Santo Evangelio y Lecturas del Día

Lecturas del III Domingo de Adviento «Gaudete»

Señor, purifica mi corazón para que tu Palabra caiga en él y dé Dios por uno

Domingo, 14 de diciembre de 2025

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (35,1-6a.10):

El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa, florecerá como flor de narciso, se alegrará con gozo y alegría. Tiene la gloria del Líbano, la belleza del Carmelo y del Sarión. Ellos verán la gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios. Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes; decid a los cobardes de corazón: «Sed fuertes, no temáis. Mirad a vuestro Dios, que trae el desquite; viene en persona, resarcirá y os salvará.» Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará. Volverán los rescatados del Señor, vendrán a Sión con cánticos: en cabeza, alegría perpetua; siguiéndolos, gozo y alegría. Pena y aflicción se alejarán.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 145,7.8-9a.9bc-10

R/. Ven, Señor, a salvarnos

El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R/.

El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos. R/.

Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R/.

Segunda Lectura

Lectura de la carta del apóstol Santiago (5,7-10):

Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. El labrador aguarda paciente el fruto valioso de la tierra, mientras recibe la lluvia temprana y tardía. Tened paciencia también vosotros, manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca. No os quejéis, hermanos, unos de otros, para no ser condenados. Mirad que el juez está ya a la puerta. Tomad, hermanos, como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los profetas, que hablaron en nombre del Señor.

Palabra de Dios

Aleluya, aleluya, aleluya.
El Espíritu del Señor está sobre mí: me ha enviado a evangelizar a los pobres.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,2-11):

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?»
Jesús les respondió: «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!»
Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: «¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta; él es de quien está escrito: «Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti.» Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.»

Palabra del Señor

COMENTARIO DE BENEDICTO XVI

Aquí el papa Benedicto XVI, en una homilía pronunciada el 12 de diciembre de 2010, nos ofrece una clave de lectura muy profunda. Decía que Juan siente que el mundo «sigue igual», y por eso pregunta. Y añadía algo de enorme actualidad: en los últimos siglos, muchos hombres y mujeres han hecho esta misma pregunta y han concluido: «No es Él; hay que cambiar el mundo de modo más radical».

Así nacieron ideologías, sistemas políticos, proyectos totalitarios y dictaduras que prometían transformar la historia, crear un hombre nuevo, instaurar un paraíso en la tierra. Y hoy sabemos bien cuál fue el resultado: violencia, vacío, destrucción, millones de vidas heridas. No eran ellos.

La respuesta silenciosa de Jesús

La respuesta de Jesús es tan sobria como desconcertante. No responde con un gran discurso. No entra en polémicas. No da explicaciones teóricas ni doctrinales. No menciona el templo, ni la ley, ni los sacrificios, ni el culto oficial.

Simplemente dice: «Ve y anuncia lo que ves y oyes: los ciegos ven, los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, los sordos oyen; los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio».

Jesús no ofrece argumentos, sino hechos. Señala realidades humanas concretas, visibles, tangibles. No presenta signos religiosos espectaculares, sino signos de vida, de dignidad restaurada, de misericordia. Allí donde Él está presente, la vida vuelve a levantarse, los descartados recuperan su lugar, los pobres reciben una palabra de esperanza.

Como explicaba Benedicto XVI, Jesús no hizo una revolución violenta, no cambió el mundo por la fuerza ni impuso un sistema. Hizo algo mucho más profundo y duradero: encendió muchas luces, pequeñas y humildes, que a lo largo de los siglos han ido formando un gran camino de luz. El Reino de Dios no se impone, crece; no domina, sirve; no humilla, levanta.

🏹 Cruzada de Oración 87

Para proteger nuestra nación contra el mal

Oh Padre, en Nombre de Tu Hijo, sálvanos del comunismo.

Sálvanos de la dictadura.

Protege nuestra nación contra el paganismo.

Salva a nuestros hijos del mal.

Ayúdanos a ver la Luz de Dios.

Abre nuestros corazones a las Enseñanzas de Tu Hijo.

Ayuda a todas las Iglesias a permanecer fieles a la Palabra de Dios.

Te suplicamos que mantengas nuestras naciones a salvo de la persecución.

Queridísimo Señor, míranos con Misericordia, por mucho que te ofendamos.

Jesús, Hijo del Hombre, cúbrenos con Tu Preciosa Sangre.

Sálvanos de las acechanzas del demonio.

Te imploramos querido Dios, que intervengas e impidas que el mal devore al mundo en este tiempo.

Amén.

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Vosotros no me conocéis porque no me reconocéis

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹

13 de octubre de 2013

Cuando aquellos de vosotros os sintáis abandonados e inseguros de Mi Amor por el mundo, nunca debéis desistir de clamar a Mí para ayudaros. Vosotros, de vez en cuando, sentiréis una sensación de desesperanza, una sensación de temor y una sensación de soledad cuando os adherís a Mi Santa Palabra, dada al mundo a través del Santo Evangelio. Incluso ahora, mientras que Mi Santo Evangelio todavía es presentado a vosotros, os sentiréis muy aislados, porque pocas personas ponen en práctica lo que les he enseñado a través de Mi Santa Palabra.

Si decís que amáis a vuestro prójimo y luego lo calumniáis, todavía me perteneceréis. Si decís que creéis en los Diez Mandamientos, pero los adaptáis para convenir a vuestros estilos de vida, entonces sois ciegos a la Verdad. Si aceptáis los Sacramentos dados a vosotros a través de Mí, pero los quebrantáis, me insultáis. Cuando predicáis Mi Santa Palabra a otros y luego os colocáis a sí mismos antes que otros, al decir que sois más dignos que ellos, a los Ojos de Dios, me ofendéis. Cuando declaráis que la Palabra de Dios ya no importa más en un mundo moderno y que ésta debe ser adaptada para atraer a un mundo secular, entonces escupís en el Rostro de Dios. Cuando creéis que vuestro conocimiento sobre Mí es superior a Mi Santa Palabra, así como os la doy  ahora a través de estos Mensajes y que hay error contenido dentro de ellos, sois ignorantes de la Verdad. Vosotros no me conocéis porque no me reconocéis.

Así que, incluso aquellos de vosotros que os sentís contentos con vuestra comprensión de Mi Santa Palabra y me rechazáis ahora en esta Misión – me habéis abandonado. Vosotros, especialmente, debéis clamar por Mi Ayuda ya que no sois nada sin mí.

Vuestro Jesús

Leer más: http://m.elgranaviso-mensajes.com/news/a13-oct-2013-vosotros-no-me-conoceis-porque-no-me-reconoceis/

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