Se descubre un nuevo libro oculto del cardenal Tucho Fernández

El cardenal Víctor Manuel Fernández no es el autor solamente de un libro sobre “el arte de besar” sobre el que hablamos aquí y en todo el mundo. Escribió otro más impúdico y pornográfico y también lo ocultó. Debe ser destituido de su cargo.

Debo comenzar este post particularmente desagradable pidiendo disculpas a los lectores por la indecencia del tema y del vocabulario que encontrarán en él, pero no hay otra opción. Puedo decir en mi defensa que no se trata  de mis palabras sino que fueron escritas por el hoy cardenal prefecto de Doctrina de la Fe.

    El cardenal Víctor Manuel Fernández no es el autor solamente de un libro sobre “el arte de besar” sobre el que hablamos aquí y en todo el mundo. Escribió otro más impúdico y también lo ocultó. De hecho, no aparece en el listado que incluyó en su CV y publicado luego por la página oficial del Vaticano en ocasión de su nombramiento. El libro en cuestión se llama La pasión mística. Espiritualidad y sensualidad, y fue publicado en la ciudad de México por la editorial católica Dabar en 1998. Hace pocos días, fue subido a Scribd y allí lo encontramos. Los interesados pueden descargarlo gratuitamente desde aquí, La veracidad del texto está confirmada no solamente por el ejemplar físico al que hemos accedido sino también por su inscripción en el registro internacional de ISBN (aquí) y su inclusión en Google Books (aquí), como así también en varios repertorio bibliográficos que pueden encontrarse en la web (por ejemplo este), incluido su propio blog personal.

    Habrá alguna persona que quiera leer el libro completo, aunque no lo aconsejo. Son poco más de noventa páginas que no edificarán a nadie y para más de uno será ocasión de pecado.

    Sin embargo, resulta importante comentar algunos de los pasajes más notables que aparecen sobre todo en los tres últimos capítulos titulados respectivamente: “Orgasmo masculino y femenino”; “El camino hacia el orgasmo” y “Dios en el orgasmo de la pareja”. Un poco antes, al iniciar el capítulo 6 titulado “Hermosa mía ven”, el cardenal Fernández escribe: 

Voy a intentar describir, con mis pobre palabras, una experiencia de amor, un encuentro apasionado con Jesús que me contó una adolescente de dieciséis años”. 

Es decir, Tucho Fernández se entretenía con menores de edad quienes le relataban lo siguiente: “Acaricio tu rostro, Jesús, y llego a tu boca. […] Acaricio tus labios, y en un inaudito impulso de ternura tú me permites que los bese suavemente. […] Entonces acaricio tus piernas delicadas, que me parecen columnas perfectamente esculpidas, llenas de fuerza y vitalidad. Las acaricio, las beso…”. (p. 59; 61-62).

En el capítulo 7, el cardenal prefecto se dedica a describir con precisión anatómica la mecánica del placer sexual:

Normalmente, la mujer, más que el hombre, considera muy insatisfactorio el sexo sin amor y necesita condiciones adecuadas para sentirse excitada sexualmente. Le atrae menos que al hombre mirar fotos con escenas sexuales violentas, imágenes de orgías, etc.

Pero esto no significa que se sienta menos excitada por la pornografía fuerte, sino que la disfruta y la valora menos y, en algunos casos, le despierta temor.

Disfruta más con las caricias y los besos, y necesita que el varón juegue un poco antes de penetrarla. Pero a él, en pocas palabras, le interesa más la vagina que el clítoris.

En los momentos del orgasmo, él suele emitir gruñidos agresivos; ella, un balbuceo infantil o suspiros.

No olvidemos que la mujer tiene un rico plexo venoso alrededor de la vagina, que mantiene un buen flujo sanguíneo después del orgasmo. Por eso suele ser insaciable. Necesita descargar la congestión pelviana, y mientras esto no suceda, después del orgasmo puede tener ganas de más. La mujer requiere más tiempo, más dedicación; le hace falta que el varón le dedique un plus después que él haya alcanzado su propia satisfacción. Pero él normalmente se descarga bien en la eyaculación y queda satisfecho y agotado. (p. 65-66)

Por supuesto, esta descripción tiene una finalidad espiritual:

Preguntémonos ahora si estas particularidades del varón y de la mujer en el orgasmo, se dan también de algún modo en la relación mística con Dios.

Podríamos decir que la mujer, por ser más receptiva, también está mejor dispuesta a dejarse tomar por Dios, está más abierta a la experiencia religiosa. Será por eso que en los templos predominan las mujeres. (p. 67).

En ese momento culmine del placer carnal, pareciera que las diferencias sexuales desaparecen:

Por eso, los científicos suelen decir que las diferencias entre el varón y la mujer se viven en la etapa previa al orgasmo, pero no tanto en el orgasmo mismo, donde las diferencias entre lo femenino y lo masculino ya no son tan claras y parecen desaparecer. (p. 70).

