Vivir con miedo es vivir sin Dios –Entrevista a Eduardo Verástegui

Verástegui es consciente del poder del cine, del arte en general, para evangelizar y plantar batalla a la cultura de la muerte. La guerra de ideas es constante y el mal está muy presente en este mundo. «El arte bien utilizado puede hacer mucho bien y mal utilizado envenena», asegura.

«No puedo controlar que me etiqueten de ultra solo por ser católico, rezar el rosario o ir a misa a diario. Nadie puede controlar eso», y no importa el qué dirán. Lo que a Eduardo Verástegui le preocupa de verdad es lo que Dios le dirá cuando llegue a estar delante de Él.

El cineasta y activista católico mexicano ha visitado España para participar en la I Semana de la Familia organizada por las Universidades San Pablo CEU y Francisco de Vitoria, en el marco de su Máster de Formación Permanente en Matrimonio, Familia y Vida.

La conversión es un viaje que nunca termina mientras estamos aquí.

Eduardo Verástegui comenzó un viaje que no termina nunca mientras estamos en este mundo: el de la conversión. Un viaje que puede ser increíble pero solo si se hace de la mano de Dios y María, con vida sacramental y oración. Le consta (y con el tiempo ha ido tomando conciencia de ello) la responsabilidad que tiene como persona influyente en la sociedad actual, tanto a través de sus proyectos en el cine o en la política como en sus apariciones públicas o en las redes sociales.

El mundo está lleno de ruido y tentaciones, y solo la frecuencia de los Sacramentos y su relación de intimidad con Dios le puede dar la fortaleza y la congruencia para mantenerse alejado del mundo que frecuentó en su juventud.

La coherencia del católico es un modo de vida para él y que reclama para todo el que se considere católico. No se puede vivir con miedo. Si uno se llama católico y luego actúa contra sus principios y valores sometido al miedo, entonces es que no tiene a Dios en su interior.

«Por ir a misa diaria o por rezar el rosario soy ultraderecha, ultra esto, ultra lo otro, ultra, ultra… «, dice Verástegui. Esas etiquetas no las puede controlar, pero él sabe quién es y cuál es su meta: el Cielo. Lo que le importa de verdad es lo que Dios le dirá cuando se encuentren. Mientras, él es solo Eduardo Verástegui, católico, mexicano, comprometido con su comunidad hispana y perseverante en la defensa de los principios que sustentan su fe, «que hay demostrarla en todo y a diario».

«Hay que morir a uno mismo para que Dios viva dentro de ti, no hay otra manera» El imperio del miedo y la cultura de la muerte han vuelto el mundo del revés también en gran medida porque si la gente buena se queda callada se convierte en parte del problema.

Uno tampoco puede dejar de lado sus principios para pretender el éxito del mundo. «Ese éxito no viene de Dios» y cuando se acabe esta vida no nos vamos a llevar nada salvo lo que hicimos bien.

«No estamos aquí para ser moneditas de oro y agradar a todos». Por eso, y porque la congruencia es una máxima en su vida, antes de decidir cada proyecto que emprende hay mucha oración y un tiempo de discernimiento. Si después y con eso llega el éxito, entonces sí, bienvenido sea.

Director, actor y productor de películas como ‘Bella’, ‘Little Boy’ o ‘Sound of Freedom’ y la más reciente, ‘Cabrini’, Verástegui es consciente del poder del cine, del arte en general, para evangelizar y plantar batalla a la cultura de la muerte. La guerra de ideas es constante y el mal está muy presente en este mundo. «El arte bien utilizado puede hacer mucho bien y mal utilizado envenena», asegura.

No te pierdas esta entrevista con Eduardo Verástegui.

Mater Mundi

Mucha gente hoy en día están obsesionadas con la búsqueda de  fama y auto-gloria

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹

29 de Septiembre, 2012

¿Por qué tanta gente en el mundo cree que su mortalidad es indefinida?

Muchas personas hoy en día están obsesionadas con la búsqueda de la fama y  gloria propia. Muchos de aquéllos que buscan y logran un gran reconocimiento y éxito son idolatrados por aquéllos que creen que ésta es la gloria por la cual se deben esforzar  y la cual los satisfacerá.

Muy poco de su tiempo es dedicado a lo que realmente importa. Ellos pisotean a otros para conseguir lo que quieren, debido a su insaciable deseo de brillar en gloria ante el mundo.

Su vanidad es alimentada por el mundo del entretenimiento, medios de comunicación, y su búsqueda de la propia-perfección es aplaudida.

Esto es por lo que se esfuerza la gente común hoy en día. Ellos abiertamente admiran tal ambición y esto se convierte como en una religión. Idolatran a los que alcanzan tales alturas y luego se dedican a imitar sus vidas.

Ni una sola vez consideran que tales cosas, son de ninguna consecuencia real. Nunca se detienen a preguntarse: «¿Es esto en lo que mi vida debe consistir?»

Ellos no creen en Dios, en la mayoría de los casos, porque si lo hicieran, sabrían que esto es desagradable a los ojos de Dios, el buscar adulación de esta manera.

Cuando una persona busca constantemente la atención, adulación y está obsesionada con la imagen que pintan al mundo, no entienden qué corto es este camino.  Desaparecerá un día y se encontrarán así mismos vacíos y sin dejar amor para compartir con los demás.

Pasan gran parte de su tiempo amándose a sí mismos que no tienen lugar para ningún otro amor. Ponen sus propias necesidades antes que las de otros. Harán cualquier cosa, incluso cometer actos, que ofenden a Dios, para alcanzar la propia-gloria.

A los de esta generación se le han dicho tantas mentiras acerca de la forma en la que viven sus vidas: Están animados por un mundo que cree que la ganancia material, la celebridad, la cultura y la ambición traerán una gran admiración, son las cosas más importantes por qué luchar.

Qué poco saben. ¿Cómo se van a sorprender, cuando descubran lo equivocados que estuvieron.

Las personas que llevan tales vidas, enfrentarán decepción cuando sus deseos no sean cumplidos. Todo acto que les traerá más placer, a través de la ambición auto-obsesionada, no podrá brindarles la paz.

Orad para que pronto la gente se dé cuenta de que la búsqueda de fama y propia-gloria, sólo satisface por un corto tiempo. Sólo hay una meta, por el cual vosotros debéis esforzaros, y que consiste en seguir las Enseñanzas del Señor.

Al hacer esto vosotros estaréis con paz.

Vosotros todavía podéis disfrutar muchos de los placeres en el mundo, pero  entenderéis lo que realmente importa.

Tanta gente joven coloca dicho valor en su apariencia ante los demás. Las presiones sobre ellos para dirigir sus vidas persiguiendo los mismos objetivos que aquellas celebridades a las que admiran, están dañando sus almas.

Esto está bloqueando la realidad de lo que es agradable a Dios.

Está bloqueando la Verdad.

Sólo la Verdad los hará sentirse contentos y les brindará paz, amor, alegría y  felicidad.

Yo Soy la Vida que buscan.

En Mí van a encontrar una vida de Gloria.

Esta es la Gloria que deben buscar.

Porque van a vivir una vida de Gran Gloria en el Nuevo Paraíso si vuelven a Mí.

Esta es la única gloria, que les traerá gozo indecible.

Vuestro Jesús

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