Según el Arzobispo masón Annibale Bugnini, algunas de las Palabras inspiradas de Dios en los salmos son “extremadamente duras y ofensivas para las sensibilidades modernas”. Es por eso que los llamados salmos de maldición fueron censurados en la Liturgia de las Horas de 1970. Ponemos un ejemplo.
Breviario omite ‘maldiciones’ de la oración
Durante los últimos 60 años, eclesiásticos prominentes y poderosos han librado una guerra ideológica bajo el pretexto del progreso y las necesidades del hombre moderno.
En repetidas ocasiones han desechado o quitado énfasis a las tradiciones antiguas y las enseñanzas clave de la Iglesia, a menudo utilizando como excusa el “espíritu” del Concilio Vaticano II .
Ahora bien, debe enfatizarse que algunos de estos sacerdotes y obispos en ese momento no necesariamente comprendieron el alcance o el impacto de sus acciones.
El resultado ha sido una pérdida masiva de fe y una crisis de identidad entre los católicos en particular.
El objetivo de la nueva serie Premium Reclaiming Tradition de Church Militant es ayudar a los católicos preocupados a comprender qué se ha tirado u ocultado, y quién lo ha hecho.
Para este primer episodio, la atención se centra en la Liturgia de las Horas, lo que solían llamar el breviario.
El nuevo breviario se creó durante un importante proceso de revisión en 1971. Esa revisión fue realizada por algunos miembros de la comisión litúrgica del Papa Pablo VI. Tenían dudas sobre si incluir ciertos pasajes duros en los Salmos. Esos pasajes se denominaron “maldiciones” o “imprecaciones”.
El nuevo esquema de lecturas del breviario tenía tres salmos totalmente recortados. Otros salmos tenían fragmentos censurados.
El Salmo 57, también considerado como Salmo 58 en ciertas Biblias, es uno de los totalmente censurados de la Liturgia de las Horas. Se lee:
SALMO 58
1 Del maestro de coro. «No destruyas». De David.
2 ¿Acaso ustedes, los poderosos,
pronuncian realmente sentencias justas
y gobiernan a los hombres con rectitud?
3 ¡No! Ustedes cometen injusticias a plena conciencia
y favorecen la opresión en la tierra.
4 Los impíos están extraviados desde el seno materno;
desde su nacimiento se descarriaron los impostores.
5 Tienen un veneno semejante al de las víboras;
son como una serpiente sorda, que cierra los oídos,
6 para no oír la voz del encantador,
la voz del mago que ejerce su arte con destreza.
7 Rómpeles, Dios mío, los dientes en la boca;
arráncales, Señor, esos colmillos de leones.
8 Que se diluyan como agua que se evapora;
que se marchiten como hierba pisoteada.
9 Sean como una babosa que se deshace al pasar,
como un aborto de mujer que no llegó a ver el sol.
10 Que los arrastre el vendaval –verdes o quemados–
antes que produzcan espinas como una zarza.
11 El justo se alegrará al contemplar la Venganza
y lavará sus pies en la sangre de los impíos.
12 Entonces dirán los hombres:
«Sí, el justo recibe su recompensa;
sí, hay un Dios que hace justicia en la tierra».
Mi Palabra, dirán, causa tanta ofensa que será considerada como políticamente incorrecta

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹
07 de agosto de 2014
Si no fuera por Mi Paciencia, Mi Castigo sería infligido ahora sobre los injustos que azotan Mi Iglesia sobre la tierra.
El odio contra el Cristianismo está siendo infligido sobre vosotros de tres maneras. La primera es la apostasía global, que está encabezada por Mi archienemigo, la cual engaña al mundo para que rechace todo lo que es de Mí y me empuja a un terreno baldío para que me pudra. La segunda acontece debido al racionalismo y la interferencia humana en Mi Palabra, esparcida por los estudiosos de Mi Palabra que no están llenos del Espíritu de la Verdad, sino que están en cambio, rellenos de petulancia, que es alimentada por el orgullo. Tan bien versados se creen ellos en la interpretación de Mis enseñanzas que agregarán nuevos aditamentos y ajustarán lo que Yo enseñé para satisfacer sus propias necesidades egoístas. Y luego, están aquellos cuyos corazones son de piedra – fríos, insensibles y llenos de un profundo odio intenso hacia Mí y hacia cualquier persona que practique el Cristianismo visiblemente para todos.
La influencia del demonio es manifestada de tantas maneras que el hombre, por sí solo, será incapaz de soportar las demandas hechas sobre él por todos los de estos tres grupos, que tratarán de impedir la proclamación de la Palabra Verdadera de Dios. Mi Palabra, dirán, provoca tanta ofensa que se considerará políticamente incorrecta y así, esto será dado como la razón principal para cambiar radicalmente la faz de la Cristiandad. Solo los simples, las personas cuyo amor por Mí se asemeja a la de los niños pequeños, serán leales a Mí, porque el resto estará demasiado ocupado implementando los cambios con respecto a la interpretación de Mi Palabra. Y todo durante este tiempo, los sacerdotes a quienes He llamado a dar testimonio de la Verdad se estarán preparando para preservar la Verdad.
Ocultar la Verdad traerá una terrible oscuridad. Cambiarla, es una burla de Mi Crucifixión. Presentar un sustituto de la Verdad, es para negarme completamente. Sin embargo, los mayores perpetradores serán aquellos que se jactan de su conocimiento de Mí – sus máscaras falsas de santidad y sus palabras y acciones nunca os atraerán a Mí, porque el Espíritu Santo no estará presente en sus almas. Cuando el Espíritu Santo no esté presente, ellos – esos traidores de Mi Palabra – fomentarán la oscuridad en otros, quienes aceptarán con entusiasmo sus mentiras. Todas estas falsedades llevarán el signo del maligno – el pecado del orgullo – la puerta de entrada al desierto. Una vez que esta puerta se abra, todas las demás iniquidades fluirán a través de ella, y las almas de todos los que sucumban a la herejía llegarán a ser estériles.
Sin la Verdad viviréis en un mundo donde nada de lo que escucháis os traerá paz. Sin la Luz de Mi Presencia el sol no brillará-se volverá aburrido y lánguido, y luego se convertirá en una neblina, hasta que, mediante la mano de los hombre mortales, no será capaz de traer la luz, de manera que los que tienen ojos y que se negaron a ver ya no verán, mientras que los que vieron y aceptaron el Espíritu de Dios, sí verán.
Vuestro Jesús