Arzobispo retira facultades y busca confiscar propiedad de sacerdote por publicar ‘mensajes celestiales’

El arzobispo García-Siller retira las facultades sacerdotales al P. Foster, prohibiéndole ejercer el ministerio público, y suprime su comunidad religiosa, la Misión Divina Misericordia. 

Un arzobispo estadounidense ha retirado las facultades sacerdotales de un sacerdote que siguió adelante y publicó lo que él cree que son “mensajes celestiales” después de que se le advirtió que no lo hiciera, afirmando que Dios lo instó a reemplazar la autoridad de su obispo debido a la Grave situación actual de la Iglesia Católica. 

Reverendo Gustavo García-Siller; MSpS, Arzobispo de San Antonio, tomó medidas contra el P. John Mary Foster de la “Misión de la Divina Misericordia” (MDM), luego de que el sacerdote hiciera públicas lo que consideraba revelaciones divinas a su comunidad religiosa. 

Arzobispo Gustavo García-Siller

En documentos que llevan el sello de la Arquidiócesis, García-Siller retiró al P. las facultades de Foster, prohibiéndole ejercer el ministerio público, y al mismo tiempo suprimiendo a su comunidad religiosa, el MDM.  

A Foster ya no se le permite predicar ni escuchar confesiones y ha sido destituido de su puesto como Vicario Parroquial en la Parroquia St. Thomas the Apostle en Canyon Lake, Texas. 

García-Siller también ha ordenado la incautación por parte de la Archidiócesis de los bienes del apostolado. 

Según el Arzobispo, sus severas acciones se produjeron después de una advertencia y amonestación canónica una semana antes. “Foster ha afirmado incorrectamente que, durante lo que afirma ser una crisis sin precedentes en la Iglesia, no debe obediencia a la autoridad legítima de la Iglesia”.   

Para ver la cobertura de Ejército Remanente sobre las  profecías, haga clic en los siguientes enlaces: Mensaje uno ; Mensaje dos ; y Mensaje tres . 

En una declaración publicada en el sitio web de la Arquidiócesis de San Antonio, García-Siller dijo que Foster había admitido abiertamente su desobediencia al ‘Papa Francisco’ y a su Ordinario y citó las siguientes razones que cree que justifican sus acciones.  

“Sabemos que muchas personas están preocupadas porque la Misión de la Divina Misericordia está siendo desobediente a nuestro Arzobispo al publicar estos Mensajes. Y que nuestra ‘desobediencia’ desacredita estos Mensajes. Se trata de una preocupación muy legítima. La pregunta clave es: ¿Estamos obedeciendo a Dios? Siempre debemos obedecer a Dios. Y normalmente, debemos obedecer a las autoridades humanas legítimas, pero sólo en aquellos casos en los que las autoridades humanas actúan de acuerdo con la ley de Dios. Hay ocasiones, como la Iglesia ha enseñado claramente, en las que estamos llamados a obedecer a Dios aunque eso signifique desobedecer a las autoridades humanas.’ Vemos muchos ejemplos en la vida de Nuestro Señor mismo, como veremos a continuación. ¿Es nuestra situación una de esas ocasiones?  

Estamos haciendo tres afirmaciones que pueden resultar chocantes para muchos:  

  1. Que estos Mensajes vienen de Dios. Son Mensajes proféticos.  
  2. Que la Iglesia está enfrentando una crisis extrema, más allá de cualquier otra que haya enfrentado antes, porque, como dice un Mensaje que publicamos recientemente, “el usurpador [está sentado] en la silla de Mi Pedro, el que está ejecutando la Gran Traición”. Esta crisis extrema exige medidas extremas.  
  3. Dada esta crisis extrema, estamos obedeciendo a Dios al publicar estos mensajes, incluso sin el permiso de nuestro Arzobispo” (“Debemos obedecer a Dios”, p. 1).

Estas son algunas de las otras declaraciones citadas por el Arzobispo García-Siller que desencadenaron su decisión.   

“En resumen, siempre debemos obedecer a Dios. Normalmente, obedecer a Dios incluye obedecer a las autoridades de la Iglesia. Pero vivimos en una crisis sin precedentes. Dios nos está diciendo que el Trono de Pedro está ocupado por un usurpador, y no debemos someternos a él ni a quienes están llevando a cabo sus injustos designios” (“Debemos obedecer a Dios”, p. 11). 

