La leyenda negra es un cuento para incultos y mala gente

Los defensores de la leyenda negra contra España omiten todos estos datos. Por eso es necesario airearlos.

Por Magdalena del Amo

En los últimos años, los historiadores se han puesto las pilas y han publicado varios libros sobre la conquista de América, sacando a la luz la verdadera historia de la gesta sin igual que España protagonizó en el Nuevo Mundo. Gracias a ellos, la leyenda negra está perdiendo parte de su color oscuro y tenebroso, pero aún hay mucho trabajo por hacer. Y eso nos corresponde a todos. Siempre podemos compartir lo poco o mucho que sabemos para crear conciencia.

La teocracia de los mexicas/aztecas estaba basada en el sacrificio y la antropofagia como medio de calmar a sus múltiples dioses ansiosos de sangre. Había ciertas fiestas en las que se inmolaban niños, doncellas o jóvenes. La víctima era colocada en la piedra sacrificial; después, el sacerdote hundía en el pecho un cuchillo de obsidiana y le extraía el corazón para ofrecérselo al dios Huitzilopochtly o a otros del panteón precolombino. En el juego de pelota se sacrificaban esclavos. Estos morían también en los combates a muerte a los que eran obligados los prisioneros de otras tribus. Estas matanzas rituales se realizaban durante todo el año. Sólo había un periodo de cinco días, durante el Nemontemi, entre el 28 de enero y el 1 de febrero, en los que no corría la sangre.

Los aztecas eran temidos y odiados por el resto de las etnias. Este descontento propició que los tlascaltecas se pusieran del lado de los conquistadores y los ayudaran en la toma de Tenochtitlan.

La conquista española del continente americano acabó con estas prácticas, y ahí están los códices y las referencias de los evangelizadores.

El jesuita canario P. Anchieta, que dedicó su vida a evangelizar a los indios de Brasil, narra una espantosa anécdota. Un día fue a visitar a una de sus feligresas, una viejecita india que estaba medio moribunda a causa de una larga enfermedad: —¿Cómo está, cómo se encuentra? —Mal, muy mal, contestó la india, no tengo apetito. —¿Quiere que le hagamos un caldito, algo que la reanime?, preguntó el buen Jesuita. —Ah, señor Padre, si pudiera comerme un bracito de niño, me repondría enseguida, estoy segura, respondió la india. ¡Y lo dijo como lo más natural del mundo!

Jean de Lery habla en sus crónicas de los tupinambás de Brasil y dice a este respecto que a los prisioneros que capturaban los trataban muy bien y “tras haberles engordado como cerdos en chiquero, los matan finalmente a mazazos y se los comen con gran ceremonial”.

Los relatos de Pedro Cieza de León son aún más crudos. Habla el cronista de las costumbres de los indios de Arma, un pueblo que los incas tenían bajo su dominio. “Son tan amigos de comer carne humana estos indios que se ha visto haber tomado indias tan preñadas que querían parir y con ser de sus mismos vecinos, arremeter a ellas y con gran presteza abrirles el vientre con sus cuchillos de pedernal o caña y sacar la criatura; y habiendo hecho gran fuego, en un pedazo de olla tostarlo y comérselo con tanta prisa, que era cosa de espanto” [1].

Entre los grandes logros de los jesuitas y los franciscanos hay que destacar el haber erradicado en poco tiempo la práctica de sacrificios humanos y el canibalismo. Relata el antropólogo Arthur Bordier que los otomíes vendían carne humana en las plazas, y que en los mercados comanches siempre había una buena provisión de carne humana cocida o hecha tasajo.

Los españoles se encontraron con otros pueblos que practicaban la antropofagia, entre ellos, los natagaimas, los guauros, los tamagales y los pijaos, que habitaban la zona centro oeste de la actual Colombia. Pero el gusto culinario de los pijaos era aún más refinado. La carne de niño asado era su gran deleite. Estos hechos los recoge el doctor en Historia de América, Manuel Lucena Salmoral y precisa que los asaban en barbacoas y los llevaban en el morral para comer durante el camino. De esta información se hace eco el hispanista argentino Marcelo Gullo Omodeo [2] en su libro Nada por lo que pedir perdón. La importancia del legado español frente a las atrocidades cometidas por los enemigos de España [3]. Gullo Omodeo denomina a los pijaos “pueblo gourmet”.

