Síntesis final en España del Sínodo sobre sinodalidad

Si se acepta la participación en pie de igualdad en el Sínodo de asociaciones y personas que expresamente niegan la fe católica, ¿qué van a proponer? Evidentemente, cambiar la fe católica. Vamos al Cisma de cabeza.

La Fundación Pablo VI en Madrid ha acogido la Asamblea final con la que se cierra la fase diocesana del Sínodo 2021-2023, «Por una Iglesia Sinodal: Comunión, Participación y Misión». Se ha presentado la Síntesis final resumiendo las aportaciones de las 70 diócesis españolas

Son testigos de este gran acontecimiento de la Iglesia en España alrededor de 600 personas de todos los ámbitos eclesiales. Están presentes 58 obispos; el nuncio apostólico en España; 80 sacerdotes; 360 laicos; así como más de 100 representantes de la vida consagrada: religiosas y religiosos, monjas de clausura, miembros de Institutos seculares, vírgenes consagradas; y miembros de otras confesiones religiosas.

Ellos representan hoy a los casi 220.000 implicados en este recorrido sinodal que comenzó a caminar el 17 de octubre de 2021.

La Síntesis habla de:


-Modificar los ritos y la liturgia, modificar su lenguaje y también la homilia,
⁃ La necesidad de que la iglesia no viva como una isla en el mundo de hoy
⁃ Acoger a cada persona en su situación concreta
⁃ FORMACIÓN de sacerdotes y laicos en la sinodalidad
⁃ Escuchar a todos acoger la diversidad y discernir lo que “pide Dios” en este concreto momento
⁃ Exceso de protagonismo de sacerdotes y defecto de protagonismo en laicos, para que haya corresponsabilidad
⁃ Que laicos pasen del carácter consultivo al decisorio y potenciar el papel decisorio de la mujer en la iglesia
⁃ Equipos de animación litúrgica
⁃ Formación en Doctrina Social De la Iglesia
⁃ Celebraciones que transmitan alegría y esperanza y que sean más participativas
⁃ Consejos parroquiales económicos deliberativos
⁃ Estar más presentes como voz profética en medio del mundo

Bonitas palabras que implican apartarse de Cristo y su mensaje, para mezclarse y amalgamarse con el mundo y las doctrinas del NOM.

Vamos al cisma de cabeza.

Texto completo de la Síntesis final 

Prolegómenos

Nadie ignora que la sinodalidad es poco más que reuniones, más reuniones, confusión y lío. Todo ello, como ya dijimos, dando por supuesta la buena fe de tanta gente que pueda participar en las reuniones sinodales.

Hoy, en cambio, vamos a hablar de una característica de este Sínodo que, desgraciadamente, es común a los sínodos anteriores celebrados durante este ‘pontificado’ (aunque desconocida anteriormente). Me refiero al hecho de que, en el Sínodo, se aceptan todas las “aportaciones”, incluidas las abiertamente heterodoxas.

Veamos algunos ejemplos españoles. En Barcelona, las “aportaciones” de los laicos sugieren que se “avance en la reflexión” sobre el acceso de las mujeres al sacerdocio. Y, por supuesto, sobre el fin del celibato sacerdotal. Entre esos “fieles laicos”, está la Asociación Cristiana de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales de Cataluña, obviamente partidaria de la normalización de las parejas del mismo sexo dentro de la iglesia. En Zaragoza, se propone “abrir el diálogo y el debate teológico” sobre el diaconado y el sacerdocio de la mujer, además de “acompañar y acoger a todos los modelos de familia (divorciados cristianos vueltos a casar por lo civil, homosexuales…)”, además de “revisar … algunas enseñanzas sobre moral persona, renovando la moral sexual y familiar, a la luz de los signos de los tiempos”. Lo mismo a grandes rasgos, ¡qué casualidad!, han pedido en Coria-Cáceres, donde el sacerdote responsable, Miguel Ángel González, nos asegura que “el hecho de que no puedan acceder al sacerdocio [las mujeres] y que la jerarquía sea fundamentalmente masculina hay que darle una vuelta en los tiempos que vivimos. No lo decimos cuatro, es una tendencia mayoritaria presente en los distintos sectores de la población”, asegurándonos que “no son temas cerrados“. En San Sebastián también rechazan el celibato sacerdotal, piden la normalización de las parejas del mismo sexo y dicen que no aprobar el sacerdocio de la mujer es una “gran injusticia antievangélica que impide el testimonio en medio de esta sociedad en la que la igualdad de género es un compromiso ineludible, incuestionable e irreversible”. Lo mismo está sucediendo en las reuniones sinodales de otras diócesis españolas y de gran parte de la Iglesia y leer las propuestas sinodales de los “fieles” es para echarse a temblar.

