Una conversación con Tolkien convirtió a C.S. Lewis

C.S. Lewis fue ateo durante 30 años. Finalmente, una conversación con J.R.R. Tolkien le hizo cambiar de opinión. ¿Qué dijo Tolkien que condujo a la conversión del teólogo más grande del siglo XX?

C.S. Lewis fue ateo durante 30 años.

Finalmente, una conversación con J.R.R. Tolkien le hizo cambiar de opinión.

¿Qué dijo Tolkien?

Esto es lo que conversaron y cómo condujo a la conversión del teólogo más grande del siglo XX…

Lewis fue miembro de la «Generación Perdida».

Sirvió en la Primera Guerra Mundial y quedó traumatizado por ella.

Los horrores de la guerra, junto con la filosofía modernista, lo convirtieron en ateo.

No se trataba de un ateísmo simplista. Lewis era un genio…

Lewis se graduó con las mejores calificaciones en Oxford.

Estudió filosofía, literatura, lengua, ciencias y religión.

No solo creía en el ateísmo, sino que era más astuto que cualquier hombre de su época.

Sin embargo, Lewis estaba atormentado por algo que desafiaba toda racionalidad…

Lo único que Lewis no podía explicar:

Dolor. Era infeliz.

Esta no era la típica tristeza.

Era deseo, un profundo anhelo por algo que no podía tener… pero no sabía qué era exactamente.

Toda su vida, Lewis estuvo plagado de punzadas de alegría y una tristeza subsiguiente.

Se preguntaba: ¿Qué anhelo hay en mí? ¿Estoy condenado a la infelicidad?

Estas preguntas lo atormentaron durante años.

A pesar de todos sus estudios, nada podía explicar su desdicha.

Le confió esta confusión a su buen amigo J.R.R. Tolkien.

Tolkien, católico practicante, tenía una respuesta sencilla:

¡Tu corazón anhela a Dios!

Lewis se resistió a esta idea, pero mantuvo la mente abierta. Su corazón no podía dejar de lamentar…

Un día, Lewis, Tolkien y su amigo en común, Hugo Dyson, dieron un paseo por Oxford.

Iba a ser una charla informal, pero se convirtió en una intensa discusión que duró toda la noche.

¿De qué hablaban?

De cristianismo y, curiosamente… de mitología.

¿Por qué mitología?

Porque a Lewis le encantaba. Decía que las verdades del mito le ayudaban en su dolor.

Incluso apreciaba el cristianismo como mito:

“Si leo un mito pagano de Dios sacrificándose a sí mismo… me gusta mucho y me conmueve misteriosamente”.

Tolkien y Dyson se lanzaron a este punto.

Hicieron hincapié en que el cristianismo era, en efecto, un mito, pero un mito real:

Realmente sucedió.

Esta revelación comenzó a atormentar a Lewis…

Un mes después, Lewis escribió:

“Lo que Dyson y Tolkien me mostraron fue… que la historia de Cristo es simplemente un mito real: un mito que nos afecta de la misma manera que a los demás, pero que realmente sucedió”.

En pocas semanas, llegó a una conclusión desconcertante.

Lewis se dio cuenta de que todos sus estudios apuntaban a una verdad:

“Los libros en los que creíamos que se encontraba la belleza nos traicionarán si confiamos en ellos; no estaba en ellos, solo se manifestaba a través de ellos”.

Los mitos no podían sanar su corazón porque no eran verdad, pero apuntaban a la verdad.

El dolor de Lewis se curó.

El «verdadero mito» del cristianismo le trajo paz, y su antigua visión del mundo se derrumbó:

«Si encuentro en mí deseos que nada en este mundo puede satisfacer, la única explicación lógica es que fui creado para otro mundo».

¿Por qué fue esto un milagro?

Lewis no solo se convirtió, sino que encontró la respuesta a la alegría:

El «verdadero mito» fue la respuesta a su dolor y a su mente curiosa.

En otras palabras, esta no es solo una historia sobre la conversión de Lewis.

Es una historia que te enseña cómo es realmente la verdadera fe…

La fe sin razón es ciega.

La fe sin amor es fría y cruel.

Sin embargo, la fe, basada en el amor a la verdad, es la clave para florecer.

