El Gobierno no quiere dejar a un lado a ningún animal, aunque su elevado número pueda suponer un riesgo para la salud de las personas. Todo va en contra del ser humano.
El proyecto de Ley de Protección, Derechos y Bienestar de los Animales continúa generando polémica debido a su particular articulado. Su texto es tan descabellado que lleva camino de convertirse en una nueva chapuza jurídica que perjudique, entre otras muchas cosas, la gestión de plagas en las ciudades como pueden ser ratas o palomas.

Si revisamos el texto del proyecto de la ley animalista, podemos ver que el Gobierno quiere obligar a los ayuntamientos a controlar la fauna urbana «garantizando los derechos de los animales». Por lo que les instará a anteponer métodos que no supongan la muerte del animal.
Sí, aunque parezca descabellado y difícil de llevar a cabo con especies como la rata común, la normativa impulsada por el Gobierno no quiere dejar a un lado a ningún animal, aunque su elevado número pueda suponer un riesgo para la salud de las personas.

Artículo 22 de la Ley de Bienestar Animal.
Es en el artículo 22.5. en el que la ley animalista establece que «las entidades locales antepondrán el control poblacional no letal de la fauna urbana en sus planes de actuación en materia de protección animal garantizando los derechos de los animales».
Difícil se antoja cumplir con este punto cuando la rata común, por poner un claro ejemplo, no es un animal que sea recomendable capturar y soltar en otro lugar por cuestiones obvias de salubridad. Demostrado ha quedado en innumerables ocasiones que para el caso la paloma bravía, la que habitualmente vemos en las ciudades, tampoco es este el mejor método, pues no es la primera vez que regresan a donde fueron capturadas. No obstante, llama también la atención que la normativa haga hincapié en la afirmación de garantizar los «derechos de los animales». ¿Es correcta esta terminología?
¿Tienen derechos los animales?
El abogado Alonso Sánchez- Gascón hizo referencia a esta cuestión hace años con una reflexión compartida por este medio: «Responder a la pregunta de si tienen o no tienen derechos de los animales es pura retórica. Todo el mundo sabe, primero porque lo dice el sentido común y después porque lo dicen todas las leyes que los animales carecen de derechos», reflexionaba Sánchez-Gascón.
El abogado argumentó entonces que la respuesta a esta pregunta «ya fue respondida nada menos que hace dos mil años por un jurisconsulto romano». Según el letrado, este concluyó «con una frase muy corta, muy clara y muy contundente: Un animal no puede obrar con culpa porque carece de razón».
Según el ponente «la palabra clave es la razón». «Los animales no son seres racionales y por lo tanto no tienen derechos porque no reúnen ninguno de los requisitos que son necesarios para ostentar y ejercer un derecho». Además señaló que «el animal no tiene responsabilidad porque no conoce las consecuencias de sus actos. (…) Todos los derechos llevan aparejados necesariamente todo un catálogo de obligaciones. Los animales no tienen derechos y por tanto no tienen ninguna obligación».

El proyecto de la polémica Ley de Bienestar Animal no solo pretende imponer la ideología animalista con consecuencias negativas en sectores como la caza o el del control de plagas, como hemos expuesto. La ley afectará a toda la población estableciendo un gran número de prohibiciones que acarrearán importantes castigos por incumplirlas. Su régimen sancionador considera como infracciones leves, multadas con entre 500 y 10.000 euros, «aquellas conductas que, por acción u omisión, conlleven la inobservancia de las prohibiciones y obligaciones establecidas en esta ley». Desde tener a un perro sin haber hecho un cursillo, ejercer la mendicidad con un can, que una perra que se quede preñada sin permiso, dejar peces sin supervisar más de tres días, que tu perro esté en el patio… Son solo algunas de las descabelladas prohibiciones que incluirá.
Los animales están ahí para servir a la humanidad

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹
21 de junio de 2012
Desde que el tiempo comenzó y cuando el mundo fue creado por Mi Padre Eterno ha habido mucha confusión acerca del origen de la raza humana.
Cuando Mi Padre creó el mundo para que Él pudiera tener una familia, se hicieron muchos preparativos.
Él creó la Tierra, los mares, las plantas, los árboles, las montañas, los ríos, los animales y luego, en el penúltimo día, cuando todo estaba en su lugar en el Paraíso, Él creó al hombre.
El hombre, aunque manchado con el pecado, es una criatura sagrada. Los animales están ahí para servir a la humanidad.
El hombre no evolucionó de los animales, pero eso es lo que aquellos que no creen en Dios, desearían que creyerais.
Las teorías de la evolución que afirman que el hombre vino de animales, son una mentira. Nunca podrán ser probadas.
Satanás, sus ángeles caídos y cada demonio que brota del enemigo de Dios, han convencido al hombre de esta terrible mentira.
El hombre es un hijo de Dios pero para degradar al hijo humano de Dios, Satanás quiere crear confusión en los corazones de la humanidad.
¿Por qué él promueve esta mentira a través de falsas enseñanzas? Para que así pueda probar que el hombre evolucionó de los monos y entonces convencerlos de que ellos no fueron creados por la Mano de Mi Padre Eterno.
Esta es una de las mayores mentiras perpetradas por el diablo, usando las almas de aquellos hombres que afirman que ellos son más inteligentes que el resto de sus hermanos y hermanas.
Los científicos declaran que el hombre evolucionó del animal, pero ellos están siendo engañados.
La ciencia es deficiente cuando intenta declarar la verdad acerca de la creación del universo.
Ningún hombre entiende el milagro de la Creación Divina.
Si el hombre cree que sabe todas las respuestas acerca de los orígenes de la humanidad, basado en el razonamiento humano, entonces engaña no solo a otras pobres almas, sino a sí mismo.
Cuando no hay amor de Dios presente en tales almas quienes creen en la superioridad de la inteligencia humana entonces el ateísmo se esparce como mala hierba.
Esta mala hierba, que crece en toda dirección, contamina y destruye todos los cultivos a la vista y crea enfermedad.
La única cura es buscar ayuda de Dios a través de la oración humilde y pedir que la Verdad sea revelada.
Tantas falsedades difundidas por los ateos que tratan de probar que Dios no existe, han destruido millones de almas. Sus víctimas necesitan vuestras oraciones.
El ateísmo es la mayor religión en el mundo y aquellos que han dedicado sus vidas a este engaño, están perdidos por la eternidad.
Ellos enfrentarán el fuego del Infierno.
A menos que se vuelvan a Mí, durante o después del Aviso, ellos sufrirán un terrible castigo.
Rezad por ellos.
Vuestro Jesús