Sutil tentación… ¿unirse a la FSSPX o no?

Este artículo firmado por Montse Sanmartí tiene ya algunos años, pero está de rabiosa actualidad visto lo que está pasando con la falsa jerarquía bergogliana.

Por Montse Sanmartí

Queridos lectores: hace días nos estamos preocupando por tratar de resolver algunas dudas que nos plantean bastantes personas que nos escriben a la página. Ante los errores y herejías que se vienen difundiendo en la «neo iglesia Bergogliana» desde hace 5 años (que no son pocos), son ya bastantes las personas que están con los ánimos  por los suelos y reflexionan sobre ciertas cuestiones que vamos a tratar de abordar en esta entrada. He aquí las más frecuentes:

¿Tengo que seguir yendo a misa, aunque vea que se predican herejías en los púlpitos? ¿Son válidas esas misas? ¿Cristo baja a la Eucaristía? ¿No sería mejor irse a la FSSPX? Si Francisco acepta a otras religiones, ¿por qué tanta inquina con Lefebvre, que al fin y al cabo no hizo más que guardar íntegro el depósito de la fe?

Éstas y otras muchas cuestiones son las que nos vienen formulando muchos de nuestros lectores. Y por supuesto, creemos que es el mejor momento para responderlas porque ciertamente se está entrando en un momento muy difícil en la historia de la Iglesia y hay que definir bien las cosas.

Para empezar, debemos decir que no se debe nunca dejar la misa dominical. El hecho de que el sacerdote celebre bien o mal no es una excusa que exima de cumplir el precepto. Ciertamente, es triste que veamos el comportamiento o escuchemos las prédicas de algunos ministros, muy alejadas del querer y de la voluntad de Dios. Procurar encontrar una parroquia ortodoxa es algo muy importante, pero no siempre es posible. Pero nosotros tenemos un mandamiento de la Santa Madre Iglesia por cumplir y este es «Oír misa entera todos los domingos y fiestas de guardar». Por tanto, sea como sea, debemos cumplirlo. Si el sacerdote cumple con el requisito y tiene intención de querer hacer lo que hace la Iglesia, consagrará y recibiremos a Cristo Eucaristía en el momento de comulgar. Si el sacerdote no cumpliera con alguno de los requisitos o no pronuncia correctamente las palabras consecratorias no estaría obedeciendo su ministerio porque estaría dejando de dar a los fieles lo que se merecen: esto es, entregar a los fieles la Santa Comunión. Igualmente incurre en pecado de desobediencia si en la homilía no predica conforme al magisterio de la Iglesia.

Pero lo más preocupante, a nuestro entender, es ver que muchas personas, espantadas y escandalizadas ante la burla que se hace de Dios en la neo-iglesia bergogliana – que trata de cambiar la doctrina y profiere terribles herejías -, sienten la sutil tentación de marcharse hacia otra iglesia, cismática y que, aunque parece ser la panacea porque conserva el dogma y celebra la misa del Vetus Ordo, no es tampoco el camino a seguir, porque está canónicamene en cisma.

Para que nos comprendan y en pocas palabras: si la verdad es una, hay que entender que ésta no la vamos a encontrar ni del bando de Bergoglio con su nueva Iglesia protestantizada y devastada por las herejías, ni del bando ultraconservador y cismático de Lefebvre. Hay un refrán español que dice que «los extremos se tocan» y así es. Definitivamente, si mala es la facción progresista y endiablada de Bergoglio, no lo es menos la que viene bien camuflada y envuelta de «máxima ortodoxia» y que se esconde tras el lefebvrismo, la terrible trampa tendida por el propio maligno a Monseñor Marcel Lefebvre al presentarse como la «última solución» a la decadencia de la Iglesia católica. Pero es penoso pensar que todo un Dios necesitara, al entendimiento del propio Lefebvre y sus seguidores, de los orgullosos y ensoberbecidos actos de Monseñor para continuar con la fe verdadera, osando desobedecer al papa (a un papa auténtico como JPII, tan atacado por los modernistas y herejes en su tiempo) y ordenando a 4 obispos para continuar con la «verdad» que Roma ya había «perdido». Hay que tener en cuenta, además, que el propio Juan Pablo II había permitido a Lefebvre la ordenación de 1 obispo, algo que muchos ignoran. Monseñor Lefebvre, inicialmente, firmó el acuerdo, pero luego se echó para atrás y quiso ordenar a 4 obispos y no al único que le permitía el Papa. Por lo tanto, no es cierto que estas ordenaciones fueran por caso de «extrema necesidad» tal como aducen los fieles a la FSSPX. Este hecho le hizo caer en excomunión letae sententiae a él, a los obispos ordenados y a todos los que les siguieran.

