Me convertí viendo un exorcismo

Mi conversión no ha sido una cuestión de fe, sino de evidencia.

Nuestro Señor Jesucristo hacía exorcismos en público y muchos se convertían porque expulsaba los DEMONIOS. Es una realidad comprobable la presencia de Satanás en nuestras sociedades. Nuestro Señor Jesucristo se encarnó para mostrarnos las armas necesarias para combatirle.

Sólo hay tres maneras para protegeros del mal

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹

25 de septiembre, 2012 

Mi muy querida hija nunca debes caer en la complacencia y sentir que este trabajo, cuando parece que va bien, será un momento para escapar del azote del maligno. Él está furioso. Él picotea en cada tarea que emprendes, crea problemas y obstáculos que te dejan frustrada e impotente.

Muchísimas personas están ciegas ante el flagelo que el maligno inflige a la humanidad. Debido a que no pueden verlo, no creen que él existe. Aquéllos  que abren el camino hacia él, por medio del pecado y lo permiten dentro de sus almas, encontrarán imposible deshacerse del terrible dolor y descontento que traerá a sus vidas.

Sólo hay tres maneras para protegerse del mal:

La primera es el Sacramento de la Confesión que limpia vuestra alma, si sois sinceros en vuestro remordimiento. Para los no-Católicos por favor, aceptad el Don de la Indulgencia Plenaria en la Cruzada de Oración (24), dada al mundo a través de esta Misión.

La segunda manera es a través de la devoción diaria a Mi Madre, a la que se le ha dado el poder para aplastar a Satanás. Su Santo Rosario es un escudo importante, que  cubrirá a vosotros y a vuestra familia lejos del ojo maligno.

La última es a través del Estado de Gracia, el cual podéis alcanzar mediante la  comunicación regular Conmigo, al recibirme en la Sagrada Eucaristía.

Muchas personas que quieren escapar de las garras de Satanás, y quienes en sus corazones saben que han sido succionados en un vórtice del mal, deben recurrir a Mí y pedirme que les ayude a través de esta Cruzada  de Oración especial (78) Sálvame del maligno:

“Oh Jesús protégeme del poder de Satanás.

Llévame a Tu corazón, mientras que yo me deshago de toda mi lealtad a él y a sus malos caminos.

Abandono mi voluntad y vengo ante Ti de rodillas con un corazón humilde y contrito.

Dejo mi vida en Tus Santos Brazos.

Sálvame del mal. Libérame y llévame a Tu refugio de protección ahora y para siempre.

Amen.”

Vuestro Jesús

Leer más: https://www.elgranaviso-mensajes.com/news/a25-sep-2012/

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