El momento en que un sacerdote brasileño recién ordenado se derrumbó y lloró en su primera Misa.
Ese momento en el que Jesús se hace pan para venir a habitar en nuestros corazones.
Ahora en el que hay grupos católicos que sólo se centran en las barbaridades que hacen en las Misas los curas masones, homosexuales y herejes infiltrados, para alejar al pueblo sencillo de los Sacramentos y privarlos del alimento divino, exhortando sin cesar a que salgan de las templos, nos hace muy felices ver buenos sacerdotes que los hay y muchos. Hay que orar por ellos para que sean valientes en estos tiempos de persecución que padecen y no abandonarlos ni a ellos ni a Jesús Eucaristía ni los Sacramentos que nos traen. Los amamos y los necesitamos. Son nuestra puerta del Cielo.
“Si comprendiéramos bien lo que representa un sacerdote sobre la tierra, moriríamos: no de pavor, sino de amor… Sin el sacerdote, la muerte y la pasión de Nuestro Señor no servirían de nada. El sacerdote continúa la obra de la redención sobre la tierra… ¿De qué nos serviría una casa llena de oro si no hubiera nadie que nos abriera la puerta? El sacerdote tiene la llave de los tesoros del cielo: él es quien abre la puerta; es el administrador del buen Dios; el administrador de sus bienes… Dejad una parroquia veinte años sin sacerdote y adorarán a las bestias… El sacerdote no es sacerdote para sí mismo, sino para vosotros”
–Santo Cura de Ars
🛡️Ejército Remanente
Estoy presente en la Santísima Eucaristía a través del acto de la Transubstanciación
Mensaje del Libro de la Verdad 🏹
2 de junio del 2013
Debo recordar a todos los hijos de Dios la Verdad de Mi Promesa de darle a la humanidad el Regalo de la Santa Eucaristía.
Debo recordaros del Poder de la Santísima Eucaristía y del hecho de que Soy Yo, vuestro amado Jesús, Quien está verdaderamente Presente. Os di Mi Cuerpo para salvaros de la condenación eterna. Os di Mi Cuerpo para que pudiera permanecer dentro de vuestras almas.
Estoy Presente en la Santísima Eucaristía a través del acto de la Transubstanciación. Expliqué esto muy claramente a Mis apóstoles en la Última Cena. Entonces, ¿por qué muchos de vosotros no aceptáis este gran Regalo dado a vosotros a un gran costo? Este es Mi Regalo para vosotros. Mi Cuerpo y Mi Sangre fortalecerán vuestra alma. Mi Presencia Divina sustenta vuestra alma y provee a todos aquellos que aceptan Mi Santa Eucaristía con una Gracia especial, que os traerá más cerca a Mí.
Cuando me hagáis Compañía durante la Adoración Eucarística, derramaré los mayores Dones sobre vosotros. Pronto encontraréis difícil separaros de Mí y Yo estaré más cerca de vosotros. Vuestro corazón llegará a estar entrelazado con Mi Sagrado Corazón.
Nunca debéis olvidar el Poder de Mi Santa Eucaristía, porque esta retiene la Luz de Mi Presencia en el mundo. Sin Mi Verdadera Presencia en la Santa Eucaristía, estaríais perdidos y seríais incapaces de permanecer en estado de Gracia.
Cuando os priváis de Mi Cuerpo, empezaréis a sentiros vacíos. Os separaréis de Mí y mientras todavía Me améis, os esforzaréis por permanecer en unión Conmigo.
Vuestro Jesús