No veo las cosas con mis ojos externos, ni las escucho con mis oídos externos. Más bien las veo en mi alma con los ojos del cuerpo bien abiertos, por lo que nunca soy superada por mi conciencia de éxtasis, sino que veo las cosas cuando estoy despierta durante el día y durante la noche.Sigue leyendo «Santa Hildegarda: El poder de las piedras y las plantas contra el demonio y los malos espíritus»
