¿Qué es la Salvación?

Iniciamos una nueva serie titulada: ¿Cómo Salvarse? El primer punto es definir a modo de introducción, ¿Qué es la Salvación? Teniendo en cuenta que la eterna salvación, no sólo es el negocio más importante, sino el único negocio que tenemos en esta vida.

Es el asunto más importante que tiene cada persona que existe.  La eterna salvación, no sólo es el negocio más importante, sino el único negocio que tenemos en esta vida, según San Alfonso de Ligorio. Una sola cosa es necesaria (Lc 10, 42).

Por eso San Pablo nos recomienda que busquemos nuestra salvación con temor y temblor.  “Sigan procurando su salvación con temor y temblor” (Flp 2, 12).

Muchos consideran la salvación como la liberación del pecado y de sus efectos.  Pero es mucho más!  Es tener acceso a la Vida Eterna.  Es poder vivir como hijos de Dios y recibir la herencia que tenemos como hijos:  la felicidad eterna en el Cielo.

Los seres humanos podemos aceptar o rechazar la salvación que nos es ofrecida por Jesucristo.  O podemos estar en cierto momento de nuestra vida en el camino de la salvación o, también, podemos estar en el camino de la condenación.  “Dios no nos ha destinado a la condenación, sino a que hagamos nuestra la salvación por Cristo Jesús, nuestro Señor.  El murió por nosotros, para que, sea que nos halle despiertos o descansando, entremos junto con El en la vida.  (1 Tes 5, 9-10)

Sólo al terminar la vida terrenal, ocurrirá la salvación o la condenación de cada ser humano.  “Dad gracias al Padre que os ha hecho aptos para participar en la herencia de los santos en la luz. El nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino del Hijo de su amor, en quien tenemos la redención: el perdón de los pecados. (Y) os ha reconciliado ahora, por medio de la muerte en su cuerpo de carne, para presentaros santos, inmaculados e irreprensibles delante de El”.  (Col 1, 12-14 y 22)

Buena Nueva

El único camino a la Vida Eterna es a través de mi Hijo, Jesucristo

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹

6 de septiembre de 2013

Ninguno de vosotros debe jamás olvidar que mi Hijo murió para rescatar a la humanidad. Liberó a todas las almas de la esclavitud a la bestia. A todos vosotros os dio el Don de la Salvación y a fin de recibir la Vida Eterna, vosotros debéis venir a mi Hijo y pedidle por este Gran Don.

El único camino a la Vida Eterna es a través de mi Hijo, Jesucristo. Porque Él es tan misericordioso, Él concede a todos la oportunidad de venir a Él, por su propio libre albedrío. Él dio al mundo la Verdad y, por Su Regalo de Su muerte en la Cruz, abrió el camino para que todos vivan en eterna paz y en Su Paraíso.

Muchos no aceptan a mi Hijo ni creen en Dios. Si no creéis en Dios o no aceptáis el Don de la Salvación, entonces os separáis a sí mismos de Dios. Debido a esta Última Misión para salvar almas, incluyendo las almas de todos los pecadores, así como de aquellos que  rehúsan reconocer la existencia de Dios, mi Hijo llevará a cabo un Gran Milagro. Durante El Aviso todos verán la prueba de que ellos tienen un alma y muchos se convertirán. Aquellos quienes no se conviertan y quienes permanezcan ateos no les puede ser dado el Don de la Salvación, ya que rehúsan Su Mano de Misericordia. Aquellas almas lo rechazarán de la manera más desafiante y nada, sino vuestras oraciones, pueden salvarlos.

Aquellos que rehúsan cada intento, cada intervención y cada Misericordia, para traerlos al Nuevo Paraíso, serán echados fuera. Ya que suyo no será el Reino de mi Hijo, porque mi Padre, Quien legó a la humanidad con el Don del libre albedrío, nunca impondrá Su Voluntad sobre ninguno de Sus hijos.

Rezad, rezad, rezad para que los ateos acepten la Mano de Misericordia, la que mi Hijo extenderá a cada uno de ellos. Recordad recitar la Cruzada de Oración para salvar a estas pobres pequeñas almas

Vuestra amada Madre

Madre de la Salvación

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