Profecía sobre el castigo de París –Marie-Julie Jahenny

Esta profecía resume bien lo que el Cielo piensa de París al llamarlo “lugar lamentable”. Se predice una gran devastación, por lo que aquellos que abandonen la ciudad antes de la catástrofe se sentirán aliviados de haber sido salvados.

“Y tú, ciudad ingrata, muros manchados de crimen, ¿por qué no dices a los buenos: huye, huye, que todavía hay tiempo? Y vosotros, adoquines de las calles, granos de arena que forman los adoquines, ¿por qué no os levantáis y nos avisáis que tendremos que huir cuando el trueno ruge sobre un pueblo en peligro? »

A través de este éxtasis se nos advierte de la gravedad de lo que se prepara para París. Los buenos son animados a huir, es decir, aquellos que han escuchado las profecías y advertencias deben hacer caso de ellas y abandonar el lugar para evitar una muerte horrible e instantánea.

“Felices”, dijo San Miguel, “los que podrán abandonar estos muros y refugiarse lejos de este lugar lamentable donde las víctimas se amontonarán, donde las plazas se mancharán de sangre, como la lluvia que cae en una tormenta.

Hijitos míos, dijo la Santísima Virgen, este flagelo cae sobre esta gran ciudad que el cielo aborrece. De esta ciudad saldrá el mal aliento. Sus muros se derrumbarán y las llamas devorarán este lujo y estos corazones infieles. Las piedras serán desechadas, pero será reconstruida».

Esta profecía resume bien lo que el Cielo piensa de París al llamarlo “lugar lamentable”. Se predice una gran devastación, por lo que aquellos que abandonen la ciudad antes de la catástrofe se sentirán aliviados de haber sido salvados.

“Hijos Míos, ni cien escaparán, no, ni cien en medio de esta inmensa ciudad culpable… Cuenten doce menos, tendrán el verdadero número. Nunca el dolor para mí fue mayor. »

Si se cree en esta profecía, sólo ochenta y ocho personas (ciento menos doce) escaparán vivas de París después de que el fuego celestial lo haya reducido a la nada. Serán grandes milagros, porque sobrevivir a una catástrofe así es casi imposible.

“Hijos Míos, una vez que esta sociedad impura e impía tenga toda su libertad, el desorden se extenderá por todas partes, especialmente en el corazón de esta ingrata ciudad. Lo vengo advirtiendo desde hace tiempo…

Los muros de esta ciudad ingrata serán estremecidos: sepultarán bajo sus escombros los cadáveres impuros; Se tragarán a muchos”.

Es otro éxtasis que nos advierte una vez más del destino de la ciudad de París y de la sociedad ingrata que la ocupará antes de su destrucción y que perecerá con la ciudad.

“El fuego del cielo caerá sobre Sodoma (París) y principalmente sobre esta sala del infierno donde se dictan malas leyes. Será devorado y su lugar será como una inmensa cantera a la que, hasta el fin del mundo, no podremos acercarnos sin estremecernos de horror. »

Nada se salvará cuando el incendio arrase la capital. El Palacio Borbón, que alberga la Asamblea Nacional y donde se elaboran malas leyes, evidentemente será completamente destruido. Solo quedará un enorme agujero en lugar de este lugar maldito.

«Nuestro Señor me dijo: Los gritos de alarma y desesperación se elevan al Cielo… El mes del Sagrado Corazón y Mi Sangre será la señal del castigo, la GUERRA CIVIL… 

Cuando el gobierno vea tumulto y rebelión, ¡será como un pájaro! Alzará el vuelo y huirá a otro país, y Francia será libre en revolución… Es en ese momento que se debe huir de París. El primer alzamiento será en la ciudad de París y el trono de los malos reyes colapsará mientras la ciudad y y sus víctimas morirán dentro de sus muros… Se verán muchas veces las llamas y el fuego en esta ciudad criminal, pero esta vez habrá un GRANIZO DE FUEGO y ahogará a los culpables.

Aquí, ellos violarán los Tabernáculos. Aquí ellos perseguirán con furia a los Padres de la Iglesia. Muchos no saldrán. Yo recibiré la sangre de los mártires para ayudar a los verdaderos franceses a obtener la Victoria.

Aquí es donde las llamas devorarán las iglesias, la estatua de María será rota y arrojada al fuego… La Francia no tendrá apoyo. Será dejada sola, ¿y por qué? Porque no tiene un Rey». (Profecía de María Julia Jahenny TOSF, 4 de abril de 1877).

COMENTARIO: Nuestro Señor dice que la guerra vendrá a Francia en Junio y Julio, meses simbólicos para dicha nación: Fue el 17 de Junio de 1689 cuando el Sagrado Corazón de Jesús le dijo a Santa Margarita María de Alacoque que le comunicara al rey de Francia que consagrase la Francia al Sagrado Corazón y lo entronizara en los estandartes y en las armas del reino (y ese mismo día, cien años después, el “Tercer Estado” –a instancias del sacerdote renegado y regicida Emmanuel Joseph Sieyès Angles– se erigió en Asamblea Nacional y le quitó el poder al Rey) y el 8 de Junio de 1794 cuando el masón Maximiliano Robespierre proclamó el “Culto del Ser Supremo” en su esfuerzo de descristianizar la Francia, y el 14 de Julio de 1789 que la Revolución abrió fuego con la asonada de La Bastilla, y entre el 27 y el 29 de Julio de 1830, el rey legítimo Carlos X de Borbón fue derrocado en una revolución que montó al liberal Luis Felipe I de Orléans (por lo que llegó a ser conocido como “El rey de las barricadas”).

