El Papa Benedicto, admirador del Valle de los Caídos defendió convertirlo en un lugar de peregrinaje

Ratzinger confesó que el monasterio del Valle de los Caídos le había interesado más que el del Escorial y la mayoría de los que conocía en Europa “por la originalidad de su concepción y su espiritualidad”.

Benedicto XVI siente una «predilección especial» por España. Lo dijo su portavoz, el jesuita Federico Lombardi, poco dado a la hipérbole. Y, cuando el Vaticano habla de «predilección especial», está queriendo decir que al Papa Ratzinger le encanta España. Por lo que fue (martillo de herejes y evangelizadora del Nuevo Mundo), por lo que es (laboratorio de la laicidad) y por lo que puede ser en un futuro inmediato (banco de pruebas de la reevangelización de los países de vieja cristiandad).

Ratzinger depura voces críticas

Antes de convertirse en Papa, el alemán Joseph Ratzinger visitó España en al menos siete ocasiones como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe Católica, cargo desde el que tuvo que mediar en varias polémicas protagonizadas por teólogos españoles.

Impresionado por el Valle de los Caídos

El Papa estuvo en una ocasión en el Valle de los Caídos.

Fue con motivo de la clausura de uno de los Cursos de Verano de El Escorial. Era el 7 de julio de 1989. Al término de su conferencia, a la que asistieron el P. Abad Ernesto y el P. Anselmo, éste pudo acercarse a él e invitarle a hacer una visita al Valle.

Parecía esperarlo, por lo que aceptó de inmediato y, burlando a los organizadores del Curso, se dirigió rápidamente, con su secretario, al  automóvil. Avisados el cardenal Suquía, el Sr. Nuncio y el Rector de la Complutense, que habían asistido al mismo acto, al poco tiempo se encontraban todos en el Valle.

Aunque según confesó, sólo disponía de 30 minutos, el recorrido se prolongó por espacio de dos horas.

La Comunidad le esperaba en el Monasterio, donde le dispensó un caluroso recibimiento. Después, acompañado por el P. Abad y algunos monjes, subió a la base de la Cruz, donde contempló detenidamente las imágenes de Ávalos y las dimensiones de la Cruz. Desde el altar que hay al pie de la misma observó la inmensa panorámica que desde allí se abre a la vista. A esa hora de la tarde la sombra de la Cruz se proyectaba hasta casi perderse de vista.

Un monje le comentó: «Este Valle de los Caídos, recostado bajo la silueta de la Cruz, parece esperar, como el Valle de Josafat, el día del juicio final, precisamente a la sombra de la Cruz».

El Cardenal asintió: «Sería un lugar incomparable».

La visita continuó por la Basílica, que recorrió observando todos los detalles y admirando su severa majestad, mientras seguía con atención todas las explicaciones que se le daban. En la explanada que precede a la Basílica se detuvo bajo la fuerte impresión de grandiosidad y armonía que se desprendían de la conjunción entre naturaleza y arquitectura. Con frecuencia detenía la mirada dirigida hacia la Cruz, que se recortaba sobre un cielo fuertemente azul y cuyas proporciones le impresionaban visiblemente.

Defendió convertirlo en un lugar de peregrinaje

En una de estas ocasiones se le insinuó lo interesante que podría ser que los europeos peregrinaran hasta esta Cruz para orar ante ella por las grandes intenciones de la segunda evangelización, y que si fuera posible, el mismo Papa abriera esta marcha, penitencial y orante, estimulando así a todos a realizar este camino hacia lo que deberá ser el centro de esta nueva evangelización: el misterio de la Cruz y el símbolo de la Redención. El cardenal Ratzinger preguntó muy interesado si se trataba de algún proyecto ya en marcha; en todo caso, añadió, merecería la pena que la idea se hiciera realidad.

Ya en la hospedería , tomó un pequeño refrigerio, mientras siguió interesándose por temas del Valle.

Antes del regreso a Madrid posó para la foto, con el fondo de la Cruz, en ese momento intensamente iluminada por el sol.

LA ESPIRITUALIDAD INMENSA DEL VALLE

Ya de vuelta, comentó con D. Gustavo Villapalos, Rector de la Complutense, que el monasterio del Valle de los Caídos le había interesado más que el de El Escorial: la originalidad de su concepción y su fuerte espiritualidad le hacía superior a la mayor parte de los que él conocía en Europa, incluido el de San Lorenzo.

Fue una jornada muy grata para la Comunidad del Valle, en la que pudo conocer de cerca a uno de los hombres más representativos de la Iglesia y de la Curia romana. Su cercanía al mundo benedictino le ha llevado a darse el nombre de Benedicto XVI. Que el Señor lo tenga en Su gloria.

