La corrección fraterna

La corrección fraterna es un acto que puede pertenecer a la caridad o a la justicia.

Tomado del libro “Teología de la Caridad” del Rev. Padre Antonio Royo Marín O.P.

La corrección fraterna—tercer acto exterior de la caridad —es una excelente limosna espiritual encaminada a poner remedio a los pecados del prójimo, que constituyen la mayor de sus miserias. Santo Tomás dedica a la corrección fraterna toda una cuestión dividida en ocho artículos( II, II, 33, 1-8) . He aquí un breve extracto de su doctrina, que ampliaremos oportunamente en la segunda parte de nuestra obra.

1° La corrección fraterna es un acto que puede pertenecer a la caridad o a la justicia. Pertenece a la caridad cuando con ella tratamos de corregir el pecado ajeno en cuanto es nocivo para el propio delincuente; y a la justicia, cuando se hace para remediar el pecado del delincuente en cuanto que perjudica a las demás personas y principalmente al bien común (a.1).

2° Que estamos obligados a corregir a nuestros semejantes cuando yerran, se desprende del amor efectivo que les debemos; si tenemos obligación de socorrerles en sus necesidades corporales, con mayor razón lo estaremos en las necesidades de su espíritu. Claro está que no debe hacerse de cualquier manera, sino guardando las debidas circunstancias para su oportunidad y eficacia (a. 2). La corrección fraterna se puede omitir sin faltar a la caridad cuando se espera ocasión más oportuna o se teme que empeoraría la situación moral del delincuente o perjudicaría a otros. Pero su omisión podría constituir pecado mortal si por temor o codicia se dejara de corregir al hermano; y sería venial el retraso injustificado en realizar este acto de caridad (Ibíd., ad 3).

3° La corrección fraterna pueden y deben ejercitarla no sólo los superiores sobre los súbditos, sino incluso éstos sobre aquéllos, con tal de guardar los debidos miramientos y consideraciones y en el supuesto de que se pueda esperar con fundamento la enmienda; de lo contrario, los súbditos están dispensados de corregir y deben abstenerse de ello. Lo cual no puede aplicarse a los superiores, que tienen obligación de corregir y castigar a los que obran mal, para salvar el orden de la justicia y promover el bien común mediante el escarmiento de los demás (a. 3 y 4).

4° Incluso el pecador puede ejercitar la corrección fraterna, aunque su propio pecado sea obstáculo para la eficacia de la misma. Pero, si reprende con humildad al delincuente, no peca ni se gana doble condenación, aunque se sienta reo en su propia conciencia, o en la del hermano, del mismo pecado que reprende o de otros semejantes (a.5).

5° Cuando se prevé que la corrección empeorará la situación del pecador endureciéndole más, debe omitirse si se trata de simple corrección caritativa; pero no si se trata de una corrección judicial a cargo del superior, pues éste debe mantener el orden de la justicia y promover el bien común mediante el escarmiento de los demás (a.6).

6° En la corrección fraterna debe guardarse el orden impuesto por el Señor en el Evangelio, de suerte que, tratándose de pecados ocultos, se empiece por la amonestación secreta, se continúe ante dos o tres testigos y se haga públicamente sólo cuando hubieran resultado infructuosas las correcciones anteriores. Si se tratara de pecados públicos y conocidos de todos, habría que hacer la corrección públicamente, para que no se escandalicen los demás (viendo que quedan impunes) y escarmienten en cabeza ajena (a.7). 

Catolicidad

Expliquen el horror del Infierno a aquellos que están ciegos respecto a la existencia de Satanás

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹

24 de septiembre de 2011


¿Por qué la gente se empeña en negar la existencia del infierno?

Muchos de Mis hijos, que se consideran modernos en su punto de vista, rechazan públicamente la existencia del Infierno, cuando declaran su fe en Dios, el Padre Eterno. Ellos conducen a Mis hijos al error, cuando utilizan la excusa de que Dios es siempre misericordioso. Convenciendo a Mis hijos de que todos van al Cielo, sin que voluntariamente, se responsabilicen de aquellos que siguen su falsa doctrina.

Satanás existe y por consiguiente hay Infierno. El Infierno es un lugar hacia el que Satanás lleva a aquellas almas que le manifiestan lealtad en la Tierra. Estas son las almas que apartan cualquier pensamiento sobre Dios y promueven la aceptación de actos diabólicos en el mundo. En algunos casos, la gente puede vender incluso su alma a Satanás, a cambio de una vida de riqueza, fama y poder. Muchas personas de la industria musical han hecho esto durante años. Se le da poca importancia a la forma en la que surge esta lealtad, muy a menudo a través de la iniciación en grupo, efectuada mediante prácticas ocultas.

Por otro lado, están los que creen llevar una vida llena de diversión y libre de preocupaciones, en donde están constantemente aspirando a la autocomplacencia. Estas son precisamente aquellas almas que, cuando llegan a las puertas del infierno, se conmocionan y sacuden la cabeza de incredulidad por el destino que les espera. No pueden aceptar que este horror que está frente a ellos, viene de su propio obrar. La libertad que se les dio sobre la Tierra la malusaron para hacer todo lo que ofende a Dios.

Hijos Míos, les pido que expliquen el horror del Infierno a aquellos que están ciegos a la existencia de Satanás, no importa si se ríen de ustedes o si los insultan. Es su obligación prevenirles ante el terrible destino que espera a toda pobre alma que termina allí.

A los ateos, que en su lecho de muerte creen que su sufrimiento acabará con su último suspiro, escúchenme ahora. Para aquellos de ustedes que niegan la Existencia de Dios sobre esta Tierra, aunque durante en su vida les haya sido revelada la Verdad: su sufrimiento en el fuego del Infierno será solo el comienzo de su condenación eterna. Ustedes, Mis pobres almas, que pecan gravemente por su libre albedrío, me rechazan y eligen en cambio a Satanás. Él los espera después de la muerte. No podrán encontrarme en ningún sitio, pues entonces será demasiado tarde, para mostrarles Mi Misericordia.

Recen, recen todos ustedes. Así podremos salvar juntos a estas almas.

A Satanás no le será permitido robar sus almas. Ayúdenme a salvarlas, mientras continúen con vida sobre la Tierra.

Su amado Jesús

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