En el capítulo 8, el purpurado autor se entretiene en la dimensión mística del itinerario hacia el orgasmo, y nos explica que:

Algunos santos comenzaron a tener experiencias embriagantes de Dios poco tiempo después de haberse convertido, o en la misma conversión; otros, como santa Teresa de Ávila, lograron esas experiencias después de muchos años de sequedad espiritual. Santa Teresita de Jesús, aunque se sentía tiernamente amada por Dios, nunca tuvo experiencias muy “sensuales” de su amor, y parece que sólo alcanzó un gozo desbordante y apasionado en el instante de su muerte, cuando su rostro se transfiguró y dijo sus últimas palabras: “¡Te amo, oh Dios mío, te amo!”.

Ciertamente, las experiencias “embriagantes” o “sensuales” del amor de Dios que el cardenal Fernández atribuye blasfemamente a Santa Teresa de Jesús y a Santa Teresita del Niño Jesús son orgasmos. 

    En el mismo capítulo, el prefecto de Doctrina de la Fe, afirma lo siguiente:

Pero esto tampoco significa necesariamente que esa experiencia gozosa del amor divino, si la alcanzo, me liberará de todas mis debilidades psicológicas. No significa, por ejemplo, que un homosexual necesariamente dejará de serlo. Recordemos que la gracia de Dios puede coexistir con debilidades y también con pecados, cuando hay un condicionamiento muy fuerte. En esos casos, la persona puede hacer cosas que objetivamente son pecado, pero no ser culpable, y no perder la gracia de Dios. (p. 80)

El capítulo 9, en cambio, está destinado a la presencia de Dios en el orgasmo de la “pareja”. Es curioso que el autor no habla de “matrimonio” sino de “pareja” la que, por lo que hemos visto más arriba, podría estar constituida por individuos de distinto o igual sexo. E introduce el tema diciendo:

Hasta ahora hemos hablado sobre la posibilidad de llegar a una especie de orgasmo plenificante en nuestra relación con Dios; lo que no implica tanto alteraciones físicas, sino simplemente que Dios llega a tocar el centro anímico-corpóreo del placer, de modo que se experimenta una satisfacción que abarca a toda la persona. Esto nos lleva a otra consecuencia importante: nos invita a descubrir que, si Dios puede hacerse presente en ese nivel de nuestra existencia, también puede hacerse presente cuando dos seres humanos se aman y llegan al orgasmo; y ese orgasmo, vivido en la presencia de Dios, puede ser también un sublime acto de culto a Dios. (p. 14)

 A fin de liberar a sus lectores de cualquier cargo de conciencia, les dice que:

Vemos así que el placer también es algo religioso, porque “es un don de Dios”. Por eso, el que es capaz de disfrutar en la presencia de Dios, puede ser más fácilmente consciente del amor de Dios, y así abrirse a amar a los demás. El que no es capaz de disfrutar de los placeres de la vida, porque no se ama o no se acepta a sí mismo, difícilmente podrá amar generosamente a los demás. […] Entonces, no tenemos que escapar o escondernos de Dios cuando gozamos, porque es él quien “creó todas las cosas para que las disfrutemos” (1 Tim 6,17). (p. 86-87)

Y la conclusión de este razonamiento es muy previsible:

Así, el placer del orgasmo se convierte en un anticipo de la maravillosa fiesta de amor que es el cielo. (p. 88)

Los rígidos semipelagianos, por su parte, deben estar alertas:

Debemos decir, por lo tanto, que no agrada a Dios la actitud de ciertas personas falsamente espirituales que niegan permanentemente al cónyuge la relación sexual, con la excusa de que buscan un amor más “perfecto”. Porque es precisamente la unión sexual, como expresión de amor, […] (p. 88)

   ¿Qué pensará del cardenal prefecto San Alejo y tantos santos que eligieron de común acuerdo con sus cónyuges la abstinencia sexual por un amor más elevado? 

    E interpretando torcidamente a los grandes maestros afirma lo contrario a lo que la Iglesia siempre afirmó:

El placer sexual no dificulta la espiritualidad ni la contemplación, porque si la unión sexual es un acto de amor, éste no hace más que abrir el corazón, y facilita así la contemplación de Dios. Ya decía san Buenaventura que “nadie llega a la contemplación si no se ejercita en el amor al otro” (III S., 27, 2, 4; IV S, 37, 1, 3, ad 6), y según santo Tomás de Aquino “el afecto humano se dilata con el placer” (Summa Th., I-IIae, 31, 3). (p. 88-89)

El problema, según Tucho, viene de “la mentalidad griega la que influyó negativamente en el cristianismo, transmitiéndole un cierto desprecio del cuerpo”. (p. 89) Pero Santo Tomás restituyó todo a su justo lugar y, para confirmar su opinión, trae el testimonio del P. Danielou quien en un escrito afirma que “De la unión erótica a la unión mística hay un paso fácil de dar” y, sobre todo la de “un venerable teólogo egipcio del siglo XV [olvida decir que se trata de un musulmán] que hacía la siguiente alabanza a Dios:

Alabado sea Alá, que afirma los penes duros y rectos como las lanzas para hacer la guerra en las vaginas (Al Sonuouti). (p. 91)

No abundaremos. Esta última cita completa ya el asco que provoca la lectura del libro del cardenal Fernández. 

