El pasado no se entiende sin Jerusalén, el presente depende de Jerusalén, el futuro es Jerusalén

Los cristianos son las víctimas últimas de todos los conflictos entre judíos y musulmanes: no tienen ejército.

Oigo hablar mucho de derecho internacional, al rebufo de la bestialidad de los milicianos de Hamás con los colonos israelíes. Nos llevaría demasiado tiempo contar, aunque fuera en sinopsis, la historia de Israel pero sí se puede adelantar algo: el derecho internacional poco tiene que ver con el actual conflicto entre judíos y palestinos.

El derecho internacional y las leyes de la guerra nacieron en España, de la pluma del dominico burgalés y catedrático de la Universidad de Salamanca, Francisco de Vitoria (1483-1546). Retorciendo las enseñanzas de Paquito Vitoria, la progresía internacional y los musulmanes han creado un derecho internacional a medida, que lo mismo vale para un roto que para un descosido.

En cualquier caso, el derecho internacional falla en Gaza… porque para los árabes la guerra es una cuestión de familia. Dicho en otras palabras: el terrorista no pone en práctica ninguna ley de la guerra que es, por lo que el necio de Antonio Guterres, secretario general de la ONU, se empeñó en recordarle a Israel, que debía respetar las leyes de la guerra. Precisamente, a los judíos, no a los gazaríes.

¿Y los cristianos? Javier Garisoain, en Ahora información, asegura que esta no es nuestra guerra. En parte, tienen razón: los cristianos son las víctimas últimas de todos los conflictos entre judíos y musulmanes: no tienen ejército. 

Pero, por otra parte no la tiene, porque al fondo del actual conflicto y de todos los conflictos entre árabes e israelíes, entre judíos y mahometanos, resulta que está Jerusalén, y Jerusalén sí que nos concierne a los cristianos, ahora más que nunca. 

Si hubiera de tomar partido por alguien lo haría por los cristianos palestinos, por esa minoría sufriente que da testimonio de la Verdad en medio de unos fanáticos que rechazaron a Jesús porque se quedaron cortos y otros fanáticos que rechazaron a Jesús porque se pasaron de largo siguiendo una falsa última revelación. El único remedio posible para Tierra Santa es la conversión de todos al Evangelio. Y su único remedio político sería el Reino de Jerusalén. El problema es que el número de cristianos en Palestina ha descendido en los últimos cien años del 24% que censaron los turcos en 1914 al apenas 2% actual. Mal vamos.

Así que volviendo al momento presente, sin dejar de condenar cualquier atrocidad, venga de donde venga, me reafirmo en que esa no es nuestra guerra.

La ciudad santa tendrá su protagonismo en ese etapa de final de ciclo, también como parte de un proceso de conversión del pueblo elegido. Como bromeaba un periodista judío, ¡pero entonces queda muchísimo tiempo para eso! En serio, Jerusalén sí nos concierne a todos los cristianos y a toda la humanidad.

San Juan Pablo II proponía convertir Jerusalén en una ciudad abierta, bajo control internacional, abierta a las tres grandes religiones monoteístas, una idea que nunca ha prosperado porque a ello se han opuesto los musulmanes pero, sobre todo, tras la guerra de 1967, también los israelitas. Nunca ha prosperado porque los hebreos consideran innegociable el mero planteamiento.  

Insisto, una ciudad llamada a jugar un papel relevante en el mundo próximo:  

¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus pollitos bajo sus alas y no quisiste! Vuestra casa quedará desierta porque en verdad os digo que no me veréis más hasta que digáis: ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” (Mt 23, 37-39).

El pasado no se entiende sin Jerusalén, el presente depende de Jerusalén, el futuro es Jerusalén.

Sí, esto nos afecta a los católicos.

Hispanidad / Ahora Información

Los Dos Testigos, mencionados en el Libro del Apocalipsis

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹

15 de abril de 2012

Mi queridísima bienamada hija, sé que algunos de estos mensajes no tienen sentido para tí, pero debes confiar en Mí y saber que Yo debo revelar los contenidos del Libro del Apocalipsis, para que las almas sepan qué esperar en estos tiempos.

Aquellos con una fe pequeña pero que aceptan Mi Palabra, dada a vosotros por esta profeta, sabed que vuestra humildad y deseo, nacido de puro amor por Mí, os ha traído más cerca de Mi Sagrado Corazón.

Vosotros sois Mi Iglesia Remanente. Vosotros sois la Iglesia, referida en el Libro del Apocalipsis.