En otras palabras, la alegría es tener fe en que la verdad te hará libre.

La vida gozosa no es fe ciega ni pura racionalidad: es un corazón apasionado y una mente curiosa.

Amar la verdad con todo el corazón es comenzar un verdadero camino de fe.

Solo la verdad puede hacerte libre, y si sigues el ejemplo de Lewis, tú también podrías ser sorprendido por la alegría.

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Conversión

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹

21 de noviembre de 2010

Hoy, hija Mía, traigo un mensaje de esperanza y paz para todos Mis hijos que pueden sentir que estos mensajes han representado temor. Sabed que incluso para aquellos que os resulta difícil creer en Mí, en Mi Padre Eterno y en el Espíritu Santo, no debéis preocuparos. Muchos de vosotros, Mis queridos hijos, queréis creer pero por vuestro razonamiento y lógica, con los que evaluáis todas las cosas basándoos en el pensamiento racional, encontraréis difícil creer en lo sobrenatural.

No temáis. Rezando, aunque sea una vez al día y pidiéndole a Mi Sagrado Corazón que derrame Mi Amor sobre vosotros, muy pronto os sentiréis diferente. Muchos – aquellos que son vagos en sus creencias – envidian a otros que tienen una fe profunda. Debéis entender que os amo a todos. Como un padre, cada uno de vosotros tiene un lugar profundo y especial en Mi Corazón. Nunca debéis sentir que no soís dignos de Mi Amor.

¿No os amé a tal punto de que di Mi vida voluntariamente por vosotros con la esperanza de que se os diera una segunda oportunidad de regresar a Mí?

Hijos, siempre seréis puestos a un lado por otros por expresar una creencia en vuestro Divino Creador. Cuando esto suceda recordad que esto es algo que el hombre debe sufrir en esta tierra por su amor a Mí. Nunca dejéis que esta creencia en Mí, vuestro Divino Salvador, se desvanezca o se oculte de aquellos que os mirarán con lástima.

Sí, muchos de Mis hijos, influenciados por el razonamiento y la lógica humanos, puestos deliberadamente en sus cerradas almas, cuestionarán vuestras creencias. Para insultaros másestarán avergonzados por vuestra fe, y aunque ellos no lo admitirán públicamente, sienten unos celos curiosos. Estos celos surgen de la certeza de que se dan cuenta, que dentro de su alma hay un vacío. No importa cuánto miren ellos su interior, no pueden entender por qué es este el caso. Mientras tanto, vosotros los creyentes, sufriréis humillación a través de los ojos avergonzados de los espectadores que tienen una fe débil o con ninguna.

Nunca estéis temerosos o avergonzados de confesar el amor que tenéis en vuestros corazones por Mi Padre Eterno. Sed abiertos respecto a vuestra fe. Llevad vuestro amor por Mí orgullosamente para que todos lo vean. Al hacerlo así, estáis guiando con el ejemplo.

Nunca tratéis de imponer demasiado fuerte, a través del razonamiento lógico, vuestras creencias a los no creyentes, de manera agresiva. En cambio, mostradles a sus hermanos y hermanas amor y apoyo aunque sepáis que ellos necesitan guía. Cuando vean la manera franca en la que expresáis vuestro amor por Mí abiertamente y con gozo en el corazón, empezarán a querer saber.

Al guiar a otros, a través del ejemplo de amor, respeto y buenas obras, ellos serán atraídos hacia la luz. Muchos no entenderán por qué al principio. Pero con el tiempo y especialmente por el poder de vuestras oraciones, ellos caminarán hacia Mí.

Les insisto a todos a rezar por la conversión de todas las almas. Esto incluye aquellas personas que conocéis personalmente, de las que sentís que tienen necesidad de oraciones, por las dificultades que encuentran en esta vida. Rezad también por la conversión de aquellos pobres hijos perdidos para Mí por la oscuridad, que les ciega a la verdad. Rezad especialmente con compasión y amor por aquellos que siguen, activamente, el sendero del engañador. Ellos, más que nadie, necesitan de vuestras oraciones.

Hacedles saber, a todos con los que entréis en contacto, detalles de cómo cada uno de ellos puede ser redimido, incluso a la hora de la muerte, rezando la Coronilla de la Divina Misericordia.