Nada de esto es extraño, porque lo mismo sucedió en los Sínodos anteriores de este ‘pontificado’, con el agravante de que eran más bien obispos y sacerdotes que laicos, pero las heterodoxias fueron las mismas. En el Sínodo de la familia, irónicamente, los participantes alabaron los anticonceptivos, las relaciones prematrimoniales, el adulterio como “acercamiento personal a Dios”, las parejas del mismo sexo, la indisolubilidad disoluble y el divorcio mosaico, entre muchos otros despropósitos. En el Sínodo sobre la Amazonia, que en condiciones normales habría versado sobre la evangelización de esta región, se defendieron el sacerdocio de la mujer, el fin del celibato (estas son ideas fijas), que los laicos pudieran consagrar, el sincretismo con las religiones precolombinas, las ceremonias directamente paganas, la imposibilidad de que los indígenas vivieran la castidad o la moral sexual católica, el acompañamiento como sustitutivo del anuncio de Cristo, el panteísmo, el ecologismo pachamámico y, en general, todo aquello que fuera diametralmente opuesto a la evangelización. En cuanto al Sínodo sobre los Jóvenes, baste decir que invitaron como ponente al P. James Martin SJ, cuya única cualificación para ello era ser el oponente más conocido de la doctrina de la Iglesia sobre parejas del mismo sexo.

A esto se une, para mayor recochineo, que tanto ahora como en los sínodos anteriores los que introducen impunemente estas propuestas son los mismos que han sembrado de sal Europa y América, para que no vuelva a crecer la fe. ¡Los mismos! Es decir, las últimas personas sobre la tierra cuya opinión puede interesar a la Iglesia. Los que han arrasado la Iglesia con su incredulidad, su rechazo a la fe y su obsesión de hacerse amigos del mundo anticristiano, pretenden seguir ahondando el pozo que excavaron bajo nuestros pies. Da igual que dondequiera que se hayan puesto en práctica, esas propuestas siempre hayan acabado en secularizaciones a mansalva, mundanización, desbandada de los fieles, apostasía y odio al catolicismo, porque ellos, erre que erre, están empeñados en que, esta vez sí, sus heterodoxias salvarán a la Iglesia.

¿Es esto una casualidad que nada tiene que ve con el propio Sínodo? Hasta donde puedo ver, desgraciadamente no. El Sínodo está concebido de manera que se favorezca todo esto. Cualquiera que haya leído los diversos documentos de preparación, verá que las preguntas empujan siempre en la dirección de las obsesiones del mundo pagano actual y que una de las ideas fijas sinodales es que el Sínodo es “para todos los bautizados” y hay que escuchar la voz de todos, especialmente los “excluidos”. ¿Todos los bautizados? ¿También los bautizados apóstatas, los que no creen en nada, los que rechazan la fe, los que aborrecen la moral? ¿Incluidos los “excluidos” de la Iglesia por haber abandonado la fe?

