Carta a los Soldados de María

Soldados de María,
dejadme que os diga algo por amor.

Soldados de María,
dejadme que os diga algo por amor.
Mirad, examinaos y, como debéis hacer cada fin de día por obligación de fe, ahora, junto conmigo, haced examen de conciencia y sacad conclusiones.
Os doy una pista: ¿os habéis mostrado débiles e incapaces desde el primer impacto contra las fuerzas del mal? Esas fuerzas me han asediado a mí, vuestra comandante, Cristina, lugarteniente de María, pero al no poder tomar mi alma, han encarcelado mi cuerpo ya cansado.
Pero yo no tengo la culpa, no podía escapar de quienes me capturaron con engaños, con la fuerza, y me encerraron como si fuera un caballo desbocado, pero vosotros, muchos de vosotros, con vuestro corazón temeroso, habéis sido realmente asediados y fácilmente capturados por el enemigo.
Los que huían, los que desertaban, los que pedían visita médica, los que se borraban de las listas, por no hablar del protagonismo de aquellos que han olvidado que el Ejército es una comunión que nos une a los miembros de un Cuerpo Místico, formado por almas y su esperanza de salvación.


Aprovechando la confianza que se les había concedido, en un momento de dolor e impotencia, algunos de mis portavoces se han apoderado del canal y lo han administrado para sí mismos, no para mí, solo aparentemente en nombre de la Verdad o en nombre de una reclusa del enemigo. Y luego, con exceso de poder, han silenciado las voces que habían comprendido y engañado a quienes intentaban comprender.
Si este canal representa a los ojos de los extraños un bocado apetecible debido al gran número de suscriptores, o parece proporcionar un buen comienzo, casi como si fuera una actividad comercial, los enemigos olvidan que esta realidad no nació para generar ingresos financieros. Si persigue la salvación de los miembros con el estudio y la oración, no por satisfacciones personales, no alimenta su propio ego y no se engalana ante un Dios que ve los corazones tal y como son.
Este pequeño canal está hecho de sacrificios y lágrimas mías y de algunos de vosotros que sois almas y cuerpos que esperan estar entre los «elegidos». Personas —nada virtuales— y mis honestos administradores, subordinados jerárquicamente a mí en el servicio y la dirección de los soldados, y yo misma debemos recordar que la salvación se paga con oraciones y noches de insomnio.
Es una tarea imposible para quien no ama a Dios, pero puede ser una conquista audaz, aunque posible, para todo hombre. Puede ser una victoria personal para quien responde a la llamada a las armas, soldado armado con un rosario, aunque sea de plástico, pero suficiente y poderosa arma de un pequeño ejército invencible. Somos unos pocos héroes anónimos, remanentes de la deserción de muchos, que vencemos porque estamos unidos a la mano de María y, puros, sin pecado, ni siquiera tememos a la muerte.
Si mañana realmente sucumbiera, ¿cuántos soldados fieles en palabras al comandante se presentarían en la enfermería para ser eximidos de la batalla?
¿Buscarán de nuevo a quien les dé las oraciones matutinas gratis o, sin esfuerzo, irán a otro canal que imita la verdad, solo porque su comandante yace muerto?
El comandante no puede, pero vosotros aún estáis vivos; mientras él pide ser admitido en el Cielo por San Pedro, vosotros debéis recoger de mis manos el estandarte ensangrentado, símbolo de los mártires, y continuar atacando al enemigo. Os pregunto, ¿volveréis a traicionar?

¿Tan difícil os resultaba poner los salmos y las oraciones diarias sobre el montículo de tierra de vuestro comandante muerto por vosotros, en lugar de mostrar vuestra gamella vacía, quejándoos de que nadie os había provisto?
¿Iréis a escondidas al retrete a quitaros el traje de combate y las botas anfibias relucientes y sin barro, o iréis al comedor mientras fuera se libra la batalla?


¿O mientras acampáis criticaréis el esfuerzo de una soldado colombiana que se entrega por completo en ausencia del comandante?

🛡️ Ejército Remanente

Yo Soy Amor. Yo Soy Dios. Son uno y lo mismo

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹

19 de junio de 2013

Mi muy querida bienamada hija, Mi deseo de formar el núcleo de Mi Ejército en la Tierra se está cumpliendo en este momento. De pequeñas bellotas, serán dispersados y crecerán y se esparcirán por todas partes.

Hija Mía, el cimiento es la parte importante. Al igual que un bebé, que se forma en el vientre, se requiere tiempo y atención cuidadosa a fin de asegurar el bienestar del niño, que recibe el alimento de la placenta. Crecerá lenta pero perfectamente, hasta que finalmente será expulsado del vientre y estará apto para vivir la vida establecida para él por Mi Padre.

El nacimiento de Mi Ejército Remanente será igual. Tomará gran preparación antes de que esté apto para ocupar su lugar en el mundo, pero su cimiento es sólido y las almas, que son los bloques de construcción, se entretejerán como uno para construir un Ejército formidable. Luego este Ejército se extenderá y crecerá por todas partes, al mismo tiempo y con tal fuerza, que será difícil ignorarlo. Aquellos dentro de Mi Ejército Remanente estarán desprovistos de ego, orgullo o de la necesidad de depender de la evaluación científica de Mi Palabra, que se les pedirá para demostrar la Verdad de Dios.

La ciencia es un don de Dios, pero la ciencia no puede explicar el Misterio de Dios. Así que aquellos que necesitan de la comodidad de explicaciones lógicas, sobre cómo me comunico a los hijos de Dios en la Tierra, en este tiempo, se sentirán decepcionados. No hay una respuesta que los satisfaga.

Uno de los mayores dones dados al hombre es el amor. El amor no puede ser científicamente explicado o demostrado, ya que viene del Espíritu de Dios. Está presente en todos vosotros. Lo sentís. Es el vínculo que mantiene a la humanidad unida, al que el poder del mal no logra debilitar.

Yo Soy Amor. Yo Soy Dios. Son una sola y una misma cosa. Sin amor, no podriáis tener vida. El amor os unirá, os mantendrá fuertes, os mantendrá juntos. El amor os ayudará a traerme almas. 

Vuestro Jesús

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