Por favor, por favor, dadle esto a todos los que quieran escuchar. Insistid, si os atrevéis, a que la lean y la recuerden, porque si lo hacen y ellos la rezan durante su último aliento, podrán ser y serán salvados por Mí.

Nunca os avergoncéis de las cruces que usáis

Nunca os sintáis insultados cuando los no creyentes ríen y se burlan de vosotros cuando rezáis. Nunca os avergoncéis de las cruces que usáis para vuestra protección. No escondáis estos símbolos del amor que tenéis por Mí,  vuestro Divino Salvador, por Mi Padre Eterno o por el Espíritu Santo. Al usar orgullosamente estas insignias de santo honor, guiaréis a otros hacia Mí. A pesar del desprecio exterior que podáis experimentar de esta gente, ellos interiormente os envidian por vuestra fe. Muchos de estos observadores sienten un vacío hueco por dentro, debido a su falta de fe. La oración, hijos Míos, puede ayudarme a recobrar sus almas. Decid esta oración por ellos:

“Mi querido Señor, yo te extiendo mis brazos para pedirte que acojas a mi amado hermano/a en Tus amorosos brazos. Bendícelos con tu Sagrada Sangre y concédeles la gracia necesarias para permitirles recibir el espíritu de Tu amor para guiarlos a la salvación eterna.”

Cuando vosotros, Mis creyentes, seáis desafiados abiertamente por otros acerca de vuestra fe, primero decid esto.

 “Soy un seguidor de Cristo, Quien sufrió la muerte a manos de no creyentes. Debido a eso, como seguidor de Cristo, sufriré siempre a causa de mi amor por Él, la humillación de otros. Esta es la cruz que llevo y estoy orgulloso de este hecho. Él, mi Salvador, murió no solo por mis pecados sino también por los vuestros.”

Cuando ellos se jacten orgullosamente de ser agnósticos o ateos decidles esto. Pregúntenles ¿se sentirán diferentes cuando su vida en esta tierra se acerque a su fin? Entonces denles este consejo. En su lecho de muerte recuerden esta oración de la Divina Misericordia, incluso si todavía están inseguros. Abrid vuestros corazones y pedid a Mi Padre Eterno que a ellos les perdone. Recordad Mi promesa. Como juez, al igual que como vuestro Salvador, Yo perdonaré – hasta el último aliento de cada uno de Mis hijos en esta tierra. Decidles que recen mucho, para que puedan abrir sus corazones por esta vez.

La oración conduce a todos Mis hijos más cerca a Mi Reino en la tierra cuando el Cielo y la Tierra se fundirán como uno. El poder de la oración solo será entendido verdaderamente cuando Mis hijos abran sus corazones y llamen. Pedid, y si es la voluntad de Dios, vuestras plegarias serán contestadas.

Nunca neguéis a vuestros hijos el Sacramento del Bautismo

Finalmente, rezad por los niños pequeños, vuestros hijos e hijas y la juventud en el mundo. Cada uno de ellos merece que se le muestre la verdad. No se les mostró la verdad del amor de Dios ni se les dio orientación por sus padres, debido a la oscuridad espiritual que ha existido en la tierra en las dos últimas décadas. Aunque vuestra propia fe sea débil, no eludáis vuestro deber, como padres, de darles acceso a los sacramentos, especialmente el Bautismo. Nunca os atreváis a negar este sacramento tan importante a vuestro propio hijo. Muchos padres que se mantienen orgullosamente firmes mientras proclaman sus puntos de vista de incredulidad, están dañando las almas de sus hijos. Dad a vuestros hijos el don de los sacramentos. Con el tiempo, ya sea que ellos os agradezcan por esto o me nieguen. Eso dependerá de ellos. Negadme si tenéis que hacerlo, pero no me robéis las almas de Mis hijos.  Podéis ser sus padres en la tierra, pero ellos son los hijos de Mi Padre Eterno, el Creador y Hacedor de todas las cosas. No tratéis de llevarlos a la oscuridad con vosotros. Recordad de nuevo que a pesar de vuestras propias creencias, Yo os amo a todos ustedes.

Vuestro Divino Salvador y Juez

Jesucristo, Hijo del Padre Eterno

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