Aparentemente y vista la experiencia de multitud de diócesis de todo el mundo, la respuesta es sí. En la diócesis de Ávila, se nos dice que “se debe tener especial cuidado para involucrar a las personas que pueden correr el riesgo de ser excluidas”, entre ellas los “católicos que raramente o nunca practican su fe“, y que hay que escuchar “las voces de otras personas en su contexto local, incluidas personas que han abandonado la práctica de la fe, personas de otras tradiciones religiosas, personas sin creencias religiosas, etc.”. El responsable del Sínodo en Madrid proclama orgullosamente que en el Sínodo “han podido participar … gente del ámbito de la cultura o de otras religiones o realidades” y que “gracias a Dios, somos muy plurales y muy diferentes”. En algunas diócesis incluso se ha hecho un esfuerzo especial por recabar las opiniones de grupos que expresamente rechazan el catolicismo.

Pensemos por un momento en ello. Si en un Sínodo católico se aceptan, en igualdad de condiciones, las opiniones de los que niegan (y a menudo odian) la fe católica, ¿qué distingue a un sínodo católico de uno que no lo es? Desde luego, no se trata de un sínodo de católicos, porque, por mucho que esas personas estén bautizadas, si rechazan la fe católica se colocan ellos mismos fuera de la Iglesia. ¿De verdad necesitamos un sínodo que nos diga lo mismo que la propaganda incesante del mundo que no cree?


El resultado es el inevitable. Si se acepta la participación en pie de igualdad en el Sínodo de asociaciones y personas que expresamente niegan la fe católica, ¿qué van a proponer? Evidentemente, cambiar la fe católica. Si pedimos su opinión a los que odian todo lo que suene a católico, ¿qué van a proponer? Lógicamente, acabar con todo lo que suene a católico, desde el celibato sacerdotal a cualquier otro elemento precioso de la Tradición de la Iglesia. Si pedimos a los divorciados vueltos a casar o a las asociaciones LGTB su opinión sobre la familia, es evidente que el resultado no se va a ajustar a la moral católica. Es decir, el resultado es un sínodo que es un fiel reflejo del mundo, en el que hay algunos católicos, pero otros muchos no lo son, y en el que la fe es simplemente una opinión más. ¿Y de qué sirve un sínodo que no es católico? Si la sal se vuelve sosa, para nada sirve ya.

Al margen de lo que suceda posteriormente en el proceso sinodal (ya hablaremos de ello en el próximo artículo), lo cierto es que el daño ya está hecho. Los que defienden posturas heterodoxas saben que pueden hacerlo sin consecuencias. Y lo saben porque así fue en los Sínodos anteriores y lo mismo está sucediendo en este. ¿Qué consecuencias tuvieron todas las barbaridades que se dijeron durante las reuniones sinodales anteriores? Ninguna. Los obispos y teólogos que negaron públicamente la fe católica sobre diversas cuestiones siguen siendo obispos, son ascendidos o se jubilan en sus cargos sin el más mínimo problema y sin haber recibido ninguna corrección. En el sínodo actual, multitud de obispos diocesanos observan las burdas heterodoxias que “aportan” sus “fieles” al Sínodo y, en lugar de corregirlas inmediatamente, avergonzados por haber fracasado en su misión más importante de enseñar la fe, lo que hacen es dejarlas pasar sin comentarios. ¿Cómo no recordar al profeta Isaías? Sus vigías son ciegos, ninguno sabe nada; todos son perros mudos, no pueden ladrar.

Esto equivale a la desaparición práctica de la fe católica en el Sínodo, porque, en la Iglesia, la fe no puede ser una opinión más, entre muchas. Una Iglesia en que las heterodoxias tienen carta de naturaleza, incluso aunque no sean “oficiales”, ya no es la Iglesia Santa, Católica y Apostólica. Es otra cosa, irreconocible para cualquier católico de los dos milenios anteriores a nosotros.

Con estos comienzos, me temo, el Sínodo no puede dar ningún fruto bueno.