Refiere el antropólogo alemán Hans Disselhoff que cuando nacían los hijos de las mujeres prisioneras embarazadas, los engordaban hasta la adolescencia y luego  los comían en gran festín. A este respecto, el inca Garcilaso de la Vega refiere que cuando las mujeres ya no servían para la reproducción, las mataban y las cocinaban.

Los indios de Chile también comían el corazón de sus enemigos. Los crees y los siux de Norteamérica, los dayaks de Borneo, los tolakis de las islas Célebes, los bambaras de Mali, Costa de Marfil, Burkina Faso y otros países de África, los bantúes de Gabón, los italones filipinos o los nativos de las islas Salomón también practicaron la inmolación y el canibalismo.

Cuando Colón llegó a La Española, a Puerto Rico y a Jamaica también tuvo que lidiar con tribus que practicaban el canibalismo, como los caribes. Estos devoraban a los hombres; a las mujeres las violaban, las embarazaban y cuando nacían los niños los comían con gran fiesta.

Los hechos que acabamos de referir muestran la crueldad natural del hombre primitivo, dependiente de dioses sangrientos y númenes que condicionaban su existencia. Reconozco que es desagradable hablar de esto, pero forma parte de nuestra realidad, y es importante que el público tenga conocimiento de estos hechos y que puedan utilizarlos como argumento contra quienes hablan de aquellos pueblos como si fueran pacíficos y hospitalarios, viviendo en paz en comunión con la naturaleza en una arcadia feliz que nunca existió.

Los defensores de la leyenda negra contra España omiten todos estos datos. Por eso es necesario airearlos.

El canibalismo también se practicó en Europa y otras partes del mundo. El cristianismo prohibió la antropofagia y dar muerte a seres inocentes; pero estas prácticas estaban tan arraigadas que tuvieron que pasar siglos hasta hacerlas desaparecer.

En América, la evangelización acabó con la barbarie, igual que había hecho en Europa y en otras tierras donde España puso el pie. El catolicismo devolvió a los seres humanos la dignidad inherente al derecho natural que les corresponde por el hecho de ser criaturas divinas hechas a imagen y semejanza de Dios.

NOTAS:

1 Cieza de León, P. Primera parte de la Crónica del Perú., 1550. Cronistas de las culturas precolombinas, F.C.E., México, 1963.

2 El hispanista argentino, Marcelo Gullo Omodeo, es uno de los máximos detractores de la leyenda negra y un gran defensor de la Hispanidad y la gesta española en América; denunciador de la idea del paraíso feliz poblado por gentes ingenuas y hospitalarias.

3 Gullo Omodeo, Marcelo, Nada por lo que pedir perdón. La importancia del legado español frente a las atrocidades cometidas por los enemigos de España, Ed. Espasa, Madrid, 2020.

(Datos de mi libro La dignidad de la vida humana, La Regla de Oro Ediciones, Madrid, 2012).

*Psicóloga, periodista y escritora

Periodista Digital

Aquellos que gritan a Mi Palabra con ira y declaran que proviene de Satanás, residirán con la bestia por la eternidad

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹

24 de mayo de 2013

Mi amadísima hija, en todas partes en donde Mi Voz sea oída, en cada lugar, y en cada templo dedicado a la adoración de Dios, habrá perturbación. Aunque muchos me rindan homenaje, a Mis Enseñanzas, a Mi Iglesia, cuando oigan Mi Voz, así como llama la atención ahora, se cubrirán sus oídos.

Mi Voz caerá en oídos sordos y almas tercas. Mi Voz, Mi Palabra y Mi Llamado serán furiosamente rechazados y escupidos, mientras Soy perseguido por última vez en la Tierra. Este es el último llamado para atraer a los hijos de Dios dentro de Mi Regazo, antes de Mi Segunda Venida y sin embargo, muchas personas, confundidas por las mentiras difundidas por los demonios, se alejarán y rechazarán Mi Misericordia.