Místicos españoles

Pero más que los paisajes y la geografía hispana, lo que mejor conoció el Papa de nuestro país son nuestros místicos. Benedicto XVI es un consumado especialista en San Agustín y San Buenaventura (el santo al que dedicó su tesis doctoral), pero admira profundamente a los grandes místicos españoles. Sobre todo a Santa Teresa y a San Juan de la Cruz, cuyas obras constituyen su alimento espiritual. Quizás porque su vida de intelectual católico siempre estuvo guiada por la espiritualidad y por la verdad. De hecho, su lema episcopal es Cooperadores de la verdad.

http://www.generalisimofranco.com/valle_caidos/articulo04.htm

Tienen la intención de expulsar al Papa Benedicto XVI de la Sede de Pedro usando medios tortuosos

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹

26 de mayo del 2012


Estoy encantado de tenerte de nuevo conmigo. Es importante que ahora te mantengas cerca de Mí, hija Mía. Tenemos poco tiempo y tú tienes mucho trabajo que hacer.


Hoy pido de Mis seguidores, querida hija Mía, que recen mucho por Mi amado Vicario el Papa Benedicto XVI. Él, Mi Santo Siervo, soporta una terrible persecución que tiene lugar tras puertas cerradas en la Santa Sede.
Te comenté anteriormente que los grupos masónicos que mantienen un férreo control sobre el Vaticano quieren a Mi amado Papa fuera de él.
Y ellos tienen la intención de expulsarle de la Santa Sede usando medios tortuosos.


Como te dije en el pasado, él tendrá que huir, porque le quedan muy pocas opciones.
Queda poco tiempo. Debes rezar mucho para que él pueda permanecer allí el mayor tiempo posible, porque, en cuanto él se vaya, el impostor, el Falso Profeta, ocupará su lugar.


Cómo fluyen Mis lágrimas, en estos tiempos, por Mi amada Iglesia en la tierra.
Todos Mis siervos sagrados, los que aceptáis Mi Santa Palabra que se os está dando en estos momentos, escuchadme ahora.
Debéis permanecer fieles a la Santa Misa y defender el Sacrificio diario. Porque muy pronto seréis obligados a tragaros una mentira.
El Sacrificio diario en honor de Mi Crucifixión, y la transformación del vino en Mi Sangre y del pan en Mi Cuerpo, será alterado y torcido, y Yo seré vilipendiado por medio de las nuevas leyes que introducirá el Falso Profeta.
No debéis aceptar jamás nada que no sea la Verdad.


No debéis aceptar la herejía que vendrá del interior de las paredes de Mi Santa Sede. Si lo hacéis, os apartaréis de Mí.
Muchos de vosotros tendréis que ofrecer la Santa Misa en secreto y necesitaréis todo el coraje que podáis obtener, rezándome y pidiéndome que os haga fuertes.


Los cambios comenzarán por la Sagrada Eucaristía en sí misma. Pronto os dirán que la Santa Comunión, Mi Verdadera Presencia, es en realidad otra cosa.
Se os dirá que ésta representa cosas diferentes. Pero se tratará de una terrible mentira.
La Sagrada Eucaristía es Mi Cuerpo y Sangre, dado a vosotros para que Yo pueda colmaros con Mi Santo Espíritu y daros el alimento que vuestras almas necesitan.
Cuando llegue ese momento y a vosotros, Mis siervos sagrados, os sea presentada esa nueva y moderna interpretación, entonces sabréis que la contaminación ya ha empezado.


Será entonces cuando necesitaréis prepararos. Reuníos y defended la verdad de Mi Crucifixión. No aceptéis las mentiras, los cambios en la Santa Misa y la Sagrada Eucaristía. Porque si lo hacéis Mi Presencia se perderá para todos los hijos de Dios.


Seguidme. Éste es el mayor desafío al que jamás os tendréis que enfrentar, pero Yo os daré las gracias para discernir la verdad de la sacrílega ficción que se os pedirá que aceptéis en Mi Santo Nombre.


Ahora debéis pedir Mi ayuda mediante esta oración de la Cruzada (56). Es para
los sacerdotes, para que busquen protección para la Sagrada Eucaristía.
“Oh amado Padre, en Nombre de Tu Precioso Hijo,

Quien se sacrificó a Sí mismo en la Cruz por la humanidad entera, ayúdame a permanecer fiel a la Verdad.

Cúbreme con la Sangre Preciosa de Tu Hijo y concédeme las Gracias para continuar sirviéndote en fe, confianza y honra, por el resto de mi ministerio.

Nunca permitas que me desvíe del Verdadero Significado del Sacrificio de la Santa Misa, ni de la forma de suministrar la Sagrada Eucaristía a Tus hijos.

Dame la fortaleza para representarte, y alimentar Tu rebaño como debe ser alimentado, con el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Hijo Jesucristo, el Salvador de la humanidad. Amén”.


Por favor, sabed que Yo camino junto a cada uno de vosotros, Mis amados siervos sagrados, todos los días.


Yo os sostengo. Apoyaos en Mí y os mantendré cerca de Mi Sagrado Corazón en estos tiempos de terrible tormento para la Iglesia Católica.
Vuestro amado Jesús

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