Vosotros sois el producto de la mujer que dió a luz a un varón y que fue arrojada al desierto, en donde estaréis aislados, aunque unidos como úno solo, para proclamar Mi Santa Palabra y predicar los verdaderos Evangelios.

La mujer da a luz a Mi verdadera Iglesia, Mi rebaño leal, que no será engañado por el Falso Profeta.

Vosotros, Mi Iglesia, serán arrojados a un lado dentro del desierto, durante 1,260 días, en donde os refugiaréis, pero con el Don del Espíritu Santo, seréis alimentados con los frutos de Mi amor.

Serán los miembros leales de Mis Iglesias Cristianas, incluyendo a Mis siervos consagrados  y a aquellos de Mis seguidores que rechacen al Falso Profeta, quienes tendrán que mantener Mi Iglesia junta.

Vosotros tendréis que honrarme en secreto, porque la Misa cambiará más allá del reconocimiento bajo el gobierno del Falso Profeta.

Vosotros sóis Mis verdaderos seguidores y todas las gracias del Cielo están siendo derramadas sobre vuestras preciosas almas.

Cómo os amo hijos y cómo aliviáis Mi sufrimiento. Pero cuánto dolor hay en Mi corazón a causa de  aquellos de Mis seguidores que rehusarán escucharme.

Ellos serán atraídos en una red, por el Falso Profeta, dentro de las tinieblas y Yo no los puedo salvar.

Por su propia voluntad, ellos Me abofetearán en la cara.

Mi Iglesia Remanente necesitará difundir la Palabra a Mis otros hijos, incluyendo a aquellos que no me conocen de nada.

Vosotros, Mi Iglesia Remanente, necesitaréis proclamar Mis profecías y Mi Santa Palabra a aquellos, que no son Cristianos o que no conocen los Diez Mandamientos.

Vuestra labor será asegurar que la Santa Biblia sea leída y entendida.

Dependerá de vosotros informar al mundo del sentido completo de los sellos contenidos en el Libro del Apocalipsis, el cual Yo revelaré a María Divina Misericordia.

Los Dos Testigos en el Libro del Apocalipsis:

Vosotros, Mis seguidores, sois uno de los Dos Testigos referidos en el Libro del Apocalipsis y quienes estaréis protegidos desde los Cielos.

Mi Palabra, dada a vosotros, Mi Iglesia Remanente, puede ser desechada como un cadáver, pero Mi Palabra nunca morirá.

Los Judíos serán el segundo de los Dos Testigos.

Las dos lámparas son Mis Iglesias Cristianas, la tradicional y verdadera Iglesia y aquellos seguidores Míos, que serán desechados por el Falso Profeta.

Los dos Árboles de Olivo, son el Antiguo Jerusalén Israel y el Nuevo Israel.

Ellos, los judíos, sabrán por fin que Yo soy el Mesías, y su prédica de la Verdad será también desechada y expulsada por el Falso Profeta y el Anticristo, para pudrirse como un cadáver. De nuevo, ésta raza elegida no morirá.

Ambos se sentirán derrotados, pero esto no será así porque formaréis, junto con otras religiones, la única Iglesia verdadera – la Nueva Jerusalén – la cual se levantará de las Cenizas.

Vosotros sobreviviréis la terrible y malvada monarquía, que surgirá bajo el dual liderazgo del Falso Profeta y el Anticristo, ambos, los cuales serán arrojados al lago de fuego, que es el Infierno.

Esta persecución no tardará mucho y a vosotros se os será dada una gran fortaleza y protección.

Os será dada ayuda y muchos líderes surgirán de entre vosotros, para guiaros a través de este período.

Muchos de vosotros llegaréis a ser santos en Mi Nuevo Paraíso y, habiendo ayudado a edificar Mi Iglesia Remanente en la Tierra, reinaréis Conmigo en el Nuevo Cielo y Tierra, que emergerá a Mi Segunda Venida.

Aquellos de vosotros que no estáis Conmigo, se os dará un corto plazo de tiempo para elegir.

Vosotros estaréis, o del lado del Falso Profeta y contra Mí, o de Mi lado.

Elejid lo primero y vuestra alma será robada por el engañador. Severo como suena, esta es la verdad.

La prueba de Mi Presencia será dada a todos los hijos de Dios durante el Aviso.

Rezad para que aceptéis la Verdad de que Soy Yo, vuestro bienamado Jesús, el que os llama desde el Cielo, a fin de abriros los ojos para que podáis ver y para que podáis oir, y así de esta manera escuchéis antes de que sea demasiado tarde.

Vuestro bienamado Jesus

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