Milagros de San Miguel en la época apostólica

El Arcángel Miguel que presenta la New Age es un impostor, porque no responde a Dios sino al maligno, y cómo por el contrario, el verdadero Arcángel Miguel bajó en Colosas para combatir a los paganos.

El esoterismo está floreciendo y ocupando el lugar dejado vacío por la decadencia del cristianismo y el olvido de lo sagrado.

Apoyado en la prescindencia de los sacerdotes, que no se preocupan en diferenciar las creencias paganas de las cristianas.

El paganismo de la New Age hace un culto a la naturaleza como un ser vivo, cree en la reencarnación y utiliza símbolos y rituales supersticiosos creyendo en su poder, independiente de Dios. 

Y su culmen es considerar a los ángeles como seres que hacen su propia voluntad, como emergentes de las energías cósmicas, siendo su máximo exponente el Arcángel Miguel.

Hoy muchos católicos creen que los ángeles nos conectan con energías invisibles.

Caen en los engaños de la Nueva Era de que los ángeles empoderan a las personas para que alcancen su máximo potencial, para deshacerse de ansiedades y problemas, y ganar dinero y tener éxito.

El Arcángel Miguel que predican en la New Age es un impostor.

Se refieren a él como un ser increíble de Inteligencia Cósmica, un ser espiritual altamente evolucionado que refleja la Luz Crística.

Y dicen que puede ser invocado por cualquiera que busque crecer, evolucionar, y alinearse con el universo.

O sea que mientras para la New Age los ángeles son seres “cósmicos” que actúan libremente, los ángeles del cristianismo son creación de Dios, que hacen Su voluntad, y Él los puso al servicio de los hombres.

Hablan de que para comunicarse con los ángeles hay que modificar el nivel vibratorio humano.

Y esto es un gran engaño, porque cuando un ángel se aparece a un ser humano, lo hace por encargo de Dios, y de manera inesperada, sencilla y espontánea.


Sin necesidad de ejercicios especiales, ni exigir a las personas un cambio de “frecuencia vibratoria”.

Y ese engaño se hace más oscuro, y demuestra de dónde viene esa doctrina realmente, cuando enseñan que la gente ha tenido una muy falsa impresión de los ángeles caídos. 

Y que Lucifer es el verdadero “Portador de Luz”, dedicado a nuestro crecimiento espiritual.

Así concebidos, los ángeles ya no son ministros o auxiliares de Dios, sino obstáculos en la relación de los hombres con el Dios verdadero.

El nombre de Mi-ka-El, en hebreo “quién es como Dios”, refleja el programa del Arcángel Miguel. 

Él es un intermediario eficaz y un poderoso defensor del género humano, pero lo hace en virtud de ser un mensajero que responde a su Creador.

Según la Sagrada Escritura y la Tradición, ha intercedido por la humanidad en múltiples ocasiones y continúa sirviendo como defensor de la fe. 

En el Apocalipsis 12, está a la cabeza de los ángeles para luchar contra lucifer y lo arroja a la Tierra.

Se ha aparecido a los seres humanos en varias cimas de montañas, lugares teofánicos por excelencia, para recordarnos que su papel es de servidor del Cielo.

En el Monte Gargano de Italia, se apareció 4 veces a través de la historia, bajó al Mont Saint Michel en Francia.

Y fue el mensajero enviado por Dios para guiar a Santa Juana de Arco.

El emperador Constantino le atribuyó su brillante victoria sobre el emperador pagano Majencio.

Durante una plaga que despobló la ciudad de Roma, se apareció al Papa Gregorio Magno, en una procesión, con su espada en alto, cortando la plaga.

Se apareció en Tlaxcala, México para anunciar un nuevo manantial de agua sanadora.

En 1884 León XIII creó la famosa oración a San Miguel, para pedir ayuda, ante la visión que tuvo de bandadas de demonios atacando el Vaticano.

Fue enviado a preparar a los pastorcitos de Fátima para recibir las apariciones de Nuestra Señora.

Les enseñó a orar y les dio la sagrada comunión, cosa que también sucedió en Garabandal.

Y la tradición relata que Miguel hizo una aparición en el santuario de Colosas, en Frigia, hoy Turquía, donde fueron curados todos los enfermos que se bañaron allí, invocando a la Santísima Trinidad y a Miguel.

Se trata de una aparición expresamente contra los paganos.

Porque cuando estos paganos, que sostenían creencias supersticiosas como las de la New Age, quisieron destruir el santuario y el manantial sanador, apareció el Arcángel Miguel y los dispersó.   

La historia es esta. Después que Nuestra Señora se fue al Cielo, San Juan Apóstol llegó a Frigia. 

Y una vez allí, el Espíritu Santo lo instruyó para que fundara un culto a San Miguel Arcángel, para que el lugar se convirtiera en epicentro de reverencia y amor al líder de todos los ángeles.

Predicó a los nativos sobre la grandeza de San Miguel y brotó un manantial de agua por donde caminó San Juan.

Pronto vinieron los enfermos a pedir la intercesión de San Miguel. 

Y cuando llegaron, se les indicó cómo hacer la señal de la cruz en honor a la Santísima Trinidad, rezaron a San Miguel, y se curaron instantáneamente.

