Que vuestras acciones y vuestras palabras hagan resplandecer el Rostro bendito del Señor, para que todos los pueblos de la tierra se conviertan a Él, se arrodillen ante Él en adoración y le devuelvan la corona real que le arrebató la Revolución.

Rex pacificus magnificatus est,
cujus vultum desiderat universa terra .
Toda la tierra desea contemplar el rostro bendito del Rey de paz, que se dignó nacer según la carne, hace dos mil veintidós años, para redimirnos del yugo de Satanás y adquirirnos para la gloria del cielo con Su Santísima Pasión.
Porque un Niño nos es nacido, un Hijo nos es dado; y el principado estará sobre su hombro. Y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y justicia desde ahora y para siempre. El celo del Señor de los ejércitos hará esto (Is 9, 6-7). Estas solemnes palabras, referidas al Redentor que viene, nos impulsan a reconocer el signo de la soberanía y a cooperar para que triunfe la paz, que es estabilidad del orden, fundada en el derecho y la justicia.
En este mundo que es rebelde e indócil al Niño Rey; en este mundo que se engaña a sí mismo de que puede construir la paz sin Aquel que es su eterno fundamento, que cada uno de vosotros de testimonio de la Fe en Nuestro Señor Jesucristo con valentía y coherencia de vida, ofreciéndole vuestro corazón como pesebre místico en el que Él puede descansar, como un trono en el que se sienta y reina ante todo sobre vosotros, vuestras familias y vuestra comunidad. Que vuestras acciones y vuestras palabras hagan resplandecer el Rostro bendito del Señor, para que todos los pueblos de la tierra se conviertan a Él, se arrodillen ante Él en adoración y le devuelvan la corona real que le arrebató la Revolución. .
Y que así sea.
+ Carlo Maria, Arzobispo
Santísima Navidad MMXXII
Para Mi no pondrán una corona de esmeraldas o de piedras preciosas

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹
25 de Noviembre, 2012
Soy Cristo, el Salvador de la raza humana y pronto voy a tomar Mi Corona y reinaré sobre la tierra finalmente.
La Corona de Espinas sigue permaneciendo, sin embargo en su lugar, sobre Mi Sagrada Cabeza, hasta que el gran día llegue cuando me siente finalmente en el trono que me ha prometido Mi Padre.
Soy el único Rey Verdadero, el único Dios Verdadero, y sin embargo llevo una Corona de Espinas colocada tan cruelmente por manos del hombre ingrato.
Para Mí, no pondrán una corona de esmeraldas o de piedras preciosas. Ni siquiera hoy. No, en cambio, todavía me siguen hiriendo por rechazar cruelmente la salvación que he conseguido para ellos cuando me crucificaron.
He esperado y esperado a la humanidad para elevar sus ojos y abrírselos para que vean la Verdad.
Sin embargo, tan pocos Cristianos siguen Mis Enseñanzas. Son debilitados por presiones externas y permanecen en silencio mientras el mundo abraza el pecado como si fuera una cosa buena.
Mi Corona ha sido preparada y llegaré en Gloria. Ningún hombre se quedará sin verme mientras Yo llego del Cielo.
Este evento se llevará a cabo durante cierto número de horas y llevará al hombre que es fuerte en la Fe a gritar y regocijarse.
Muchos estarán avergonzados y asustados cuando me vean. Incluso entonces, si me piden que les perdone, voy a hacerlo así y hasta el último segundo.
Tened cuidado con los que dicen ser Yo. Esto es muy importante porque Yo solo vendré en ese día.
No voy a caminar por la tierra como un hombre porque esto no ha sido autorizado por Mi Padre. Que nadie os engañe.
Mi Reino está cerca, y os permite saber a todos los que no me reconocéis, ni a Mi existencia, ni a las profecías contenidas en el Libro de Mi Padre, que esto no puede ser detenido.
Satanás y los que le siguen no tienen ningún poder sobre Mí. El único poder que importa es el Poder de Dios que ama a todos Sus hijos.
Preparaos para Mi Nuevo Reino y alegraos. Aguardad el día, porque éste será el día en que todo sufrimiento humano termine para siempre.
Sólo aquéllos que siguen Mis Enseñanzas experimentarán Mi Nuevo Paraíso.
Mis discípulos debéis crear un círculo de oración con el fin de salvar las almas de aquéllos que no quieren venir a Mí, incluso en el último día.
Por favor, orad la Oración de la Letanía por la Gracia de Inmunidad por aquéllos que no tienen la fuerza para ayudarse a sí mismos.
Vuestro Jesús