¿Es lícito alegrarse de la muerte de un Tirano?

Nos responde Santo Tomás

Santo Tomás y la muerte de un tirano

Por Padre Santiago Matheu

Cada vez que el cristiano se enfrenta a los diferentes tipos de injusticia y opresión que mantienen algunos gobiernos surgen cuestionamientos éticos. El asunto se hace más dramático cuando hay que tomar postura ante la desaparición actual o futura de algún tirano.

Sobre esto nos ilumina el gran teólogo y maestro de la Iglesia santo Tomás de Aquino. Primero que todo nos describe la tiranía y la actitud básica del tirano. Este tipo de gobernante, nos dice Tomás de Aquino, »es quien desprecia el bien común y busca el bien privado» y por tanto »se ha de proceder contra la maldad del tirano por autoridad pública» (Gobierno de los príncipes).

Del estudio de su pensamiento pudiéramos concluir que consideraba la sedición como pecado mortal, pero la resistencia justificada contra la tiranía no constituía sedición ya que el poder se justifica por la medida en que sirve al bien común.

A partir de datos como estos, tomados de propuestas de los teólogos y padres de la Iglesia, algunos han visto históricamente justificado el tiranicidio. Además de esto, muchos se preocupan por los sentimientos que pueden suscitar la desaparición de un tirano y el modo de exteriorizarlos.

Santo Tomás nos enseñaba, y es una de las claves de la doctrina social de la Iglesia, la importancia y centralidad del bien común. Si este ha sido dañado en niveles considerables por algunos que, según el aquinense, buscan sobre todo el »bien privado» es perfectamente lógico y humano alegrarse de que tales condiciones desaparezcan.

Los profundos daños que causa a la sociedad un tirano, mucho más si este aplica o impone alguna doctrina de carácter totalitario, exigen la preocupación de todos. Por tal motivo cuando los sufrimientos y daños que se han ocasionado a las diferentes esferas se presumen aliviadas por la desaparición de la tiranía, son lícitas y lógicas las muestras de alegría porque estas pueden ser además signos de solidaridad con aquellos que más han sufrido.

P. Santiago Matheu

Tomado de Opiniones de El Nuevo Herald.com

Salmo 2

1 ¿Por qué se amotinan las naciones

y los pueblos hacen vanos proyectos?

2 Los reyes de la tierra se sublevan,

y los príncipes conspiran

contra el Señor y contra su Ungido:

3 «Rompamos sus ataduras,

librémonos de su yugo».

4 El que reina en el cielo se sonríe;

el Señor se burla de ellos.

5 Luego los increpa airadamente

y los aterra con su furor:

6 «Yo mismo establecí a mi Rey

en Sión, mi santa Montaña».

7 Voy a proclamar el decreto del Señor:

El me ha dicho: «Tú eres mi hijo,

yo te he engendrado hoy

8 Pídeme, y te daré las naciones como herencia,

y como propiedad, los confines de la tierra.

9 Los quebrarás con un cetro de hierro,

los destrozarás como a un vaso de arcilla»

10 Por eso, reyes, sean prudentes;

aprendan, gobernantes de la tierra.

11 Sirvan al Señor con temor;

12 temblando, ríndanle homenaje,

no sea que se irrite y vayan a la ruina,

porque su enojo se enciende en un instante.

¡Felices los que se refugian en él!

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