“Muchos comentaristas han señalado que durante siglos los enemigos de la Iglesia han trabajado pacientemente para infiltrarse en ella con el objetivo de subvertir y destruir su fe, el Depósito de Fe que le dio nuestro Señor Jesucristo. Sus esfuerzos han llevado a algunos hombres malos a ocupar posiciones poderosas en la jerarquía, incluidos obispos, cardenales y miembros de la Curia. Estos infiltrados ya han causado grandes daños. Ahora, sin embargo, han «permitido que el usurpador se siente en la silla de Mi Pedro». Un ataque sin precedentes a la Iglesia’ (“Debemos obedecer a Dios”, p. 6);   

“En cuanto a la legitimidad del papado de Bergoglio, personas mucho más competentes que nosotros en este ámbito han planteado serias dudas. No pretendemos resolver aquí desde un punto de vista humano todas esas cuestiones difíciles, sino que intentamos transmitir el punto crucial señalado por el Señor en sus mensajes para nosotros. Creemos que, independientemente de lo que digan los eruditos y canonistas sobre el estatus oficial o técnico del hombre que ocupa el papado, ese hombre es un usurpador y lidera el ataque más peligroso que la Iglesia jamás haya enfrentado” (“Debemos obedecer a Dios”, pág. 6-7);  

“Cuando los superiores cometen o ordenan activamente un mal grave, uno no está obligado a obedecerlos. No creemos que nuestro Arzobispo tenga la intención de hacer el mal. Creemos que tiene buen corazón. Pero sigue con entusiasmo a Bergoglio, quien creemos que está tratando de subvertir la Iglesia” (“Debemos obedecer a Dios”, p. 10);  

“A quienes sugieren que estamos abandonando la Iglesia o siendo cismáticos, sólo podemos responder con un rotundo NO. Estamos defendiendo la Iglesia de Cristo y su Depósito de la Fe. Amamos y defendemos el papado, por eso la usurpación de Bergoglio es tan dolorosa. Son aquellos que intencionalmente siembran confusión y desorden y subvierten el Depósito de la Fe los que tienen peor que abandonar la Iglesia y traicionar a la Iglesia” (“Debemos obedecer a Dios”, p. 12). 

El Decreto del Arzobispo Gustavo García-Siller que restringe al P. Ejercicio del ministerio público de Foster
El Decreto del Arzobispo Gustavo García-Siller que destituyó al P. Las facultades sacerdotales de Foster

LifeSiteNews

Si Mi Iglesia sostiene la Palabra de Dios, debéis permanecer obedientes a Mi Iglesia

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹

14 de enero, 2014

Cuando Mis siervos, Mis seguidores y todos aquellos quienes afirman ser de Mí, dicen que me aman, esto significa dos cosas. Ellos me aman porque aceptan Mi Palabra, y me honran al declarar la Verdad.

Si me amáis, debéis permanecer fieles a Mi Santa Palabra. Esto quiere decir ser obedientes a Mi Palabra en todas las cosas relacionadas a la Verdad. Si váis a declarar la Verdad de Mi Palabra, como Mis sagrados siervos, debéis permanecer obedientes a la Palabra de Dios.

Si Mi Iglesia sostiene la Palabra de Dios, debéis permanecer obedientes a Mi Iglesia. Pero cuando llegue el día en que esos con autoridad en Mi Iglesia no proclamen más la Verdad, entonces debéis seguir siendo obedientes sólo a Mí. Porque Yo Soy la Iglesia. Sin Mí, vuestro Jesús, no hay Iglesia.

Cuando Mi Palabra sea falseada y luego adaptada, ya no será más Mi Palabra. Vosotros sólo podéis ser obedientes a la Verdadera palabra de Dios. Si seguís a una nueva doctrina creada por el hombre – la cual reemplace a Mi Santa Palabra de Mis Iglesias a través del mundo – entonces, aquellos responsables de este sacrilegio Me negaréis. Solo seguid obedientes a aquellos que proclamen la Palabra de Dios, pues si no es Mi Palabra, entonces no es de Dios.

La Palabra de Dios es Sacrosanta. Nunca debe ser cambiada por nadie. La obediencia a Mi Iglesia es importante. La obediencia a la Palabra de Dios es lo que determina si sois un Cristiano. El día que reemplacéis la Palabra de Dios, por un substituto creado por el hombre, será el día que desobedecereis la Palabra de Dios.

Podéis permanecer unicamente obediente a Mis Ojos, en Mi Iglesia en la Tierra, si la Verdad es sostenida Nunca debéis tener miedo de proclamar la Verdad, porque sólo la Verdad os hará libres.

Vuestro Jesús

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