Muchos de los peregrinos eran paganos y se convirtieron a la fe.

No lejos de ahí San Miguel se apareció al padre de una niña que había nacido muda, le dijo que la llevara al manantial y le diera de beber.

El padre tomó a su pequeña y pidió su curación rezando.

Y de repente, la niña habló diciendo «gracias San Miguel».

El padre y la hija fueron catequizados y luego bautizados. 

Y después el padre encabezó la fundación de una hermosa iglesia dedicada a San Miguel, al lado del manantial, como forma de agradecer al Arcángel.

Este manantial y la iglesia quedaron bajo la jurisdicción de un arzobispo muy bueno y santo, y fue el lugar de una miríada de milagros.

Pero los paganos locales se enfurecieron tanto por las sanaciones milagrosas y la santidad del arzobispo, que tramaron la destrucción. 

Capturaron y arrastraron al arzobispo de los cabellos, mientras lo golpeaban con garrotes.

Pero los dedos que tiraban del cabello del arzobispo, se secaron instantáneamente.

Trataron de desmantelar el manantial, pero de él brotó fuego en lugar de agua, lo que confundió a los paganos y huyeron.

Y entonces intentaron inundarlo desviando un río, para diluir el agua bendita del manantial y ensuciarla.

Entonces el santo arzobispo se arrodilló ante el altar de San Miguel y pidió que no tuvieran éxito los esfuerzos por contaminar el manantial. 

Y escuchó la voz de San Miguel diciéndole que tuviera valor.

Y cuando los paganos lograron desviar el agua del río, que esperaban inundaría el manantial, apareció San Miguel, hizo la señal de la cruz y su presencia impidió que el agua del río tocara el manantial.

El muro de agua del río le obedeció, ni siquiera mojó el manantial, y protegió la tierra que San Juan Apóstol había pisado.

VIDEO:

Religión, La Voz Libre

Para aquellos que creéis que recibiréis poderes de los ángeles de Dios, estáis equivocados

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹

30 de noviembre de 2014

Mis queridos niños, no debéis jamás rezar a los ángeles de Dios, porque ellos son Sus servidores y se esfuerzan sólo para dar gloria a Dios y para hacer su Santísima Voluntad. La oración es un acto de adoración y cuando vosotros recurrís a los ángeles de Dios, dentro de Su Jerarquía Celestial, debe ser siempre con la intención de pedirles que oren por vosotros. Si intentáis comunicaros con la Jerarquía Celestial de Ángeles, entonces, sólo tiene que ser para pedir su ayuda y orientación para que podáis hacer la Santísima Voluntad de Dios.

Para aquellos de vosotros que creéis que recibiréis poderes de los ángeles de Dios, entonces estáis equivocados. El poder dado a los ángeles unicamente puede venir de Dios y nunca debéis utilizarlos como un sustituto para orar a Él. De ésta manera muchas almas intentan comunicarse con los ángeles actualmente por razones egoístas y para obtener poderes que no tienen nada que ver con Dios. La obsesión por los ángeles puede conducir a un terrible descontento porque esto puede atraer al espíritu del mal, si no sois cuidadosos.

Cuando llamáis a los ángeles de Dios para que os ayuden, debéis siempre  bendeciros primero con Agua Bendita y luego pedir a ellos asistencia, en el nombre de Jesucristo. Si no hacéis esto y utilizáis cualquier objeto, que no esté asociado con el Cristianismo, cuando llaméis a los ángeles por ayuda, entonces esto podría invitar al espíritu del mal en vuestra vida. Una vez que esto sucede, vosotros encontraréis que es casi imposible erradicarlo.

Una obsesión con comunicarse con los ángeles puede llevar a incursionarse en el ocultismo. Una vez que esto sucede, vosotros atraeréis a aquellos ángeles que fueron expulsados del Cielo por Mi Padre Celestial. Ellos ahora vagan por la Tierra en cientos de miles, buscando un hogar. Las almas que se exponen a su influencia pueden rápidamente enredarse en un mundo espiritual que no es de Dios. Una vez que vosotros abrazáis el inframundo no tendréis paz. Estos ángeles caídos os van a motivar para que entréis a una red de engaños. En primer lugar sentiréis una sensación de esperanza y luego la creencia de que podéis controlar todos los aspectos de vuestra vida, con la ayuda de ese tipo de ángeles. Con el tiempo, por error, creeráis que vosotros estáis en control total de vuestro propio destino. Cada falsa sensación de paz llenará vuestras mentes, pero, poco después, sentiráis una terrible miseria.

Incursionar con tales espíritus que vosotros creéis ser ángeles de Dios, pero quienes no pertenecen a Su Reino, os llevará a involucrarse con el ocultismo, que os cegará a la Verdad y destruirá vuestra alma.

Dios no concede a Sus Ángeles permiso para dar regalos a vosotros porque éstos sólo pueden provenir de Él. A los ángeles de Dios se les puede pedir que oren por vosotros, pero nunca que os otorguen bienes terrenales o poderes espirituales. Cuando idolatráis los ángeles y buscaís estas cosas vosotros sois culpables de romper el Primer Mandamiento de Dios.

Vuestra amada Madre

Madre de la Salvación

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