A Fernández le molestan las apariciones marianas —P. Heimerl

El cardenal Fernández suprime lo sobrenatural. Las apariciones marianas deben ser canceladas.

Por el P. Joachim Heimerl

El «Dicasterio para la Doctrina de la Fe» publicó un nuevo documento poco antes de Pentecostés. Es el tercero en el mandato del controvertido cardenal prefecto Fernández y probablemente causará tanto revuelo entre los católicos de todo el mundo como los dos anteriores. – Permítanme que lo diga ahora: poco a poco iría llegando el momento de rebautizar el dicasterio: ‘Dicasterio para la falta de fe’ seguiría siendo el nombre más inocuo.

Pero vayamos por orden: el nuevo documento no suena muy emocionante: ‘Normas para el procedimiento de evaluación de presuntos fenómenos sobrenaturales’.

Sin embargo, lo que se esconde tras este engorroso título es tóxico: sencillamente, trata de las apariciones marianas y de cómo neutralizarlas o borrarlas.

Esto no carece de explosividad, porque innumerables católicos se inspiran significativamente en tales fenómenos en su vida religiosa. Por tanto, es poco probable que el nuevo documento -y sobre todo su aplicación- encuentre un amplio consenso entre los fieles. Y menos aún si se observan las declaraciones que lo sustentan.

El procedimiento es siempre el mismo: el cardenal Fernández da una apariencia de fidelidad a la fe para socavarla. Esto puede observarse en el herético documento de bendición ‘Fiducia supplicans’, así como, algo más sutilmente, en ‘Dignitas infinita’, que trataba de la dignidad humana.

Ahora es el turno de las apariciones marianas, y Fernández señala que se trata siempre de «revelaciones privadas» que no forman parte del depósito de la fe. Está bien, y no es nada nuevo, pero no se trata de eso.

Se trata más bien de algo que ni siquiera se menciona: se trata del hecho de que tales fenómenos simplemente suceden y, sobre todo, del hecho de que son muy inquietantes. No importa si estos fenómenos son históricos y reconocidos por la Iglesia, como en Lourdes (1858) y Fátima (1917), o actuales, como en Medjugorje (desde 1981).

Pero ¿a quién molestan exactamente estos fenómenos?

Ciertamente no a los millones y millones de peregrinos que experimentan la gracia, la conversión y la curación a través de ellos. Pero sí molestan a todos los que ya no creen en Dios y especialmente a los que ocupan altos y elevados cargos eclesiásticos, a saber: Fernández y asociados.

Los que quieren construir una Iglesia «sinodal», artificial y falsificadora de la fe según sus propias ideas, no ven ningún sentido en las apariciones marianas. Al fin y al cabo, señalan a Dios como Señor de la Iglesia como signo de exclamación; y nos recuerdan que sólo estamos comprometidos con ÉL y con SU revelación final. – Pero esto es a menudo lo contrario de lo que el Cardenal Fernández enseña en nombre del Papa.

Resumiendo: las apariciones marianas no pueden ser utilizadas para la propaganda de los ‘reformadores de la Iglesia’ sinodales y, por tanto, deben ser relativizadas

Por esta razón, las nuevas «normas» certificarán como mucho la inocuidad de tales fenómenos en el futuro, pero ya no -como antes- su carácter sobrenatural. Es decir: la Iglesia, como mucho, pone un signo de interrogación sobre todo lo sobrenatural y, básicamente, deja las cosas como están.

Por supuesto, esta regulación también afecta indirectamente a los fenómenos ya reconocidos, porque la señal de las «normas» es clara: no hay afirmaciones fiables sobre lo sobrenatural.

Este punto de vista es escandaloso y también herético, porque niega indirectamente a Dios mismo o, al menos, su poder de intervenir en nuestra presencia.

En este sentido, el nuevo documento va mucho más allá de las apariciones marianas. Arroja una luz significativa sobre el desequilibrio actual de la Iglesia, en la que la fe sobrenatural ya no desempeña ningún papel.

Los documentos «Fiducia supplicans» y «Dignitas infinita» ya lo han demostrado. Y el «Sínodo mundial» no sirve para defender o profundizar el depósito de la fe, sino para adaptarlo al espíritu de los tiempos.

Para que esto funcione, se recurre a un truco comúnmente llamado en el lenguaje sinodal: ‘Conversación en el Espíritu Santo’: se trata de escuchar al ‘Espíritu Santo’ y lo que -supuestamente- dice a la ‘Nueva’ Iglesia.

¿No es estupendo? Porque aunque el Espíritu Santo hablara realmente al Sínodo, sería uno de esos ‘fenómenos sobrenaturales’ que las nuevas ‘normas’ niegan.


