la guerra encubierta en la que estamos viviendo cada día, al sistema satánico que nos gobierna basado en la cultura de la muerte, que asesina a inocentes, que aplica fármacos que dañan o matan a nuestra población, que se propone abiertamente, como manifiestan los líderes de las grandes instituciones globalistas, la drástica reducción de la población. ¡¿Qué sino esto, es la mayor declaración de guerra a la humanidad…?! ¿¿Cuantos más tienen que morir para que nos demos cuenta??

Ante esta situación es licita la defensa de nuestra patria, de nuestra familia y de nuestra fe. Que Dios nos de fuerza para estar a la altura de las circunstancias que nos han tocado vivir.
El Padre Javier Olivera Ravasi, nos ayuda a tener las ideas claras en cuanto a cómo proceder. La paz no siempre es justa y la guerra es a veces necesaria para lograr la paz verdaderamente justa, la paz de Cristo.

Santa Juana de Arco, San Fernando Rey, Santa Isabel la católica, nos den fuerza y valor. Que la sangre de nuestros mártires, y en especial la Sangre Preciosa de Nuestro Señor Jesucristo nos den valor y fuerza ante la maldad, para defender la paz verdadera y acabar con la iniquidad y el sistema satánico de muerte. Ellos nos llaman a no mirar a otro lado, a oponernos a la maldad y dar testimonio de nuestra fe.

🛡️Ejército Remanente

La guerra será espiritual

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹

11 de Noviembre, 2012

Debéis reuniros  y en conjunto buscad a las almas que ignoran  la Verdad.

Extended vuestros brazos. Invitadles a escuchar la Verdad. Sus vidas y sus almas pueden perderse, a menos que les ayudéis a llegar a Mí.

La Cruzada, la Misión de la Iglesia Remanente en la tierra, será tan difícil como aquélla de la Edad Media. No va a implicar una guerra física, como cuando un ejército lucha en un combate de una guerra normal.

La guerra será espiritual, aunque algunas guerras serán la causa desencadenante, para que millones de grupos de oración se formen para diluir el poder del anticristo.

Estas oraciones fueron escritas en el Cielo y prometen Gracias extraordinarias.

Ellas tienen un solo propósito y es la de salvar las almas de todo el mundo, cada niño, cada credo, cada sexo; cada denominación religiosa y ateos. Este es Mi mayor deseo.

Vosotros, Mis discípulos, estáis bajo Mi dirección. Las Gracias que Yo derramo sobre vosotros ya están dando sus frutos. Pronto los poderes que os daré, a través de las Gracias de la Cruzada de Oración, atraerá a miles de almas nuevas.

¿Cómo?, podéis pensar, que un pequeño grupo de oración logre este tipo de conversiones? La respuesta es simple. Esto se debe a que vosotros estáis protegidos por Mi Padre, y guiados por Mí directamente, entonces seréis exitosos. No podéis fallar. Mientras vosotros experimentéis muchas distracciones y revueltas, así como lucha interior, que es de esperarse en esta obra, siempre voy a estar a vuestro lado.

Recordad que nos estamos preparando para la caída de Mis pobres Siervos Sagrados, que serán como un resultado del cisma que viene, y está a punto de estallar en las Iglesias Cristianas.

Así, mientras que el ejército remanente será dirigido por sacerdotes y otros clérigos Cristianos, muchos serán servidores laicos, ya que este será un tiempo en el que habrá una escasez de sacerdotes.

Vosotros, Mis discípulos, tendrán que reunirse y conservar las Hostias para la Comunión ya que será difícil obtenerlas. Aquéllos entre vosotros, que son Católicos Romanos, tendrán que celebrar las Misas en refugios o en Iglesias seguras.

Una misión, similar a la persecución Nazi Alemana donde los Judíos fueron perseguidos, se creará para erradicar a los así llamados traidores de la Iglesia del Nuevo Mundo, que os será dicho que es para todas las religiones.

Se os acusará de profanar la Misa, y a su nuevo formato de presentación de la Misa, en donde Yo no estaré presente en la Sagrada Eucaristía, porque esto será una abominación ante los ojos de Mi Padre.

Mi Cuerpo y Sangre estarán presentes en las Misas celebradas en los centros y refugios donde vosotros prometéis lealtad a la transubstanciación para representar el Sacramento del Santo Sacrificio de la Misa, para que sea auténtico y aceptado por Mi Padre.

Continuaré enseñándoos a medida que continúen a formar los “Grupos de Oración Jesús para la humanidad” en todo el mundo.

Muchos ya están siendo formados cada día. Doy las Gracias a los que han seguido Mis Instrucciones y muestran obediencia.

Id en paz. Debéis tener más confianza. Dejad a un lado el temor ya que no viene de Mí. Ahora estamos creciendo y extendiéndonos a todos los rincones de la tierra. Pronto todo seguirá y cuando eso suceda, las oraciones cambiarán al mundo mediante las conversiones.

Os amo a todos. Estoy agradecido y conmovido porque vosotros me respondísteis inmediatamente a través de esta importante Misión, la más grande planeada con el fin de llevar a todos los pecadores a casa del Padre y a salvo de la influencia y las tentaciones de la bestia.

Vuestro Jesús

Leer más: https://www.elgranaviso-mensajes.com/news/a11-nov-2012-2-/

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