    Alguien podría aducir que también el Papa Juan Pablo II escribió sobre la teología del cuerpo. Sin embargo, el pontífice polaco escribió “teología” y no “pornografía”, que es lo que escribe Tucho Fernández. Podrá opinarse de diverso modo acerca de esta enseñanza particular de Juan Pablo II, pero no puede negarse que se trata de un reflexión profunda, propia de un espíritu fino, y no la brutalidad y grosería que se encuentra en el libro de Fernández.

    La pregunta obvia es si el Papa Franciso tendrá algo que decir al respecto. Nosotros sí tenemos algo que decir: El cardenal Tucho Fernández debe ser desposeído de su cargo y de su dignidad cardenalicia. 

Por sus frutos los conocereis. El Prefecto de la Fe, Cardenal Fernández es un Hereje e inmoral. Predica los «beneficios» de la Lujuria.
Francisco lo designo en la CDF para destruir la Fe. No hay otra conclusión.

Solo un satánico como Fernandez inspirado por el demonio Asmodeo y sus legiones de demonios, puede decir en este libro que » el placer sexual facilita la contemplación de Dios»… BLASFEMO
Asi seran blasfemos y sacrílegos todos los que le obedezcan y pongan en práctica el planfleto infernal Fiducia Supplicans.

Caminante Wanderer

Fornicación, Pornografía y Prostitución, todos son pecados mortales

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹

9 de febrero del 2012

El hombre debe alejarse del pecado y pronto. Muchísimos pecados hoy día no son más vistos como tales.

Demasiados agravios en contra de Mi Padre son cometidos sin ninguna culpa.

Hijos, deben detenerse. Están destruyendo sus vidas.  Satanás me provoca mientras se jacta de aquellas almas que me roba a cada segundo.

Si ustedes vieran las almas, millones de ellas, cayendo dentro del fuego de la eternidad, morirían del impacto.

Cómo Me rompe el corazón presenciar el terror que estas almas, que vivieron en terrible pecado cuando estaban en la Tierra, tienen que sufrir.

Los pecados de los que fueron culpables, no son siempre aquellos que ustedes suponen que son pecado mortal.

Yo hablo de la fornicación, tan fácilmente aceptada en el mundo hoy día, participando y viendo pornografía, prostitución y abuso sexual.

Me refiero al odio por otros, así como quien causa dolor y miseria  a los menos afortunados que ellos mismos.

Así, también, es el pecado de la idolatría en donde adoran los bienes materiales sobre todas las cosas, no obstante ellas no son nada más que cenizas.

¿No comprenden que una vez que pecan de esta manera son alejados de Mí cada día? Después se hace muy difícil liberarse de las garras, puestas sobre ustedes por el rey de la oscuridad.

¡Despierten hijos! Estén consientes de la existencia del Infierno y sean muy temerosos de entrar por las puertas de la eterna condenación.

Les digo esto no para asustarlos, sino para asegurar que comprendan que el pecado mortal, les lleva ahí, a menos que regresen a Mí ahora.

La oración y mucha de ella, será necesaria para regresar a Mí, pero escuchen esto:  Para aquellos de ustedes que están desesperados, afligidos y se sienten impotentes por el abismo de pecado en el que están, solo pidan y Yo les perdonaré.

Deben mostrar verdadero remordimiento e ir a confesarse ahora. Si no pueden ir a confesarse (no son católicos), entonces digan Mi Cruzada de Oración (24) por un período de 7 días consecutivos, para una Indulgencia Plenaria para la absolución:

“Oh Jesús mío, Tú eres la Luz de la Tierra. Eres la Llama que toca todas las almas. Tu Misericordia y Amor no conocen límites. No somos dignos del Sacrificio que hiciste con Tu muerte en la Cruz, sin embargo sabemos que Tu Amor por nosotros es mayor que el amor que tenemos por Ti.

Concédenos, Oh Señor, el don de la humildad, para que así seamos merecedores de Tu Nuevo Reino. Llénanos con el Espíritu Santo, para que así podamos marchar hacia adelante y guiar a Tu ejército para proclamar la Verdad de Tu Santa Palabra y preparar a nuestros hermanos y hermanas para la Gloria de Tu Segunda Venida a la Tierra.

Te honramos.

Te alabamos.

Nos ofrecemos nosotros mismos, nuestras penas, nuestros sufrimientos, como una ofrenda a Ti para la salvación de las almas.

Te amamos Jesús.

Ten Misericordia de todos Tus hijos donde sea que estén. Amén.”

Nunca Me doy por vencido con los pecadores y siento un particular afecto por ellos.

Los amo de una manera muy especial, pero detesto sus pecados.

Ayúdenme a salvarles, hijos. No lo dejen hasta que sea demasiado tarde.

Vuestro amado Jesús

Leer más: https://www.elgranaviso-mensajes.com/news/a09-feb-2012-fornicacion-pornografia-y-prostitucion-todos-son-pecados-mortales/

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