El resultado sería algo que según la doctrina de la Iglesia no existe, es decir, una nueva revelación de Dios que ya no se corresponde con la anterior.

Así que permítanme decirlo de forma sencilla: los supuestos «fenómenos sobrenaturales» ahora sólo se aceptan si se corresponden con la agenda políticamente destructiva del Papa para la Iglesia. Todo lo demás -y esto incluye también las apariciones de la Santísima Virgen María- se considerará en el futuro, en el mejor de los casos, «inofensivo» y, por tanto, carente de sentido.

Sin embargo, hay un problema: incluso si las apariciones son «revelaciones privadas», Dios siempre ha estado feliz de hablar y guiar a su pueblo, porque sólo Dios es el Señor soberano de la Iglesia y no Francisco o incluso Fernández.

Las nuevas ‘normas’ no pueden impedirlo, por lo que es posible que pronto sean superadas por el cielo. Dios mismo o la Santísima Virgen María no necesitan una cosa: el reconocimiento del `Papa´ o de su prefecto de la fe.

El ejemplo más famoso es el milagro del sol en Fátima, que tuvo lugar el 13 de octubre de 1917 ante cien mil personas: este milagro fue tan sobrecogedor y tan evidentemente sobrenatural que el reconocimiento de las apariciones por parte de la Iglesia se quedó en una formalidad posterior.

Incluso hoy podemos estar seguros: la Santísima Virgen, que aplastó la incredulidad de los comunistas portugueses, también destruirá la nueva incredulidad en la Iglesia; Francisco y Fernández pueden experimentarlo mientras aún estén en el cargo. 
– Después de todo: en Medjugorje se anunciaron diez secretos para un futuro próximo, que se revelarán al mundo tres días antes de que sucedan.

Y también en Garabandal (1961-65), la Santísima Virgen predijo una vez un Aviso, luego un Milagro y finalmente el Juicio.

Por cierto, todo esto se supone que tendrá lugar después de un acontecimiento desconocido en el lenguaje eclesiástico de la época, ¡a saber, después de un importante «sínodo»!

Por lo tanto, la vida útil de las nuevas «normas» podría ser muy corta; la de la «iglesia sinodal» infiel y la del «sínodo mundial» también. – Ya lo veremos.

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ReligiónLaVozLibre

Madre de la Salvación: Yo fui enviada como Su mensajera a través de todas las épocas

Mensaje del Libro de la Verdad 🏹

9 de diciembre 2014

Yo soy la Inmaculada Virgen María, la Madre de Dios, y vengo a revelaros el propósito de mi misión en la tierra.

 Yo soy la esclava del Señor y fui nombrada por mi Padre Celestial para llevar en mí a Su Hijo, Jesucristo, el Salvador del mundo. Apenas fui llamada a cumplir su Santísima Voluntad, a través del nacimiento de Su Hijo Unigénito, que fue enviado para dar la Vida Eterna a todos Sus hijos, se me dio la labor de ser Su mensajera a través de todas las épocas. Fui enviada como Su mensajera para revelar los misterios de Su Reino Celestial y en todo momento vine en Su Santo Nombre para impartir mensajes importantes para el mundo. No he venido por derecho propio, porque nunca he recibido esta autoridad. Vine en el Nombre de Dios, como su leal servidora, para la Gloria de Dios, para que Él pudiera llamar a las almas a Su Divina Misericordia. Ahora vengo de nuevo en esta, la última Misión, autorizada por la Bendita Santísima Trinidad, para la salvación de las almas.

He desempeñado un papel importante en la Venida del Mesías, la primera vez, y vengo finalmente como Su santa mensajera en estos, los tiempos del fin, antes de que Él, mi Hijo, se manifieste en Su Segunda Venida.

A lo largo de los siglos, cuando me manifesté en las apariciones de la Tierra, una señal fue dada al mundo. En muchos casos, revelé profecías importantes a través del don de locución interior, pero, en algunos casos, no se dijo nada en absoluto. En lugar de ello, una señal fue dada y los bendecidos con discernimiento entendíeron qué era lo que Dios quería que Sus hijos supieran. Es a causa de Su gran generosidad que Él autorizó estas Intervenciones Divinas porque Su único Deseo era salvar almas.

Mi Padre Eterno, Quien creó todas las cosas de la nada, intercede solo cuando Él lo desea para rescatar a Sus hijos de las decepciones, que son plantados en sus corazones. Es cuando el maligno crea el caos, que Dios siempre interviene para abrir los corazones de Sus hijos al Gran Amor que Él tiene por cada uno de ellos. Aceptad esta misión, queridos hijos, con agradecimiento y dad gracias a Dios por Su Gran Misericordia, sin la cual se perderían muchas almas.

Vuestra Amada Madre

Madre de la Salvación

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