Así pues, estas dos facciones son como dos vasos de agua cristalina a la que se le ha vertido una gota de potentísimo veneno. Parecen cristalinas esas aguas y muchos, de un bando y de otro, están dispuestos a beberlas. Pero quien conociendo la existencia dentro de ellas de ese potentísimo veneno, sería un necio si se atreviera a beberlas, ¿no lo creen?

Muchos confundidos dirán que la excomunión de la que estamos hablando fue levantada por Benedicto XVI. Vamos a explicar de forma sencilla este punto. Benedicto XVI levantó la excomunión de los 4 obispos ordenados por Monseñor Lefebvre, es verdad. Pero nunca pudo levantársela al propio Monseñor, pues murió fuera de la comunión con la Iglesia y ésta no puede levantar la excomunión a un difunto. Tampoco la ha podido levantar a la propia Fraternidad San Pío X, tal y como explica monseñor Burke en el artículo que les compartimos hace escasos días.

El Card. Burke es muy claro a este respecto y responde a esta duda con las siguientes palabras:

“La excomunión canónica de los obispos por sus ordenaciones ilícitas fue revocada [dejada sin efectos jurídicos], sin embargo, una excomunión sacramental ‘de facto’ permanece por su cisma; se ponen a sí mismos fuera de la comunión con la Iglesia». «Formalmente NO CAMBIA NADA respecto al status oficial de la FSSPX, cuyos sacerdotes continúan suspendidos ‘a divinis’ (suspensión como pena o censura que impide al clérigo el ejercicio ordinario de la potestad de orden. Can.1333. Código de Derecho Canónico)  y por lo tanto tienen prohibido ofrecer los demás sacramentos».

Por tanto, para responder a las personas que sienten la tentación de abandonar la Iglesia de Bergoglio y pasarse a la FSSPX debemos decirles que si lo hacen están cometiendo un grave error, porque tal y como acabamos de ver, se ponen fuera de la comunión con la Iglesia. Tampoco estarán recibiendo los sacramentos de una forma segura ni lícita, pues así lo dice el cánon 1333 en el Código de Derecho Canónico.

Respondidas estas preguntas, muchos tendrán una nueva para formular, sin lugar a dudas y no será otra que: entonces, ¿qué hacer ante esta situación?

La respuesta no es otra que RESISTIR. Resistir porque vienen tiempos de pruebas más duras que las que estamos enfrentando ahora. Debemos ser fieles al magisterio de siempre. Al catecismo. Al dogma, a la tradición y ser perseverantes en la oración. Sabemos, precisamente por el punto 675 del Catecismo de la Iglesia católica, que tendremos que atravesar unos momentos críticos antes de la segunda venida de Nuestro Señor. Momentos donde gran parte de la Iglesia caerá en la apostasía y en los que solo un resto fiel permanecerá unido a Cristo y al Evangelio. Momentos que nos pueden parecer insoportables porque pasaremos una gran tribulación, como no la hubo ni la habrá y que incluso nos podrían llevar a pensar que la Iglesia verdadera ha desaparecido. Mas no ha de ser asi, ciertamente, porque Cristo no fallará a su palabra y la Iglesia nunca perecerá, porque vivirá en cada uno de los fieles que permanezca firme en la verdad inmutable de las enseñanzas de Cristo, en ese pequeño rebaño que quedará, unido al Inmaculado Corazón de María.

