Las 5 cosas que más lamenta la gente en su lecho de muerte: lo cuenta una enfermera


Los momentos finales, cuando repasamos nuestra vida

Bonnie Ware es una enfermera y escritora australiana que pasó varios años de su vida cuidando a enfermos terminales. Recientemente [en 2015] escribió un libro titulado «El top cinco de las cosas que lamentan las personas en su lecho de muerte».

Se trata de las memorias de su vida y cómo ésta fue transformada a través de los arrepentimientos de los enfermos terminales que cuidó.

«Durante muchos años he trabajado en cuidados paliativos. Mis pacientes eran los que habían ido a casa a morir. Algunos momentos increíblemente especiales fueron compartidos. Estuve con ellos durante los últimos tres a doce semanas de sus vidas», explica Bonnie Ware.

«La gente madura mucho cuando se enfrentan a su propia mortalidad. Aprendí a nunca subestimar la capacidad de una persona para crecer. Algunos cambios fueron fenomenales. Cada uno de ellos experimentó una variedad de emociones, como es de esperarse, la negación, el miedo, el enojo, remordimiento, más negación y finalmente la aceptación. Sin embargo, cada paciente encontró su paz antes de partir, cada uno de ellos», revela Bonnie Ware.

Cuando se le preguntó acerca de los deseos y arrepentimientos que las personas tenían en el momento de su muerte, ella reveló en su blog los más comunes y los que más le impactaron:

1. Ojalá hubiera tenido el coraje de vivir una vida fiel a mí mismo, no la vida que otros esperaban de mí.

Este fue el lamento más común de todos. Cuando las personas se dan cuenta de que su vida está a punto de terminar y miran hacia atrás con claridad, es fácil ver cuántos sueños no se han cumplido. La mayoría de la gente no había cumplido aún la mitad de sus sueños y tenía que morir sabiendo que era debido a las elecciones que habían hecho, o que no hicieron.

2. Ojalá no hubiera trabajado tan duro.

«Esto salió de cada paciente de sexo masculino que cuidé», relata la enfermera. Se perdieron la juventud de sus hijos y la compañía de su pareja. Las mujeres también hablaron de este pesar. Pero como la mayoría eran de una generación anterior, muchos de los pacientes de sexo femenino no habían sido el sostén económico de su familia. «Todos los hombres que cuidé lamentaron profundamente el haber gastado tanto sus vidas en una existencia de trabajo».


3. Ojalá hubiera tenido el coraje para expresar mis sentimientos.

Muchas personas suprimieron sus sentimientos con el fin de mantener la paz con los demás. Como resultado, se conformaron con una existencia mediocre y nunca llegaron a ser lo que eran realmente capaces de llegar a ser. Muchas enfermedades se desarrollan como un resultado relacionado con la amargura y el resentimiento que cargan.

4. Me hubiera gustado haber estado en contacto con mis amigos.

A menudo no se dan cuenta realmente de los beneficios de los viejos amigos hasta después de semanas de convalecencia, y no siempre fue posible localizarlos.

Muchos de ellos habían llegado a estar tan atrapados en sus propias vidas que habían dejado que amistades de oro se desvanecieran por el paso de los años. Pese a los lamentos profundos acerca de no dar a las amistades el tiempo y el esfuerzo que se merecían.

5. Me hubiese gustado permitirme a mí mismo ser más feliz.

«Esta es una sorprendentemente común. Muchos no se dieron cuenta hasta el final, que la felicidad es una elección. Se habían quedado atrapados en patrones y hábitos antiguos. El miedo al cambio les había hecho vivir fingiendo a los demás, y a ellos mismos, que estaban contentos. Cuando muy adentro, anhelaban reír de verdad y tener esa alegría en su vida de nuevo».

Religión en Libertad

Cuando a alguien se le dice que han sido infectados con una enfermedad terminal tienen dos opciones

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹

23 de julio de 2013

Mi amadísima hija, las pruebas que tendrás que enfrentar son porque Yo revelo los secretos contenidos dentro del Libro del Apocalipsis y no serán agradables. La Verdad puede ser tan preocupante y perturbadora para muchos. La Verdad causará lágrimas de consternación, lágrimas de tristeza y gran aflicción.

Las mentiras, por otra parte, pueden tranquilizaros con un sentimiento de falsa seguridad. Incluso cuando las mentiras, presentadas a vosotros, vienen vestidas en lenguaje amoroso y gestos nobles, no se sienten bien en vuestro corazón, ellas son más fáciles para el hombre de aceptar que la Verdad.

Cuando a alguien se le dice que han sido infectados con una enfermedad terminal, ellos tienen dos opciones. Pueden aceptar la Verdad, preparar sus almas, dedicar tiempo en cercana proximidad con sus familias, buscar Mi Perdón y luego, esperar por el día. Cuando lo hacen así, aunque puede ser atemorizante, ellos, porque han aceptado la Verdad, encontrarán verdadera paz en sus almas. Estas almas no  tendrán nada que temer de Mí. Si, por otro lado, ellos rechazan la Verdad, y creen en pociones mágicas y en dioses falsos, que ellos piensan que pueden ser utilizados para curarlos milagrosamente, estarán muy decepcionados. Estas almas, enceguecidas por los así llamados pensamientos positivos, creen que si ellos se desean estar mejor, todo estará bien. Lo que fallan en entender es que a Mí deben llamar, a Jesús, si ellos desean ser sanados. Yo responderé las oraciones, pero solo si la petición es para el bien de sus almas. Estas almas, que rehúsan aceptar la Verdad de su enfermedad y que no regresan a Mí, estarán perdidas. Habrán desperdiciado el tiempo concedido a ellos en la Tierra, para asegurar que su casa esté en orden.

Lo mismo se aplica a Mi Palabra, la Verdad, dada a vosotros, ahora. Yo le di al mundo la Verdad, durante Mi Tiempo en la Tierra y fui rechazado. Muchos me siguieron, pero la Verdad, dada a ellos en ese momento, ahora será desafiada por los enemigos de Dios y ellos caerán víctimas del engaño. Pronto rechazarán la Verdad y no serán capaces de aceptar Mi Aviso, dado al mundo en este momento.

Recurro a vosotros, no para revelaros nuevas Enseñanzas, porque esto no es necesario. A vosotros se os dio la Verdad, pero ahora, intervengo para recordaros la Verdad. Yo también vengo para advertiros de las malignas atrocidades, que serán infligidas sobre vosotros debido a vuestro amor por Mí.

No me volváis la espalda a Mí, Jesucristo, ya que os estoy alcanzando solo para protegeros en este momento. No os quiero distanciar, pero me mantendré recordándoos la Verdad, una y otra vez. Cuando encontréis que vuestra alma se agita, como resultado de las nuevas reglas que serán presentadas por aquellos que dicen que son Míos, entonces debéis llamarme a través de esta Cruzada de Oración.

Cruzada de Oración (116) Sálvame de la maldad de las mentiras:

Querido Jesús, ayúdame

Me estoy ahogando en lágrimas de dolor.

Mi corazón está confundido.

No sé en quién puedo confiar.

Por favor lléname con Tu Santo Espíritu, para que pueda elegir el sendero correcto a Tu Reino.

Ayúdame, querido Jesús, a siempre permanecer fiel a Tu Palabra, dada al mundo por Pedro y a nunca desviarme de lo que Tu nos enseñaste, y a no negar Tu muerte en la Cruz.

Jesús, Tu eres el Camino.

Muéstrame el Camino.

Abrázame y llévame por Tu camino de Gran Misericordia. Amén.

Vuestro Jesús

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