París será el sitio donde estallará la guerra (ante la cual «los malos reyes», esto es, los presidentes, saldrán huyendo), porque como le dijo Nuestro Señor a Marie Julie Jahenny el día 6, es «una ciudad malvada e ingrata construida sobre la montaña del pecado, donde corren ríos de sangre y que puebla el Infierno», por lo que le ordena a los que tienen la Cruz abandonar la ciudad antes que venga su visita (castigo).

Durante ese Juicio, habrá «Padres de la Iglesia» (obispos) que traicionarán al Señor y se unirán a aquellos que violarán los Tabernáculos y perseguirán a los fieles, causándole al Señor mayor aflicción (cf. Profecía del 16 de Abril). Pero Nuestro Señor promete que dará la victoria a los «verdaderos franceses», esto es, aquellos que defienden la Iglesia y la Monarquía querida y consagrada por el Cielo, no a la República sin Dios y contra Dios que trajo inter ália el divorcio, la sodomía, el aborto, la separación entre la Iglesia y la sociedad, y el inmigracionismo.

Miles Christi

Un tercio de la Tierra será destruida mientras los ángeles derraman fuego desde las cuatro esquinas de los Cielos

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹

06 de julio de 2012

Mi muy querida bienamada hija, el momento ha sido reservado para que estos, Mis Santos Mensajes al mundo, sean escuchados por todas las almas, jóvenes y mayores, a lo largo de cada nación. 

Muchos de los hijos de Dios se sentarán y escucharán Mis instrucciones si les ha dado acceso a estos mensajes.  

Sabed ahora que los cambios ya han empezado como fueron profetizados, en donde los cultivos ya no darán su fruto como antes y cuando las estaciones ya no serán las mismas. 

Estos cambios son debidos a la Mano de Mi Padre Eterno, mientras Él trae nuevas leyes de la Tierra, las cuales ningún hombre dejará de notar. Nada en el mundo gobernado por las leyes de la naturaleza permanecerá como antes.

Los mares se levantarán, las aguas se derramarán, la Tierra se sacudirá y el suelo se volverá estéril. 

Mi Padre impondrá un gran castigo para detener la propagación del pecado, el cual es una fuente de gran dolor para Él. 

Aquellas naciones que desafían Sus Leyes sufrirán mucho. Pronto entenderán que sus pecados ya no serán tolerados y ellas serán castigadas. 

Su castigo es para evitar que infesten a otras almas, y a menos que ellos cambien sus perversas maneras, serán forzadas a hacerlo a través de la intervención divina. 

Hija Mía, tú debes difundir Mi Palabra rápidamente ahora, ya que El Aviso se acerca. 

A muchas naciones se les debe dar el Libro de la Verdad, para que ellas puedan prepararse para Mi Segunda Venida.

El tiempo para Mi Segunda Venida será después del Aviso. 

Los castigos, ejecutados por los Ángeles del Cielo, bajo las órdenes de Mi Padre, han comenzado por etapas. Estos continuarán intensificándose conforme el pecado siga surgiendo. 

La batalla ha comenzado y las primeras fases pueden ser vistas en muchos países. 

Todos vosotros seréis testigos de la destrucción climatica que lloverá sobre la Tierra mientras esta gime de dolor debido a la degradación del pecado. 

La sacudida aumentará y nación tras nación sufrirá de acuerdo a la mancha de pecado que corrompa su corazón. 

Los líderes que siguen al anticristo no escaparán al Ojo de Mi Padre y serán destruidos. 

Mi Padre castiga a aquellos que dirigen gobiernos perversos ahora, a fin de rescatar de sus perversas garras, a Sus hijos. 

Él no se quedará de brazos cruzados mirando, mientras que estos líderes que siguen al anticristo – el cual permanece escondido en este momento – destruyen a Sus hijos. 

Un tercio de la Tierra será destruido mientras los Ángeles derraman fuego desde las cuatro esquinas de los Cielos. 

Entonces muchos sabrán que algo está mal y que eso es debido a la ira de Mi Padre. 

Aunque, todavía muchos no aprenderán. Después del Aviso, muchos se convertirán. Y todavía muchos no lo harán, incluso cuando les sea dada la prueba a todos, del estado de sus almas. 

Ellos aún idolatrarán el falso encanto que creen que la Tierra tiene que ofrecer. Solo que esta vez, sus lujurias y aquellos ídolos materiales que ellos adoran, llegarán a ser aún más obscenos y perversos. Todos sus pecados, visibles a todos aquellos que pueden verlos por lo que son, se volverán tan feos que pocos de los hijos de Dios serán capaces de soportar mirarlos. 

Cada pecado abominable será exhibido públicamente, con desprecio hacia Dios.  

Cada acción degradará al pecador a tales profundidades, que ellos se comportarán como animales. 

Todo respeto por el cuerpo humano desaparecerá y cada lujuria maligna será ostentada para que el mundo vea sin ninguna vergüenza en sus almas. 

Estos son los prisioneros de Satanás. Todos ellos son hijos de Dios pero perderán sus almas para la bestia. 

Los castigos son parte de los planes de Dios para depurar la Tierra, con el fin de purificar tanto al pecador como el suelo sobre el que caminan. 

Solo cuando la Tierra sea purificada podrá Mi Segunda Venida llevarse a cabo. 

Rezad, Mis seguidores, por la valentía y la fortaleza para hacerle frente a estos castigos. 

Nunca debéis temerlos porque vosotros, Mi ejército, rezaréis por ellos, por aquellas naciones, y ayudaréis en la purificación necesaria para la conversión de la humanidad. 

El Sello del Dios Vivo protegerá a todos y cada uno de vosotros.

Es gracias al amor que Mi Padre tiene por todos Sus hijos, que debe castigarlos, porque si Él no lo hace, ellos seguirán hacia adelante, inconscientemente, hacia las puertas del Infierno.  

Vuestro Jesús

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