Por tanto, la clave es ésta:

Oración, frecuencia de sacramentos mientras tengamos sacerdotes cerca, estudio de las verdades de la fe y de los documentos de la Iglesia católica y del magisterio, lectura diaria de las Escrituras, rezo del Santo Rosario, que es el arma que atará a Satanás en estos tiempos, sanas y ejemplares lecturas de vidas de santos que nos dan coraje ante las adversidades . Esta es la regla que tenemos que tener ante nuestros ojos. Todo esto unido a la esperanza de que Dios nunca falla en sus palabras y nunca abandona a su pueblo. Él quiere que le demostremos nuestra fidelidad, quiere que le demostremos nuestro valor y el amor que tenemos por su palabra. Si le hemos pedido caminar como Pedro sobre las aguas, no podemos pensar que nos va a dejar en medio de la nada para que nos ahoguemos. Seamos confiados, seamos almas de fe que creen en su palabra. Son tiempos duros, sí, pero si duros son los tiempos, más fuerte lo es la mano de Dios que intervendrá, como lo hizo en Egipto para salvar a su pueblo cuando se hallaba en el punto más alto de su sufrimiento, como lo hizo con Abraham en el momento más doloroso, en el momento en que en obedicencia a Dios le estaba por ofrecer a su hijo único y amado en sacrificio. Dios quiere que le demostremos si realmente le amamos y confiamos en su palabra.

Como Vara de Almendro

Confiad en Mí. Seguidme

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹

02 de junio de 2012

Cuando Mis seguidores me permitan inundar sus almas con Mi amor incondicional, Yo encenderé dentro de ellos una fuerza que los sobrecogerá. 

Venid a Mí como hijos confiados con un corazón sencillo y abierto, sin expectativas, y os traeré una paz que no encontrareis en ningún otro lugar. 

Mientras Yo lloro por la forma en que el mal y la codicia se han apoderado del mundo, también estoy lleno de gozo debido al puro amor que Mis seguidores me muestran a Mí, su Jesús. 

Cómo me traen alivio, consuelo y cómo deseo que Yo pudiera envolverlos en Mis brazos. 

Cómo deseo que ellos pudieran oírme decirles cuánto los amo. 

Cómo añoro el día cuando Yo extienda Mi mano, sujete su mano en la Mía y los atraiga a Mi Nuevo Reino, cuando ellos vuelvan a casa a Mí por fin.

Ese día no está lejano. 

A todos Mis seguidores, debéis escucharme en este momento. 

Debéis ser fuertes y perseverar durante las pruebas que están por delante y nunca descorazonaros. 

Caminar por el sendero, esculpido para vosotros hacia Mi Reino, os dolerá. Muchos de vosotros os tropezaréis y os tambalearéis. 

Algunos de vosotros volveréis corriendo por el camino que vinisteis. 

Otros os sentaréis, os rendiréis y permaneceréis atascados entre el principio de vuestro trayecto y las puertas a la Vida Eterna. Así de débil se volverá vuestra fe por los obstáculos que enfrentaréis. 

Los más fuertes serán intrépidos. Ellos querrán seguir adelante y galopar con cada gramo de energía hacia la Nueva Era de Paz. 

Nada se interpondrá en su camino. Ellos sabrán cómo resistir el sufrimiento por delante. Ellos sabrán cómo combatir al enemigo. Sin miedo en sus corazones escucharán cada instrucción dada a ellos por Mí. 

Ellos siempre deberán esforzarse por retroceder y cargar a los que son más débiles. Aquellos que tienen miedo. Deberán cargar en sus hombros a aquellos que carecen de la voluntad y el valor para resistir en Mi Nombre. 

Aquellos que rehúsen su ayuda serán dejados atrás y llegarán a ser parte del Reino de la Bestia del cual no hay escapatoria. 

Nunca titubeéis. Nunca dudéis de Mi Mano de Protección. 

Si vosotros sometéis todo a Mi Santa Voluntad, Yo me ocuparé de todo.

Confiad en Mí. Seguidme. 

El tiempo es corto, sin embargo, el tiempo es abundante para prepararse para la batalla que está por delante.

Os amo a todos vosotros. Nunca olvidéis el poder de Mi Amor. 

Vuestro bienamado Salvador

Rey de la Salvación

Jesucristo

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