Con Bergoglio a la cabeza….. Eso no se ha dicho.

https://www.infocatolica.com/blog/espadadedoblefilo.php/2206091131-idonde-va-el-sinodo-sobre-la-2#more42759

https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=43658

Ellos convencerán a Mis seguidores que adapten las Leyes de Mi Iglesia mediante un referéndum

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹

31 de julio de 2013

Mi amadísima hija, siempre recuerda cómo trabaja el diablo. Él tiene mucho cuidado de no revelarse. Él, por lo tanto, mezcla verdades y mentiras, con el fin de confundir. Esta es su manera favorita de engañar a las almas. Él nunca diría la verdad, al permitir a otros ver cómo es él realmente, pero porque es orgulloso, su arrogancia y su odio por Mí siempre se filtrarán. Aquellos cuyos ojos están abiertos, reconocerán inmediatamente los insultos, que son lanzados en Mi cara y ante Mis altares.

Satanás, recordad, es orgulloso, arrogante, jactancioso y muy, muy astuto. Cuando él está presente en las almas, tiene una confianza, que está atiborrada de orgullo y arrogancia y una convicción de que él está por encima Dios. Siempre dará señales, que insultan a Dios, pero solo aquellos que saben qué buscar, las verán. Aquellos que honran a Satanás y que dedican la mayor parte de su tiempo en grupos que organizan rituales para rendirle homenaje a él, estarán encantados de ver estas señales. Todos los que han vendido sus almas a Satanás se comunicarán a través de tales señales, como un arrogante y desafiante gesto contra Mí, Jesucristo.

Aquellos que os engañan, en Mi Nombre, convencerán a Mis seguidores para adaptar las Leyes de Mi Iglesia mediante un referéndum. A todos se les pedirá que consientan nuevas prácticas, que equivalen a dos cosas. La primera es aniquilar Mi Presencia en la Sagrada Eucaristía. La segunda es consentir el pecado, al alentar a las personas a mostrar simpatía por los derechos humanos de aquellos que no creen en Jesucristo.

Este referéndum será falsificado y las mentiras serán presentadas como la Verdad. Cuando la Nueva Religión Única Mundial sea introducida, Mi Iglesia en la Tierra – la Verdadera Iglesia – se recluirá, con la finalidad de rendirme homenaje.

Yo Soy el blanco de la bestia. Yo Soy a Quien él quiere hacer daño. Él sabe que no puede destruirme, entonces él en vez de esto, tratará de destruir a la raza humana, a quien él maldice a cada segundo. Sus sirvientes no se detendrán con solo insultar Mi Presencia en los Tabernáculos del mundo. Ellos no estarán contentos de destruir solo los Sacramentos, para que puedan blasfemar contra Mí. Ellos solo estarán contentos cuando roben almas al crear la mayor blasfemia de todas. Aquí es cuando recrearán Mi Primera Venida dando la impresión de que Juan el Bautista ha sido enviado. El hombre que dirá que él es el profeta del Señor mentirá y causará tal asombro cuando declare que el anticristo Soy Yo, Jesucristo.

El anticristo, a través del poder de Satanás, clamará ser Yo, Jesucristo. Ay de aquellas almas que le den la bienvenida entre sus brazos, porque serán impotentes contra él. Permitid que estos dos os succionen dentro de su vacío de mentiras y  estaréis tan alejados de Mí que solo por la intervención de Mi Padre podréis ser traídos dentro de Mi Gran Misericordia.

Cuando cualquiera que venga en el futuro, y asegure ser Yo, Jesucristo, sabed que él es un mentiroso. Yo no vendré en carne una segunda vez. Satanás no puede pronunciar estas palabras:

“Jesucristo, Quien vino en carne.”

Lo que él dirá, a través de la boca de la bestia, el anticristo, será lo siguiente:

“Yo soy Jesucristo, he venido ahora en carne, para traeros salvación.”

Cuando esto suceda Mi Divina Intervención será rápida, pero para entonces el falso profeta y el anticristo habrán robado muchas almas.

Orad, orad, orad para que todos aquellos que dicen ser Míos permanezcan Míos.

Orad para que todos vosotros tengan la fortaleza y el valor de cargar Mi Cruz durante la mayor persecución de Mi Cuerpo – Mi Cuerpo Místico – Mi Iglesia en la Tierra en este tiempo.

Vuestro Jesús

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