Seré una vez más rechazado por aquellos que residen en la Casa de Dios, los sacerdotes y aquellos que no aceptan la Verdad. El último insulto a Mi Nombre será visto por todos vosotros en breve. Aquellos de vosotros que os cubrís los ojos y deambuláis con los ojos vendados, eventualmente, veréis la Verdad así como os está siendo dada en este momento.

No puedo crear cisma dentro de Mi Iglesia, porque entonces estaría negándome a Mí Mismo. Mi Cuerpo es la Iglesia y nunca puede morir, pero serán aquellos dentro de ella, los que me rechazarán. Así como fui rechazado la primera vez, ellos, esta vez, tratarán de destruirme, antes de que venga a traer la salvación final prometida al hombre.

El hombre es débil. El hombre es ignorante y no es digno de Mi Misericordia. El hombre es terco. Al hombre le fue dada la Verdad durante Mi Tiempo en la Tierra, pero todavía no comprende Mi Promesa. Mi Regreso, en la Segunda Venida, será precipitado por el rechazo a Mi último profeta. El profeta que ha sido enviado para daros la Palabra definitiva de Dios, con el fin de preparar vuestras almas, sufrirá severamente. Es a Mí, Jesucristo, al que calumniáis cuando os burláis de Mi Santa Palabra dada al profeta de Dios. Es la Palabra de Dios, la cual está siendo dada para prepararos para la batalla contra el anticristo, la que vosotros rechazáis. Al hacerlo así, destruís vuestras almas. Evitáis a estas almas que entren en Mi Paraíso.

Aquellos que dicen cosas malas acerca de Mis Mensajes, no pueden justificar su resentimiento, su ira o su lógica, porque están llenos de errores, los cuales nacen del pecado del orgullo. Pronto la Verdad será difícil de discernir de las mentiras de la nueva organización mundial, que presentará la nueva religión mundial pagana.

Si no me escucháis ahora, seréis intimidados para que aceptéis este mal sustituto. Será revestido de un brillante exterior de oro. Este impresionará incluso a los más devotos de entre vosotros y torcerá vuestra lealtad a Mí y será admirado por todos. Esta es la religión que convertirá ateos para que crean en una gran mentira. Ninguna paz vendrá a los que sigan esta abominación pagana. Miedo y aversión por los demás serán manifestados, donde el hermano peleará contra el hermano y donde la raza humana estará dividida en dos. Una mitad aceptará la verdad torcida de esta nueva religión mundial, la que será presidida por muchas iglesias, muchas creencias, así como por una gran parte de la Iglesia Católica. La otra mitad, estará formada por aquellos que verdaderamente me aman y que permanecerán fieles a la Verdad.

Si no aceptáis la Verdad  -la Verdad contenida en la Santa Biblia– viviréis una mentira. No os quedará amor en vuestra alma para Mí, cuando aceptéis las mentiras con las que  os alimentarán.

Y mientras Mi Palabra pareciera como herejía hoy, así como lo fue durante Mi tiempo en la Tierra, muchos de vosotros devoraréis estos mensajes cuando estéis hambrientos de la Verdad, cuando el anticristo controle vuestras naciones. Os arrastraréis sobre vuestros vientres y gritaréis hacia Mí. Vosotros, que blasfemáis contra Mí, querréis cortaros vuestras lenguas, porque os daréis cuenta entonces de cómo vuestras palabras me han insultado. Espero este día pacientemente, pero si os colocáis delante de Mí y me impedís que llegue a las almas, os derribaré. Si continuáis blasfemando contra Mí, al declarar que Mis Mensajes son obra del diablo, entonces nunca seréis perdonados. Porque este es el mayor pecado contra Dios.

Recordad que vengo a los hijos de Dios esta última vez, con el fin de cumplir la Alianza de Mi Padre. Su Voluntad, ahora puede ser hecha en la Tierra como lo es en el Cielo. Ninguno de entre vosotros puede detener que esto suceda. Ninguno de entre vosotros, aunque algunos Me odiéis, puede impedir Mi Segunda Venida. Aquellos que gritan a Mi Palabra con ira y declaran que proviene de Satanás, residirán con la bestia por la eternidad.

Vuestro Jesús

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